One-Shot #7

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Título: "Pelirrojo"

Palabras: 903

Advertencia: Solo que los sucesos son en el año de 1946 y 1949 y la villana en este one-shot, Martzia, es creado por marvelassemble

by: marvelassemble

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Los Ángeles, 1946.

Eran las veintidós horas con tres. La agente Carter con una patada abre una puerta y corría con su pistola persiguiendo a la persona que poseía algo que no debía tener.

Estaban en una fábrica de cerillos abandonada exactamente en el segundo piso. Carter no permitiría que esa persona se salga con la suya. No lo haría.

Para cuando las piernas de la agente se estaban cansando, ella acorraló a la persona en un camino sin salida. La tenía atrapada.

—No tienes salida ahora, Martzia —dijo la agente Carter tratando de conseguir oxígeno por tanto correr—. Dame esos planos.

—No querida. No lo haré. —La mujer de pelo rosa sonrío.

—No importa cuanto corras, al final del día te tengo que quitártelo.

—Bueno, tenlo —aceptó la villana.

Ella se lo iba a dar, pero lo aventó quedando al otro lado del camino. La británica vio esos planos que se encontraban al otro lado. Cuando la castaña volteó, la de cabello rosa desapareció.

Aceptando la situación, la dama rescató esos planos y corrió a la salida más cercana no sin antes escuchar el llanto de un bebé.

Provenía de una habitación donde solía ser la oficina del dueño del lugar. Al oír los gritos, ella se acercó al origen del ruido, abrió la puerta y evidentemente, ahí estaba un bebé pelirrojo sobre el escritorio envuelto en una manta blanca. Peggy lo observó y le acarició la frente por un segundo.

Carter se lo llevó a sus brazos y corrió con los planos en busca de una salida. Al ya salir, el lugar explotó. A su suerte, salieron ambos con vida.

El niño lloró más fuerte y ella se lo llevó más alejado del edificio hasta que llegarán los otros agentes, Howard Stark y el señor Jarvis.

(...)

—¿Le gustaría café? —preguntó Jarvis a Carter con un vaso desechable de café mientras que Carter le dijo un "No, gracias."

Peggy estaba envuelta en una manta al igual que el niño que estaba en sus brazos. No dejaba de ver al pelirrojo dormido.

—No sé nada al respecto de él, pero estaba ahí este bebé, Jarvis —contó ella—. Creo que Martzia me puso una trampa para que yo me acercara, luego explote todo y muera. Por suerte lo oí a tiempo y lo pude rescatar.

El mayordomo se sentó a su lado viendo al hombrecito que tiene no más de un mes.

—Es muy pequeño. Si tan sólo pudiera tener un hijo como él, mi esposa y yo seríamos muy felices. —Jarvis pensó. Él siempre soñaba con tener un hijo o hija con su esposa, pero siempre les ha sido difícil conseguir niños.

(...)

Semanas han pasado y ninguna familia ha buscado al pequeño llamado Thomas. Se llama Thomas debido a un medallón que tenía su nombre en su muñeca que encontraron el día que Peggy lo encontró.

—¿No hay noticias de los padres del niño?—preguntó Howard Stark a Peggy Carter en el sótano cuando trabajaban en un nuevo invento de él.

—No, ninguna persona—contestó ella mientras le pasaba una herramienta.

Jarvis estaba en la cocina haciendo aperitivos para ambos pensando en ese bebé. Lo quería adoptar junto con su esposa, Ana. Ambos lo hablaron antes y lo querían hacer. No les había dicho a Carter y a Stark pero ambos fueron al orfanato donde se quedaba ese bebé para adoptarlo porque nadie ha ido por ese niño.

—Pero, me dijeron que una pareja lo quería adoptar y les darán la oportunidad hasta que encuentren a los padres biológicos— continuó contestado Carter.

—¿Quiénes?

—El señor y la señora Jarvis.

(...)

Los Ángeles, 1949.

Era casi el fin de la década de los cuarentas, una nueva iniciaría, pero antes de eso, los Jarvis, los Starks y Carter estaban en la residencia Stark en Los Ángeles. Todos ellos estaban en el jardín que tenía una alberca.

En los tiempos anteriores, Howard solía hacer fiestas en el verano con mujeres hermosas, pero cambió. Ahora él tenía su esposa Maria y Edwin Jarvis tenía a su hijo adoptivo de cabellos rojos (Thomas) con Ana.

Nunca aparecieron los padres del pequeño y por eso mismo ambos pudieron adoptarlo.

Thomas estaba en la alberca nadando con ayuda de un flotador y la pareja Edwin y Ana contaban la historia a Maria. Thomas no los podía escuchar por estar lejos de ellos.

—Yo le dije a Edwin: "No hagas promesas que no puedas" pero esta vez fue una excepción. —Ana sonrío bebiendo su limonada—. Yo estaba muy feliz el día que Edwin cumplió su promesa que era en que lo podíamos adoptar. —Ambos Jarvis se agarraron de la mano—. Thomas era muy pequeño en mis brazos y su cabello rojo era como el mío. Siempre me ha dado miedo en cómo reaccionaría al enterarse que él es adoptado. Tardaría en darse cuenta porque él y yo tenemos pelo rojo, pero como quiera.

Jarvis agarró la mano de su esposa y le dio un beso en sus nudillos.

—Él debe de enterarse, no hoy pero en un futuro—platicó Peggy—. Ana, él entenderá el porque lo hicieron. Será agradecido por tener una familia que lo quiera.

Todos se pusieron felices y para ese momento el niño llegó y Peggy lo ayudó secarse con una toalla. Peggy era su madrina y él la quería mucho, pero nada que ver el amor que Thomas le tenía a su madrina comparado al de sus padres.

Peggy Carter FactsWo Geschichten leben. Entdecke jetzt