Capitulo 18-Bonita suerte la mía

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Ella se sentó a mi lado y me escuchó atenta mientras le contaba todo, desde que fui al doctor y me dijo que iba a morir hasta mi pequeña discusión con Guille. Cuando le conté lo de mi enfermedad ella no pudo evitar algunas lagrimas y cuando le conté lo de la lista rió de mis ocurrencias.

Pero tenia once años ¿Que quería? —creo que te enamoraste de Guille muy rápido... Pero no te puedo culpar —bajó la cabeza como si estuviera avergonzada —yo estuve enamorada de él dos años completos y sé muy bien como es caer ante sus encantos. —¿Qué? ¿En serio? —le pregunté asombrada— pero... —no te preocupes, ya lo supere, gracias a dios —me miró a los ojos y sonrío —es que... Es tierno con las chicas y muy atento, enamorarse de él es como... No lo sé, una etapa por la que pasan todas las chicas que lo conocen —pero no eran amigos en el instituto ¿Cierto? Porque en la tienda parecía que ustedes solo se habían visto algunas veces —no éramos amigos. Mi amor era de lejos... Cuando entré a Monttemery Guille iba en segundo año y su grupo tenia que ir a presentarse con nosotros y socializar, Guille se presentó conmigo y hablamos como media hora, me gustó desde que lo vi por primera vez, pero luego se portó tan dulce conmigo que me ilusioné demasiado con él, siempre lo veía de lejos y chocaba con él a propósito en los pasillos —paró un segundo y rió —me siento patética ahora, pero te entiendo y más entiendo tu odio hacia Emma, deberías de haber visto su nariz antes de la operación plástica ¡Parecía bruja! —ya decía yo que esa nariz no era natural —reímos— ¿Guille y ella se conocen desde hace mucho? —no, ella entró en tercer año con Guille y desde siempre, desde el primer maldito día estuvo detrás de él, por supuesto yo la odié desde el primer segundo que la vi, siempre fue tan... Agh, superficial y hueca que aunque no conociera muy a Guille no podía entender que él, siendo como es, se interesara realmente en ella. —demonios, yo tampoco lo entiendo, siempre dice que le gustan las chicas sencillas y simpáticas y de pronto lo veo con esa malparida —lo que pasa es que Emma es una zorra y Guille a fin de cuentas es hombre y se deja llevar por lo fácil, tuvo sexo con él en la primera cita ¡Es tan desagradable! —¿Que? —pregunté sin aliento, seguramente con una cara de "dime-que-eso-fue- una-asquerosa-mentira-mi-niño-es-un-maldito-ángel" y con el pecho encogido. Nunca me había puesto a pensar en eso pero... No me esperaba descubrir así, tan de golpe, que no era virgen. —No me digas que pensabas que Guille era virgen, yo sé que tiene una carita de santo, pero también tiene su lado... —yo negué. —nunca me había puesto a pensar en algo así... Pero no sé, daba por hecho que él era virgen y... —suspiré— ¡Ni siquiera son novios! —solo tienen sexo casual de vez en cuando, supongo —se encogió de hombros. Como si el hecho de que el amor de mi vida y una zorra española tuvieran sexo casual de vez en cuando fuera cualquier cosa. ¡No era cualquier cosa!

—espero que Guille se aguante las ganas porque no me agradaría estar en su departamento y que llegara ella y... —te tendrías que tapar los oídos —por mi propia inocencia —reímos y traté de alejar mis pensamientos de Guille haciéndolo con Emma— ¿Tú eres virgen?

—no —contestó luego de unos segundos. Su cara se cubrió de un dulce tono carmesí— perdí mi virginidad con mi novio cuando cumplimos cinco meses ¿Tú lo eres? —yo asentí— disculpa si esto suena grosero o algo pero... ¿Piensas morir virgen? —no lo sé —nos quedamos unos segundos calladas. Otra cuestión que nunca me había planteado— supongo que sí, porque no creo conocer a alguien y tener la confianza suficiente como para llegar a hacer eso —pues vives con Guille y él tiene fama de tigre —bromeó. Solté una carcajada. —claro...¿Guille y yo juntos de esa manera?... Eso nunca va a pasar —quien sabe, si yo fuera tu aprovecharía —me aconsejó— digo, eres muy hermosa y no creo que Guille se resista a ti si un día decides... Seducirlo. —nunca me atrevería a seducirlo, Claudia, ni sabría como hacerlo —su celular sonó y leyó el mensaje que le llego. —demonios, me tengo que ir, ya se me esta haciendo tarde —fue genial hablar contigo, ya necesitaba descargarme —ella se levantó y sacudió su trasero. La imité y nos despedimos con un beso en la mejilla. —estaré ahí para lo que necesites, te mandaré un mensaje para que guardes mi numero —claro, nos vemos —ella se fue por la calle del edificio de Guille y se me perdió de vista.

Suspiré y empecé a caminar apresuradamente de regreso al departamento, ya estaba obscuro y me estaba dando miedo. Estuve platicando mucho tiempo con Claudia, como dos horas, y me sirvió mucho, me abrió los ojos.

En realidad Guille  no era virgen y bueno, ya tenia 18 años no era que me esperaba que fuera un santo pero... No lo sé, descubrirlo fue impactante. Caminé un par de metros hacia el edificio y justo cuando estaba en la entrada vi un gato conocido gris con los ojos amarillos.

—¿Trotu? —le pregunté a la gata como una loca mientras me acercaba a ella. ¿Como demonios se había salido? La gata me vio y me enseño sus dientes afilados para después salir corriendo del edificio mas rápido que flash.

Debí haber dejado que se fuera, pero no lo hice.

Corrí como desquiciada hasta llegar a ella, se había metido por una calle solitaria y continuó escapando de mí unos metros mas, se metió entre varias calles y yo no puse atención del camino solo por no perderla de vista –primer error– la mugrosa gata hija de puta corría como si no hubiera un mañana y a mi ya se me estaban cerrando los pulmones, sin aviso alguno la cabeza me empezó a dar vueltas y de pronto empece a ver borroso.

La gata subió a un árbol corto, yo aproveché la pausa para poder tomar aire y tratar de tranquilizar mi cabeza, pero de pronto empezó a punzar demasiado fuerte y me mareé. No me había pasado algo así nunca y esperaba que no me diera un ataque de asma en ese momento porque no traía mi inhalador y no me quería morir en un callejón obscuro, donde algún loco podía violar mi cuerpo muerto.

Cuando me recompuse un poco mire a mi al rededor y me di cuenta de que no tenia ni puta idea de donde estaba parada. —mierda —murmuré asustada.

Miré a la gata que posaba arriba del árbol y la maldije en silencio. Ella pareció escuchar mis pensamientos y decidió que mi vida no estaba lo suficientemente jodida, ella quería hacerme un poco mas miserable. Bajó del árbol y me acerqué rápido para agarrarla, pero la maldita era veloz y se alejó de mi de nuevo

—no me harás esto de nuevo, mugrosa No sé de donde saqué la fuerza y la velocidad pero corrí y me agaché, como si supiera lo que hacía, para tomarla –segundo error– no calculé bien, tomé a Trotu entre mis brazos y caí rodando en el piso mojado de la manera mas dolorosa y poco glamurosa que te puedas imaginar. Se me rasparon todas las piernas. Me quedé un momento tirada en el piso sucio de una calle sola y desconocida, de un país desconocido, aprisionando a una gata entre mis brazos que me arañaba con fuerza, maldiciendo mi vida muchas veces, entonces empecé a llorar de la desesperación y me levanté tratando de recordar el camino. Guille seguramente estaría furioso y desesperado y yo no sabia que hacer, opte por salir de esa calle y actuar normal. Si, yo estoy por España caminando con mi gata normalmente, ella solo me esta mutilando los brazos porque así muestra su cariño. Yo me sé perfectamente el camino de regreso a casa y no estoy asustada de nada.

Vi de lejos el Retiro y se me ocurrió la grandiosa idea de caminar hacia él y seguramente estado ahí recordaría el camino de regreso a casa –tercer y peor error– así que caminé con mucha confianza y con muchas ilusiones entre calles que no recordaba haber pisado nunca hasta llegar ahí.

La gata me arañaba salvajemente pero mis brazos como que ya se habían dormido, me estaba muriendo de frío y las piernas me sangraban por las raspaduras, la verdad era que cualquiera que me viera por las calles juraría que soy una vagabunda loca y desesperada. No me sorprendería que alguien extendiera su mano hacia mí con mucho asco y me diera dinero.

Tardé más de media hora en llegar al parque, no sabia si España era una cuidad segura, pero esperaba con todas mis fuerzas que sí. Entonces cuando por fin llegue al lugar donde nos habían tomado la foto me di cuenta de que todo el maldito camino, en lugar de haber puesto atención al camino, me fui tonteando con Guille y pensando en él y en toda su perfección, así que seguía sin tener una idea de como regresar.

Me senté en una banca con mis sueños rotos, mis ilusiones muertas y con un montón de ideas acerca de como me iban a matar, sin soltar a Trotu, dios, casi no podía respirar y mis piernas me dolían, la cabeza no me había dejado de punzar y estaba perdida en España. Bonita suerte la mía.

The Perfect Bucket List(ADAPTADA)(Willyrex y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora