Capítulo 1: Esto no puede estar pasando

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Pasaron 2 días desde que desperté con la noticia del secuestro de Thomas. No era posible que volvieran a empezar este tipo de situaciones en mi vida.
Era extraño seguir despertando en la habitación sin él y no sentir un motivo para levantarme ni seguir. Thomas estaba secuestrado. No había dormido ni comido desde aquel terrible día y la depresión me consumía con el pasar de las horas. Por fin, después de un rato decidí levantarme de la cama para sentarme en el sillón y tener otra postura que no me adormeciera los músculos. Ver a Nina dormitando en la cama, respirando ligeramente alterada me revolcó el estómago; tardé casi tres horas intentando calmarla hasta que por fin cayó profunda. Cuando tomé fuerzas para ponerne de pie fui sigilosamente a la cocina a servirme una enorme taza de café. Odiaba tanto esa bebida, pero me mantenía despierta y sentir su sabor era tener algo de Thomas en las mañanas; él amaba beber una taza de café matutina y hacía bastante bien recordar el sabor de sus besos cuando regresaba a la cama después de tomar unos cuantos sorbos de su café. Las lágrimas pronto comenzaron a brotar, sentía los ojos hinchados; tanto que resultaba algo doloroso continuar llorando, era más difícil parpadear y el vacío golpeaba mi corazón y lo llenaba de desesperanza.
Tenía cientos de policias buscándolo, pero en el fondo de mi corazón sabía que no era suficiente. Para Thomas no lo fue y gracias a él yo estaba viva.
Tenía que hacerlo, debía hacerlo y estas palabras perforaban con fuerza mi mente obligándome a no pensar en otra cosa que no fuera esto. Estuve en el papel de víctima en otras ocasiones y ser heroína no resultaba tan fácil como esperaba.
Al terminar mi café decidí tomar una ducha para intentar calmarme y sentir que el tiempo pasaba para poder despertar a Nina y buscar a William. Lo necesitaba más que nunca, necesitaba contar con su apoyo e idear una manera, un plan, lo que sea para encontrar a Thomas. Pensar en el dolía cada vez más y era imposible no llorar.

Debía ser fuerte, por Nina. Y tener fe que Thomas regresaría sano a casa y lo más pronto posible. Lo peor de esta situación es que la vida sigue corriendo como so nada, el reloj aún contabiliza los segundos que pasan a mi alrededor y todo esto se siente como un tren sin paradas y no tengo como bajarme y detenerlo por un momento mientras todo esto se calma. Los medios de comunicación no ayudaban en lo más mínimo publicando no solo la terrible noticia de la desaparición de Thomas sino chismes, comentarios lascivos sobre el futuro de las empresas, que haré yo y si seré capaz de continuar en su ausencia.

Yo también me preocupaba por lo mismo, y sinceramente en este punto de mi vida, lo único que quiero es meterme debajo de una piedra y desaparecer de todo el mundo, pero a la vez no estaba bien, debía continuar; era lo que Thomas hubiera querido...mierda, ahora hablo de él como si hubiera muerto.

Salí de la ducha y me vestí con una falda azul oscura y una blusa blanca. Envié un mensaje a William pidiéndole que me recogiera para ir a la empresa y retomar mis labores, no sería todo el día ya que debía atender a Nina. La dejaré mientras tanto con la señora Beckett. Arreglé mi cabello y besé en la frente con suavidad a mi pequeña hija. Verla dormir hacía que mis ojos se aguaran nuevamente. Me dirigí a la salida recomendándole todo lo necesario a Lizzy y salí del apartamento.

En el ascensor no podía verme durante un largo tiempo al espejo porque aquella figura pálida, más delgada de lo usual y escuálida no me resultaba nada familiar y aborrecía recordarme en aquel estado. Al abrirse las puertas Will se encontraba frente a la puerta del auto presto a acompañarme.

-Kiara- dijo al verme con una mirada de soslayo intentando decirme cualquier cosa pero su boca no se abría.

-Vamos Will, no quiero pronunciar palabra alguna.
Subí al auto y Will a mis espaldas cerró la puerta. Me sobresalté al oir el sonido del golpe de la puerta. Debía calmarme, dirigí mis dedos a las sienes intentando disipar la migraña que se aproximaba; cerré los ojos y de inmediato comencé a pensar en Thomas lo que prvocó que mi respiración se acelerara considerablemente hasta el punto de hiperventilar.

-¡Basta Kiara!- Sentí las gruesas manos de Will en mis muñecas sacándome del trance en el que estaba. Abrí los ojos sin dejar de llorar. -No tienes porqué volver aun si no quieres.

-Will debo hacerlo, debo continuar en el trabajo; necesito saber que al menos algo es normal en mi vida.

-No tienes que empezar hoy, Nina te necesita Kiara, no puedes derrumbarte.- Tomó un pañuelo del bolsillo de su traje y me lo dió para secar mis lágrimas. -Kiara, si quieres puedes ir mañana, sabes que se harán cargo de todo.

Cerré los ojos e intenté apaciguar mi mente, era horrible tener la sensación de que mi mente no dejara de reproducir en mi cabeza cientos de imágenes, sonidos y cuanta cosa pudiera para aumentar mi ansiedad y hacerme perder el control de mi misma. El auto, la silla donde estaba sentada perdían importancia en mi mente ocupada haciéndome respirar agitadamente de nuevo. Esta vez, el sollozo se hizo más fuerte y la necesidad de inhalar bocanadas de aire se daba con mayor frecuencia; podía sentir mis pulmones hincharse al inhalar, pero sentía la ausencia del aire en ellos.
En ese momento sentí un ligero apretón acompañado de una temperatura ajena; Will estaba dándome un abrazo y su calor corporal me sacó de mi ensimismamiento. Hundí mi cabeza en su pecho mientras que mi respiración se igualaba a la suya. Era reconfortante sentirme resguardada en sus brazos pero a la vez era ridículo sentir que tenía que ser protegida de mí misma.

No sé cuanto tiempo pasó entre los brazos de Will, pero cuando sentí la fuerza suficiente de soltarlo pude ver en su rostro que estaba preocupado pero aliviado al haberme hecho sentir mejor.

-Ven, creo que puedo hacer algo para que te sientas mejor, al menos por un rato.

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⏰ Última actualización: Feb 10, 2019 ⏰

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