Cap. 7

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Decir que se estaba aburriendo era poco, ¿Cuándo dejarían de hacerle preguntas sobre donde estuvo y que le había pasado?, ¡como si eso les hubiera quitado el sueño hace 10 años!, pensó rodando los ojos aburrido.

¡Y ni siquiera le habían dejado presentar a sus guardianes en todo ese tiempo!, grito en su mente desesperado a punto de cometer una locura.

Sus guardianes notaron su molestia y sonrieron nerviosamente, no era bueno que su jefe se molestara, recordaban la última vez que eso paso... toda una familia destruida por tratar de matarlo cuando estaba comiendo sus adorados dulces.

Se miraron entre ellos un momento para finalmente mirar a Mukuro, este solo asintió dándoles vía libre para que domesticaran un poco a los Vongola.

Pronto en la habitación se sintió una enorme sed de sangre que provenía de los guardianes de Tsuna. Todos se silenciaron por el miedo, no era muy alentador ver todo un lado del salón con un aura oscura emanando de los invitados, mucho menos cuando todo lo que se puede ver desde ese lado son los ojos de estos centellando siniestramente.

-¡podrían cerrar sus malditas y asquerosas bocas!-les pidió "amablemente" el oji magenta, aunque en ese momento se veían de color índigo.

Muchos tragaron nerviosos, la presencia del chico imponía y aterraba. Mukuro incluso sintió lastima por ellos...

¡Mentira! Se estaba divirtiendo de lo lindo al verlos temblar.

Tsuna por su parte se mantenía con sus ojos cerrados, dejaría que su guardián se encargara de crear silencio mientras él se calmaba contando los dulces que se comería una vez volviera a su mansión.

-¡sus estúpidas preguntas de mierda están molestando a mi lindo y dulce jefe!-siguió intimidándolos, Lambo y Dino ya estaban a punto de salir corriendo del miedo.

Al ver que ya todos se habían quedado callados el aura negra se retiró al igual que la sed de sangre, incluso podían jurar que los ojos de esos chicos ya no brillaban tanto.

-jefe, ya puede proseguir-informo sonriéndole tranquilizadoramente a Tsuna quien abrió los ojos. A todos les resbalo una gota de anime al ver el rápido cambio de personalidad del chico, ¡¿acaso era bipolar o que mierda?! Se preguntaban todos.

-gracias Uro-agradeció a su guardián dándole una sonrisa que lo dejo en las nubes, los demás suspiraron pesadamente, siempre era lo mismo con ese.

-no se preocupe jefe, después de todo haría cualquier cosa por usted-le restó importancia volviendo a su puesto con una sonrisa que les causo escalofríos a muchos.

Tsuna lo miro no muy convencido, tendría que tener cuidado de no quedarse solo algún día con él, algo le decía que no saldría muy bien parado si eso llegara a pasar.

-volviendo al tema principal-retomo la reunión Tsuna-y no hablo sobre mí y sus preguntas existenciales que ni me importan-aclaro al notar que Dino iba a abrir la boca-creo que Vongola ha perdido los modales-soltó duramente haciendo que algunos lo miraran mal.

-¡¿a qué te refieres basura?!-exigió Xanxus molesto levantando una de sus pistolas que apuntaba a Tsuna, pero rápidamente tuvo que bajarla cuando el mismo se vio apuntado por seis pistolas.

-agradecería que no me apuntara con eso Xanxus-san-lo miro calmado aunque la sonrisa que poseía era burlesca-porque ellos no dudaran en apretar el gatillo-aseguro, Xanxus prefirió guardar silencio, la sonrisa de esos chicos no le agradaban-aunque el tridente llegaría más rápido que las balas-agrego mirando detrás del jefe de los Varia.

En ese momento se dieron cuenta que Mukuro no estaba en su lugar sino que detrás de Xanxus con el tridente listo para perforarle el cráneo. ¡¿En qué momento se había movido?!

El Cielo DestruidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora