2. Cuando los recuerdos y el presente se mezclan

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La pelota había salido del área por su culpa, así que debía ir a recogerla a dónde quiera que se haya ido y eso le exasperaba de una manera increíble, para empezar, él odiaba jugar fútbol, no sabía ni siquiera porqué estaba corriendo tras la pelota como un bobo. Soltó un suspiro y corrió en busca del balón hasta que llegó a una jardinera donde se encontró a un chico de cabellos azules y piel pálida que con su dedo movía el balón de un lado a otro. Había visto a ese chico una vez, de hecho, estaba en su misma clase pero los recuerdos acerca de él le resultaban borrosos. No destacaba mucho y por eso le olvidaba, pero bueno, Karma olvidaba todo.

   —Hey, amigo —lo llamó y Nagisa alzó la cabeza y mirada. Intercambiaron miradas por unos segundos. Nagisa estaba que no se lo creía, tenía frente a él a su platónico. Nadie sabía que Karma Akabane era su platónico, ¿por qué deberían de hacerlo? Él odiaba a todos. Bueno, a todos menos a Karma, el cual era etiquetado como un maldito delincuente sin modales. Nagisa sabía que no lo era, él estaba completamente seguro que Karma era un ángel disfrazado de demonio que rondaba por ahí cumpliendo deseos y ayudando a quien pudiera, como a él aquella vez que casi era atropellado por un conductor ebrio y Karma se lanzó sobre él para que no fuese arrollado. Para Nagisa, Karma era más que un héroe, Karma lo era todo.

   —¿Sí? —preguntó con un hilo de voz y las mejillas ardiendo. Karma estaba muy confundido ante la reacción del chico.

   —¿Me la podrías devolver? —Y señaló el balón, Nagisa miró el objeto y asintió con lentitud, para luego empujarlo y hacerlo rodar hasta llegar a los pies del pelirrojo—. Gracias —dijo Karma y se alejó corriendo con el balón en las manos.

Estaban en el frío callejón que había a un lado del restaurante. Karma tenía acorralado a Nagisa en la fría pared y lo besaba pasionalmente. Nagisa, deleitado, correspondía el beso con el mismo fervor que el primero. Había esperado eso desde hacía ya muchos años atrás. No iba a desperdiciar aquella oportunidad, claro que no lo haría.

   Se separaron luego de un rato por falta de aire y Karma acarició la mejilla de Nagisa, del bello Nagisa del cual se enamoró en tercer grado de preparatoria y lo miró a los ojos, a aquellos ojos azules que eran más como dos grandes zafiros. Eran realmente hermosos.

   Nagisa estaba emocionado y feliz. No había cosa más hermosa que esa, pero al sentir la mano de Karma sobre su mejilla, algo frío le hizo estremecer. La alianza, la había olvidado por completo.

   Karma iba a devorarle los labios de nuevo pero se vio detenido por el más bajo, ya que le tomó de los hombros y lo apartó rápidamente de él al ver las intenciones de éste.

   —No... podemos —murmuró con tristeza. Karma rodó los ojos. ¿Y ahora por qué le salía con eso? Era más que obvio que lo deseaba tanto como él.

   —Claro que sí —dijo el pelirrojo y acunó el rostro del Nagisa entre sus manos—. Podemos y queremos —señaló. Nagisa quitó las manos de los hombros del pelirrojo y éste se abalanzó sobre él una vez más.

   Sus labios se fundieron y, ésta vez, Karma introdujo su lengua dentro de la boca de Nagisa, provocando que el de menor estatura se estremeciera y deseara su cercanía aún más. Poco a poco aquel acto iba haciendo estragos en los cuerpos de ambos. Estaban excitados a más no poder, era momento de pasar a la siguiente fase.

   —Vamos... —susurró Karma sobre los labios de Nagisa y lo tomó de la mano, guiándolo a un lugar donde pudieran entregarse en cuerpo y alma.

    Probablemente Nagisa se arrepentiría de esa decisión la mañana siguiente.

Hotel ❝Karmagisa❞Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum