El tedio es una criatura...

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  El tedio es una criatura que no debe ser nombrada, pero sí sufrida. Mis pupilas, carentes ya de lucidez, se cierran ante su magnate presencia, y las cortinas que amenazaban con cubrir lo que yo soy, caen por su propio peso. Un bostezo bestial e infinito expulsa a la sonrisa de una patada y se instaura en mi boca como el más vil de los parásitos, que poco a poco succiona la energía vital que antes orgullosa se posaba en mi espalda. Aún en este deplorable estado, pregunto si habrá cura, ¿dónde está la pradera con el afamado polen, que nutría a las abejas de los alegres pensamientos? Ni el agua, ni el sol, ni el más aguerrido intento de salvación lograron desprender la ceniza que tú, engañoso, creaste con aquellas asquerosas palabras incendiarias. Y por si no bastara, ¡maldita eficacia la tuya! Tu voz hace eco en el páramo, y el viento que engendra levanta graciosamente las semillas, para que los rencorosos cuervos, entre gritos de histeria y maldad, devoren cada posibilidad de ser feliz. ¡Tan misericordiosas son las mascotas del Diablo! Y tan bueno él, que te las presta. Amigos son uno del otro, se metió en las blancas telas de nuestro nido, bebió de ti, jugó contigo y en mitad de la noche rieron, par de enfermos, por la torpe desdichada que se hallaba lejos, muy lejos dormitando confiada. ¡Jamás ese error será cometido de nuevo! Observa con atención, ha comenzado a crecer la hiedra...  

Redacciones: Los suspiros moribundos de una mujer.Where stories live. Discover now