Parte I

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Nadie nunca se lo preguntaría, y quizá era por eso que noche tras noche, desde hace tres años, Louis se dormía pensando en ello, en cómo le rompieron el corazón un día antes de que se enamorara. Y en realidad era una hipocresía, porque no solamente lo pensaba antes de dormir, aunque ahí era cuando más dolía y más lo necesitaba. Pero también lo pensaba al despertar, enredado entre ásperas sábanas y jadeante por la sensación de asfixia que se alojaba permanentemente en su garganta, con el cuerpo adolorido y un extraño, cuyo nombre nunca sabría, a su lado en la cama. A veces de la misma forma se descubría pensándolo cuando, sentado en el alfeizar de su miserable cocina, se llevaba el café a la boca y lo sentía frío y amargo contra su lengua porque habían pasado dos horas desde que se lo sirvió. E inevitablemente pensaba en la forma que su corazón se cayó a pedazos desde su pecho cuando, guardado en el bolsillo de su chaqueta, sonaba el móvil con aquella canción de mierda que patéticamente no pudo cambiar desde que Harry Styles, el hombre que lo había desahuciado, la colocó egoístamente porque era su favorita.

"¡¿Pero por qué en mi teléfono?!" le había preguntado Louis mientras inútilmente intentaba recuperar el móvil de sus manos, recargado sobre las puntitas de sus pies para intentar alcanzar el brazo alzado del que eran en ese entonces su mejor amigo.

Harry reía con su mano libre picoteándole la panza y aprovechándose de la diferencia de estatura entre ambos para que Louis no pudiese alcanzar su teléfono. Sus mejillas eran adornadas por dos encantadores hoyuelos y sus labios estaban pintados por naturaleza en un seductor carmesí pálido que contrastaba con sus perlados dientes.

"¡Porque es mi canción favorita y tú eres mi amigo favorito!"

"¡Que no tiene sentido, Harry!" Había gritado casi sin aliento, llevando ambas manos a sus caderas y frunciendo el ceño con tanta fuerza que dolía un poquito.

Harry con sus enormes ojos verdes, esos que asemejaban idílicas praderas, y su impoluta piel pálida, proyectaba el sol que ingresaba en la habitación a través de la ventana con exquisita delicadeza. Y Louis solo podía observarlo, admirar los detalles, y agradecer las imperfecciones que lo volvían humano.

Él sabía, veía, cuan hermoso era Harry. Y a veces dolía, y otras lo llenaba de orgullo, uno desinteresado e inocente, la clase de orgullo que tenía un niño sobre su superhéroe favorito.

"Vale, vale. Hagamos un trato..." Le había espetado, en un intento por lucir firme, pero fallando debido a la sonrisa que se filtraba rebelde en sus labios. "Yo te dejo poner una canción en mi teléfono, y tu dejas esta..." Agitaba su teléfono, del cual salía una molesta melodía. "en el tuyo, bicho."

Louis no recordaba bien por qué razón aceptó, sí recordaba que Harry cambió la melodía de su teléfono al año, y sabía que él debería haber hecho lo mismo.

Ghost DrugWhere stories live. Discover now