Capítulo 13

25.4K 1.5K 90
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Esta era una nueva cosa para tarjar en mi lista de lo que quería hacer o presenciar.

Sorprendentemente, no había mucha diferencia entre ver una película de baloncesto y ver una en vivo.

Tal vez lo único que cambiaba era el lugar, ya que donde estábamos no se asemejaba en nada a esas grandes y casi perfectas canchas.

Pero lo demás estaba.

La expectación revoloteando a nuestro alrededor, las animadoras de los dos equipos, las grandes cantidades de comida.

Y mucha gente asistente.

Hoy era el primer partido de baloncesto, contra un equipo local bastante malo, y todos estaban ansiosos por el inminente triunfo.

Los chicos en las gradas insultaban cada dos por tres mientras comían grandes cantidades de comida chatarra y bebían refresco, de grandes latas. Las chicas suspiraban mientras veían a nuestro equipo calentar.

Y yo, bueno yo estaba en medio de todos ellos, viendo fijamente la cancha sin saber qué hacer.

Al haber asistido por mucho tiempo a un liceo donde un deporte así no se apreciaba, tenía muchas lagunas acerca de varias cosas.

Aunque estar sentada en medio de todas esas personas, viendo como Maca agitaba sus pompones morados, no era tan malo.

Ale estaba a mi lado y hablaba. Hablaba mucho.

Al parecer su enojo se le pasó en cuanto me vio, como toda una inadaptada, en el medio de las gradas y vino hacia mí, para contarme muchas cosas que le habían pasado.

—Así que prácticamente tengo un departamento en la capital. —Su voz emocionada me hizo volver mi cabeza hacia él, para encontrarlo viéndome fijamente—. ¿No es eso genial?

—¡Dios, claro que lo es! —le respondí y su sonrisa era tan contagiosa que terminé por formar una grande en mi boca—. ¿Un departamento para ti solo? Suena bastante bien.

—¡Eso suena genial! —Su grito llamó la atención de las personas a nuestro alrededor, pero en cuanto se dieron cuenta que se trataba de Ale, volvieron a sus asuntos—. Y lo mejor de todo es que mi padre dijo que podía llevar acompañantes.

Alcé una de mis cejas.

—¿Llevaras a Nick?

Él se rio ante mi insinuación y el sonido me cayó tan bien.

Era impresionante cuanto había extrañado su compañía.

—No, idiota, las llevaré a ustedes.

Todo rastro de diversión en mi rostro se drenó antes sus palabras y lo miré atónita.

—¿Qué? —logré formular y sentí como mis extremidades comenzaban a zumbar.

Debía de estar tomándome el pelo.

Sentirse Viva (#1 Sentirse Viva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora