La luciérnaga y el lobezno

48 2 0
                                    

París, Francia. 24 de agosto de 1944.

Los aliados están a las puertas de la ciudad. Dos divisiones de tanques ingleses con refuerzos estadounidenses se enfrentan a apenas 80 tanques alemanes, entre los que se encuentra el Tiger I del Obergefreiter  Günther Von Haus, que defiende una aldea a 1 km de París con los tres tanques restantes de su división.

Un proyectil impactó contra el frontal del Panzer IV del teniente Karl, destruyendo su torreta y prendiéndole fuego al carro de combate.


-¡Karl!¡Salíd de ahí ya, el motor está en llamas!-gritaba Günther por el intercom.


Pero por la radio del tanque solo se oían gritos de agonía, que pronto cesaron cuando un M4 Sherman disparó de nuevo al Panzer del teniente. La torreta voló por los aires, aterrizando a escasos metros de uno de los tres tanques alemanes que restaban. El Tiger de Günther y los dos Panzer IV se enfrentaban a una docena de tanques ingleses y estadounidenses, que avanzaban por el campo de forma casi implacable. Siegfred no daba abasto recargando los proyectiles que Dolfo disparaba de forma precisa, acertando casi siempre, pero no siempre destruyendo tanques enemigos. Los dos Panzer IV que apoyaban a Günther estaban ahora bajo el mando del Obergefreiter, que pronto se dió cuenta de que no aguantarían mucho más defendiendo su posición.


-¡Max!-gritó Günther al operador de radio.-¡Diles a Friedrich y a Albert que retrocedan!¡Su blindaje no los protegerá!

-¡Recibido, mein kommandant!


Rápidamente, los dos Panzer IV empezaron a dar marcha atrás, mientras el Tiger I los cubría. Pero sabiendo que la armadura frontal del Tiger era demasiado gruesa, los tanques enemigos abrieron fuego contra los menos blindados Panzers IV. Un M4 Sherman acertó al tanque de Albert en el costado, estallando su munición y matando a toda la tripulación en un instante. Mientras, el Panzer de Friedrich había sido alcanzado en la oruga derecha, inmovilizándolo y obligando a su tripulación a abandonar el tanque antes de que otro disparo los alcanzara. Pronto una amenaza para el Tiger I se presentó en escena, un Sherman Firefly británico, capaz de penetrar el blindaje frontal del Tiger con relativa facilidad. Antes de que Dolfo o Günther lo vieran, el tanque enemigo disparó contra el carro alemán, pero por suerte, el disparo fue a parar a la plancha inclinada superior del blindaje, haciendo rebotar el proyectil contra el lateral de la torreta. Dentro del tanque se sintió como si un martillo hubiese golpeado una campana al lado de la cabeza. Dolfo reaccionó rápido, disparando un proyectil directo al frontal del Firefly, que se detuvo en medio del campo.


-¡Buen tiro!-exclamó el operador de radio al ver la hazaña de su compañero.

-¡Dudo que esté muerto, Max!


En efecto, el Sherman Firefly volvió a disparar, pero fallando el tiro y alcanzando al abandonado Panzer de Friedrich. Probablemente el disparo del artillero alemán había descuartizado al conductor y al operador de radio, pero no alcanzó al artillero o al sistema de disparo del tanque enemigo. Esta vez, Dolfo se aseguró de disparar al lado izquierdo de la torreta del Firefly, lugar que ocupaba el artillero en un Sherman. El proyectil perforó limpiamente el mantelete de la torreta, estallando dentro del tanque enemigo y matando al resto dela tripulación.


-¡Dolfo!¡A las ocho, 800 metros y restando!

-¡Un M10!- exclamó el artillero al ver lo que señalaba su comandante.


El cazacarros M10 Wolverine también era capaz de perforar el blindaje frontal de un Tiger I, que cada vez se veía más obsoleto ante los cañones aliados. El tanque enemigo disparó primero, acertando al Tiger en el anillo de la torreta sin llegar a perforarlo, pero encallando un obús en él.


-¡No puedo girar la torreta, mein kommandant!¡Está atascada!

-¡Si ese tanque se acerca más podrá penetrar nuestra armadura!¡Hans, tienes que girar el tanque!

-¡Si, señor!¡A la orden!-respondió el conductor del Tiger.


Moviendo las orugas en direcciones opuestas, el Tiger empezó a girar sobre sí mismo mientras el Wolverine se acercaba rápidamente disparando sobre la marcha. Otro proyectil chocó contra el blindaje frontal del tanque sin llegar a perforarlo, pero incrustándose en el acero.


-¡Un poco más!¡Casi lo tengo a tiro!


Mientras el tanque giraba, el cazacarros avanzaba, casi listo para disparar el proyectil final. Unos segundos más y el M10 abría recargado su poderoso cañón. Unos segundos más...El cañonazo resonó dentro y fuera del tanque. El humo salía de la bocacha del cañón, que apuntaba ahora a un amasijo de hierros incandescentes, pertenecientes antes al cazacarros británico. El artillero del Tiger sudaba a gota gorda, mientras el conductor daba gracias por estar vivo. De nuevo,otro proyectil impactó al tanque alemán. Esta vez provenía de uno de los Shermans que se habían cargado los Panzers de Karl, Friedrichy Albert. Dado que la torreta del Tiger no se podía mover, Günther ordenó a Hans que se retirase a París, pero Max informó de que los alemanes se habían rendido en la ciudad.  Ante tal situación, el Obergefreiter ordenó al conductor que se dirigiera a Alemania, hasta encontrar a una división o compañía alemana a la que reasignarse. El Tiger se puso en marcha, mientras que los Shermans disparaban en vano al carro de combate pesado. Los proyectiles rebotaban en la gruesa coraza al mismo tiempo que Günther miraba los restos calcinados de sus antiguos compañeros de división, aquellos con los que había luchado en el norte de África a las órdenes de Rommel.

El tanque salió del alcance de los cañones aliados y se adentró en el bosque, dejando tras de sí más de una cuarentena de cadáveres aliados y enemigos.



El Tigre y El GatoOnde as histórias ganham vida. Descobre agora