EL PRETENDIENTE

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- Julián... ¿Qué haces aquí? – Saori rompió el silencio.

El atractivo joven se acercó hacia el grupo.

- ¿Acaso un hombre no puede venir a visitar a su prometida? – su tono era elegante pero soberbio - Sobre todo ante las últimas noticias sobre la mejoría de tu salud, que veo son asombrosas. - El millonario acompañó su discurso con un saludo cortes besando la mano de la joven, aunque el efecto conseguido fue más bien de desagrado. Saori no sabía muy bien cómo se había enterado, pero tampoco le extrañó que la estuviera vigilando. – Pero querida, que descortés ¿no me presentas a tus acompañantes? – la joven asintió.

- A Shiryu y a Shunrei ya los conoces de la Fundación. Este es Hyoga Swan, amigo de la infancia y propietario de la empresa Ice & Art, seguro que te suena de alguno de los eventos de la Fundación, solemos utilizar sus decoraciones.

- Por supuesto, encantado.

- Lo mismo – contestó el joven rubio, estrechando su mano y aprovechando para añadir. – Siento que nuestro encuentro sea tan corto, pero si me lo permitís tengo que retirarme, mis obligaciones me reclamarán desde mañana temprano. Chicos – se dirigió hacia sus amigos – nos vemos pronto. - Julián, ha sido un placer. – Hyoga cogió su macuto y se dirigió calle abajo dirección a su casa.

- Este es Seiya, mi... bueno él es quien ha conseguido que vuelva a estar de pie, y también es un buen amigo de la infancia. – Julián se percató de la sonrisa y mirada que Saori le dedicó a su acompañante.

- ¡Oh! Ya veo... ¡encantado! Siempre es un placer estrechar la mano de quien ha conseguido que mi prometida vuelva a lucir tan bien– El joven dispuso su mano para saludar a Seiya. Sus miradas se cruzaron desafiantes.

- Si me disculpas – Seiya evitó estrechar su mano aprovechando que tenía sujeta a Saori a quien servía de apoyo.

- Por supuesto. –El millonario, molesto por el desplante del chico, metió su mano en el bolsillo de su pantalón.

- Si os parece bien, entremos mejor dentro. – Saori rompió la tensión que parecía crecer entre ambos hombres.

Shiryu y Shunrei se disculparon, igualmente, por retirarse, mientras que Seiya acompañó dentro a Saori y al invitado de ésta, al notar que la joven apretaba su mano ante la despedida de sus dos amigos.

Pasaron al salón central de la planta baja donde se acomodaron. Seiya se sentó junto a Saori en el reposabrazos de su sillón en gesto de protección.

- Entonces dime Julián, aparte de tu preocupación por mi estado, ¿hay algún motivo adicional para tu visita? – preguntó la dueña de la casa.

- Lo cierto es que sí querida – Ese lenguaje crispaba los nervios de Seiya, si no fuera porque Saori mostraba indiferencia por el joven, hubiera intervenido para callarle la bocaza. – Dentro de dos semanas celebraremos una cena de gala, más bien un evento con posibles nuevos inversores, y me gustaría que acudieras conmigo. – Seiya clavó las uñas disimuladamente en la piel del sofá "¿Con él?".

- Julián sabes que hace tiempo que dejaron de interesarme ese tipo de eventos, no sé si podré...no sé si estoy preparada.

- Vamos querida... es muy importante que estés. Las personas que acudirán han demandado expresamente tu presencia y creo que te interesará saber que están muy interesados en apoyar las actividades que llevamos a cabo en Europa, de las que, por cierto, - el joven se recostó desafiante sobre su butaca – creo que es un buen momento para que te ponga al día. – Saori se tensó con ese último comentario. Tenía que sacar a Seiya de ese salón.

Los renglones torcidos de ZeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora