SAORI VS ATHENA. LA OTRA CHICA

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Tsasumi le abrió la puerta antes de que llegara a tocar el timbre. Por un instante las miradas de ambos viejos enemigos se cruzaron, pero el sirviente no tardó en retirarla –"oh... Tsasumi... esperaba más de ti ¿dónde ha quedado tu rabia?" - pensó Seiya. Le ofreció una bebida que él rechazó, quería empezar lo antes posible. Shiryu se mantenía en un segundo plano como un mero observador.

- ¿Dónde está mi paciente? – preguntó Seiya, su tono resultó más formal y profesional de lo que esperaba.

- En el jardín de atrás, les acompañaré.

Ambos amigos siguieron al sirviente aunque no era necesario, sabían perfectamente cómo llegar tras tantos años viviendo en esa Mansión, apenas nada había cambiado, salvo que el orfanato ya no estaba allí, Shiryu le había contado que Saori construyó uno nuevo más cerca del centro de la ciudad y de la escuela.

La joven estaba sentada al sol con un block en su regazo con el que parecía entretenida. Seiya quedó sorprendido con la imagen.

- Shiryu, me dijiste que Saori no había sufrido secuelas físicas por el accidente ¿por... por qué? –la joven estaba en una silla de ruedas. Lo cierto es que el día anterior ella había permanecido todo el tiempo sentada, pero no recordaba haber visto una silla de ruedas.

Su amigo le contestó no sin cierto tono de preocupación y resignación.

- Y no las tuvo. – Seiya se giró para mirarle de frente – Cuando ella está en "nuestra realidad" no puede o quiere caminar. Dice que es la pequeña trampa de su padre Zeus cuando accedió a liberar a sus Caballeros y darles una vida normal, ella tendría que sufrir el destino de quien quiso salvar. – Eso no le quedó muy claro a Seiya, pero prefirió no preguntar más.

El joven de cabellos castaños y ojos avellana se acercó a la joven, sabía que en ese momento se encontraba ante Saori Kido, la mujer, no la Diosa, eso facilitaría las cosas de momento.

- Buenos días Saori. ¿Qué día tan bonito hace cierto? – el joven puso sus manos tras su cabeza y se estiró con naturalidad como disfrutando de la brisa.

- Seiya... - la joven levantó su vista del block de dibujo, esa voz... - ¿qué... qué haces aquí?

- He venido a visitarte, Shiryu me informó de tu accidente – quiso parecer normal necesitaba tantear hasta qué punto la joven era consciente de la realidad. – ella cambió su semblante y se puso seria mientras retomaba el dibujo que segundos antes concentraba su atención.

- Eso no es verdad Seiya. – le inquirió - Ambos sabemos que ni mi abuelo y ni yo somos de tu agrado. Has venido por mi enfermedad. – hizo una pausa - ¿Sabes? – levantó nuevamente la vista hacia el joven – Nunca pensé que Shiryu acudiría a ti, debe estar muy preocupado.

- Entiendo...- la interrumpió Seiya antes de que retomara su dibujo – Así que sabes a lo que me dedico.

- Si. Siempre me he preocupado por todos vosotros Seiya, aun sabiendo que no era recíproco. En el fondo sois parte de mi familia. – Esas palabras no le hicieron gracia al joven, aun así no la interrumpió. – Pero no es buena idea que estés aquí, podría ser peligroso. – Mas tarde ahondaría en esa afirmación, pensó el joven.

- Te puedo asegurar que no hay peligro alguno Saori. – ella le miró con resignación y cierta ternura – He venido a ayudarte. ¿Dejarás que lo haga?

- No – el semblante de la chica cambió. De repente se mostró fuerte y con determinación. "Dios esta chica es un caso muy particular...me va a desesperar" pensó Seiya.

- ¡Señorita! – él igualó su tono e incluso la superó en vehemencia – ¿Sabe qué? A cabezón no me gana nadie y he hecho una promesa a un buen amigo que pienso cumplir. Ahora, tenemos dos caminos... el fácil, aceptas mi ayuda; o el difícil, en el que no dudaré en ser muy molesto. – La joven le miró con cierto asombro y un brillo extraño en su mirada. – Te repetiré la pregunta ¿Dejarás que te ayude? – vio duda en los ojos de la joven - ¿Confías en mi Saori?

Los renglones torcidos de ZeusWhere stories live. Discover now