COMIENZA EL TRATAMIENTO

1.1K 68 9
                                    

Seiya comenzó a organizar su planning. Durante los primeros días se limitó a estudiar casos y a investigar los recursos que podría encontrar en Japón para su tratamiento. Únicamente se reunió con Tatsumi, limitándose a saludar cordialmente a Saori cuando visitaba la mansión para que se habituara a su presencia, eso si no se encontraba indispuesta.

No sin un importante esfuerzo convenció al sirviente para analizar la habitación de Saori, el viejo y su excesivo afán proteccionista por la joven resultaba agotador en ocasiones.

Su habitación estaba perfectamente ordenada y limpia como sacada de una revista de decoración, sin embargo no era ostentosa ni recargada, más bien elegantemente sencilla. Predominaban colores pastel fríos, rosas, verdes y azules.

La enorme cama se contraponía con la balconada que daba al jardín de atrás, su suposición fue correcta, podía ver su apartamento desde allí. Pocos muebles más completaban la estancia: una pequeña biblioteca, con gran variedad de libros de autores clásicos y modernos, si bien predominaban los libros de mitología clásica, incluso encontró un ejemplar de 50 Sombras de Grey – ese detalle causó una reacción curiosa en Seiya, "vaya, vaya Señorita..." – pero al cogerlo descubrió que, claramente, nunca había sido leído – "Qué lástima, hubiera sido divertido conocer un lado fuera de lo convencional tuyo Saori."

El escritorio era el único elemento que concentraba cierto desorden. Había muchos dibujos, sobre todo de caballos alados y notas incongruentes, propias de un diario, pero apuntadas en los márgenes de artículos sobre mitología griega y en los propios dibujos: "Abel, es muy fuerte y peligroso, debo evitar que mis Caballeros se enfrenten a él, en esta ocasión sólo yo debo arriesgar mi vida", "(...) quizás Shaka pueda ayudarme, necesito concentrarme para contactar con él".

Al fondo de la habitación estaba el baño, donde no encontró ninguna pastilla o instrumento con el que pudiera causarse algún daño. Junto al baño estaba el vestidor, pero Tatsumi ahí se mostró intransigente: Eran las pertenencias más íntimas de su Señora y no permitiría la entrada a ningún hombre.

Cinco días después de su llegada a Japón ya tenía todo organizado, así que después de cenar se recostó en la tumbona de la pequeña terraza a la que daba su habitación para repasar las notas de su encuentro del día siguiente.

- ¡NOOO! ¡NOOO POR FAVOR! – un grito desgarrador, mejor dicho un sollozo desgarrador le apartó de su concentración. Venía de la habitación de la chica, no pudo evitar ponerse en pie e intentar escudriñar desde la lejanía algún movimiento que le aclarara lo sucedido.

Por un momento pensó que el bruto de Tatsumi le había hecho algo a la chica, pero rápido descartó la idea, por grande que fuera su desagrado por aquel personaje debía reconocer que su devoción y respeto por su Señora era digno de admirar. Ya sólo se alcanzaba a oír un lloro. La luz de la habitación se encendió. ¿Qué debía hacer? Sabía que sería contraproducente intervenir, pero al mismo tiempo la preocupación le ahogaba. Shuryu y Shunrei hacía tiempo que se habían ido a dormir. Tendría que confiar en que todo estaría bien. Al poco la luz de la habitación de Saori se apagó, la calma volvió a envolver el lugar.

Acordó con Tatsumi que si Saori se levantaba dentro de la normalidad le acompañaría en su desayuno para empezar con el tratamiento. No quiso preguntarle por el episodio de la noche anterior, no era extraño en sus pacientes, al ver la normalidad en la actitud del sirviente consideró mejor dejarlo estar. Una llamada temprana le cito para acudir a desayunar con la Señorita Saori a las 10:00 de la mañana.

Cuando llegó ella se encontraba ya junto a una de las mesas del jardín donde se había servido un copioso desayuno con bollería francesa. Llevaba un largo vestido blanco que ocultaba sus piernas, con tirantes de corte griego, estaba claro que le gustaba ese mundo. Seiya advirtió el contraste de ambos, él se había presentado mucho más informal con sus habituales vaqueros y una camiseta roja.

Los renglones torcidos de ZeusWhere stories live. Discover now