Capítulo 4

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Nuestras largas vacaciones ya habían comenzado, viajamos por todo el mundo, no quisimos volver a nuestro antiguo “hogar”.

Afortunadamente las empresas de Igneel estaban a nuestro cargo, a pesar de no estar presente en todas estas, iban viento en popa.

Me acerqué al balcón donde veía la preciosa vista al mar, escuche los gritos de Wendy, las risas de Erza, Juvia y Lucy, se hicieron presentes.

Subí las escaleras que nos llevaban al techo del gran hotel, veía como Lucy era tomada por los pies y manos, siendo arrojada a la piscina.

Su tan conocido “Kya” me hizo bufar.

Me acerque a la mesa y tomé una cerveza, Jellal estaba junto a mi.

—Qué lento paso el tiempo, para que ustedes al fin se librarán de él.— asentí en silencio.

Años de abuso, años de silencio. Años de dolor.

—Ahora se está pudriendo en el infierno— dije con seriedad.

—Cada que Erza ve la cicatriz se va por un par de minutos, nunca podrá olvidarlo —

Mi mente me hizo recordar ese día.


Erza había conocido a Jellal por accidente, normalmente por ser ella la mayor, iba al supermercado a comprar lo necesario para la casa, un día sin querer chocó contra Jellal quien estaba hasta el tope de bolsas.

Comenzaron a ser amigos hasta convertirse en pareja.

La relación creció y un día, tuvieron su primera vez, gracias a Jellal dejo de sentir miedo y vergüenza por su cuerpo.

Ella es una mujer muy hermosa. Eso no lo puedo negar. Mi hermana es bella.

Afortunadamente no hubo ningún accidente, pero cuando Igneel se dio cuenta que ella ya no era “Pura”.

Tomó un cuchillo de cocina, y fue directamente al vientre.  

Clavándose tres veces en su carne, lastimando su matriz para siempre.

Si ella quisiera formar un familia, jamás podría pasar, pues, tuvieron que retirar la matriz. Era lo mejor para salvarla.

Tiempo después Lucy me contó que Erza tenia intenciones de casarse con Jellal, como era la mayor, quería ser responsable de nosotros. También comentó que hubiera sido genial tener un hijo de Jellal, las lágrimas no se hicieron esperar.

A todos nos rompio sueños.

—Si siguiera vivo, lo mataría muy despacio, haría todas las heridas que nos hizo a nosotros.— dije mientras apretada los puños.

Jellal asintió y caminó hacia su mujer.

No cabe duda que esto nos seguirá eterna mente.

¡Somos los dueños del mundo!Where stories live. Discover now