Capitulo 1.

809 80 14
                                    



Cuando nacemos somos seres puros en cuerpo y alma.



Corro, corro con todas mis pocas fuerzas, me arde mi piel, a mi lado veo las lágrimas que derrama Lucy. Sus mejillas cubiertas con hollín, sus ojos rojos por el ardor del humo y sus malditas lágrimas.

Detrás de nosotros corren Gray junto con Erza. Mi pulso va a mil por hora, y yo solo puedo ver el camino que se forma ante mi.

Observo como finalmente aquel maldito lugar de orfanato vuela en llamas. Quemándose cada entraña, cada túnel, cada niño que no pudo escapar.

Sigo corriendo con dureza. Saltando escombros que han volado por los aires en el momento de la explosión. Miro hacia atrás y no veo a Erza ni a Gray. Los he perdido.



El cansancio hace mella en mi cuerpo y comienzo a bajar la velocidad. Pero sigo, los temblores de Lucy me hacen verla y la abrazo.

La abrazo para que pueda llorar y desahogarse de este mundo.

Su antebrazo tiene marcas moradas que presumen un jaloneo fuerte. Su mejilla se encuentra inflamada por aquel puñetazo de esa mujer que se hacía llamar, trabajadora social. Junto con aquellas monjas que de buenas no tenían ni lo calzones. Todos son malos, menos ella, menos Erza ni Gray, ni siquiera yo soy malo.

Lo hice porque tenía que protegerlos. Lo hice porque ellos son mi familia.





Un día después.

La explosión había causado un desastre total que las ambulancias, bomberos y oficiales tardaron en llegar.

Me había escondido junto con Lucy en el bosque. Estuvimos arriba de los árboles.

nadie nos buscaría, pues de esa explosión no hay rastro de huida. Todos morimos. Incluso nosotros. Cuando abro los ojos, veo a Gray viéndome fijamente sonriendo. Su cara manchada de hollín, sus manos negras y con solo un pantalón desgastado.

—Te conozco, y al menos, pude encontrarte entre toda esta basura. Tenemos que irnos.—

Asentí mientras hago que Lucy se vaya despertando. Cuando ve a Gray lo abraza y salen lagrimas de sus ojos.

Veo hacia abajo y observo a Erza, con un bulto enrollado en una manta.

Cuando bajamos, veo que Lucy se acerca a Erza y hago lo mismo. Destapa un poco el bulto y veo a una bebé, sus mechones azules salen de su cabeza. Puedo decir que tiene al menos un año y medio.

—¿Una más?— pregunto mientras la pequeña bebé me sonríe cuando me ve.

Erza asiente y nos vamos.

Nos vamos de un maldito lugar, del lugar que nos ha privado de nuestra libertad. Del lugar en que nos explotaban y nos tenían día y noche trabajando. Para poder sacar algo de comida.



Nos adentramos al bosque. Y caminamos. Caminamos un día entero. Un maldito día entero para poder llegar a la carretera.

¡Somos los dueños del mundo!Место, где живут истории. Откройте их для себя