CAPÍTULO 34

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No sé por cuánto tiempo he dormido, pero cuando despierto estoy sola en la cama y el sol ya se vislumbra alto en el cielo.
Me tomo un par de minutos para estirarme sobre la cama y acurrucarme entre las sábanas con el único propósito de que mis fosas nasales se inunden con el olor a Bruno.

Rememoro todo lo ocurrido anoche y suspiro como una tonta al recordar el momento exacto en que Bruno me hizo suya...

¡Y pensar que estuve a punto de no ir a aquel boliche!

En cuanto ese pensamiento cruza mi cabeza me acuerdo de Mayra y de... ¡El almuerzo en casa de mis padres!

Salgo disparada de la cama, Bruno ha tenido la delicadeza de recoger mi ropa y dejarla doblada sobre el sillón ubicado junto a la ventana.
Me visto rápidamente, y peino mi cabello con los dedos en un intento vano por controlarlo.

Dejo la habitación y salgo al pasillo. Lo cruzo hasta el final y bajo las escaleras.
Oigo música y risas en la planta baja.
Sonrío al reconocer las voces de Claire y de Bruno que provienen de la cocina.
Camino sigilosa hasta allí, y los veo.
Claire baila mientras su tío canta una canción de Luis Fonsi.
Me recuesto sobre el marco de la puerta a observarlos sin poder dejar de sonreír ante tan bonita escena.
De pronto es Claire quien me ve y para mi sorpresa se lanza sobre mí.

—¡Dulce ya despertó!—exclama feliz y me abraza —. ¡Tío!—Bruno se gira hacia nosotras con un plato con tostadas en la mano y me hace un guiño —. Ahora sí puedes bailar con ella.

—Buenos días... ¿Qué está sucediendo aquí? —Claire mira a su tío, le sonríe y luego me dice:

—Mi tío quiere bailar contigo.

Arqueo las cejas al mirar a Bruno.

—¿Ah si? ¿Es eso verdad, doctor Bernech?

—¡Sí tío, dile que es verdad!—exclama la pequeña mientras aplaude con entusiasmo.

Bruno camina lento hacia mí. Me mira directo a los ojos, me sonríe de esa manera sexy que me encanta... amo los hoyuelos que se forman en sus mejillas cuando lo hace. Al pasar junto a la mesada central deja allí el plato con tostadas antes de llegar a mi lado.

La canción que tío y sobrina cantaban y bailaban ha terminado y ahora suena una de Río Roma.
Bruno me toma de las manos y contoneando sus caderas de manera graciosa, me arrastra  dentro de la cocina.

Mi sonrisa se va ensanchando, hasta reír a carcajadas ante aquel espectáculo.
Y así es como terminamos los tres, bailando y cantando "Mi persona favorita"

Durante los minutos que dura la canción nos dedicamos a disfrutar. Nos olvidamos por un momento de las preocupaciones.
La sonrisa de Claire lo ilumina todo y nos reconforta.

—¡Bailas muy bien, Claire!—exclamo cuando la canción acaba.

Sus mejillas se sonrojan ante mi cumplido y busca la mirada de Bruno.

—Mi tío me enseñó a bailar y además tomo clases de ballet—responde muy seria.

—¿De verdad? ¡Me encanta el ballet! De echo lo practiqué de niña —le cuento y los ojos de Claire brillan al escucharme.

—¿Quieres ver mis zapatillas?

—Me encantaría verlas, preciosa —Su sonrisa se ensancha y tras unos saltitos corre fuera de la cocina.

—Disculpa—dice Bruno mientras me sirve una taza de café —. Puede ser muy intensa a veces.

—Es maravillosa. Es... —Bruno se acerca y me envuelve entre sus brazos y hunde su rostro en mi cuello.

Dulce LocuraWhere stories live. Discover now