CAPÍTULO 14

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Sigo con los ojos la dirección que toma la motocicleta y permanezco allí con la vista fija hacia ese lugar incluso cuando ya no logro verla.

Un rayo iluminando el cielo y el posterior trueno me hacen salir de mi trance y caminar hacia la casa.
Ingreso escurriendo agua y voy directo al baño a quitarme el vestido mojado.
Estoy empapada, y temblando de frío.
Me doy una ducha y dejo que el agua caliente se encargue de relajar mi cuerpo y mi mente.

Cuando termino de ducharme, me envuelvo en mi bata azul y me encamino a la cocina dispuesta a hacerme un té que me ayude a descansar.

Debería estar cansadísima y en otra circunstancia hubiera sido capaz de dormirme ni bien apoyara la cabeza en la almohada.
Sin embargo media hora después de haberme acostado aún estoy dando vueltas en la cama.
Mi mente reproduce cada uno de los hechos ocurridos durante la noche como si se tratase de una película. Desde la sorpresiva llegada de Bruno,  pasando por nuestra puesta en escena durante la boda, hasta culminar con el baile bajo la lluvia y el brutal beso que me dio en la puerta de casa.
Ese bailecito y el posterior beso han sido innecesarios teniendo en cuenta que ya no teníamos que fingir ser una pareja enamorada.

¿Entonces por qué lo hizo? ¿Y por qué tuve que dejarme llevar?

No volveré a verlo y no sé cómo sentirme al respecto.
¿Aliviada? ¿Desilucionada?

Doy un par de vueltas más en la cama hasta que por fin el cansancio y el té hacen mella en mí y me duermo profundamente.

Despierto pasado el mediodía con un dolor de cabeza insoportable.
¡Y eso que Bruno se encargó de que sólo bebiera Coca Cola!

El sólo recuerdo de Bruno me hace sonreír, por lo que rápidamente me lo quito de la cabeza.

Me levanto, me tomo un ibuprofeno y tras una nueva ducha para despejarme, me preparo un almuerzo muy frugal y me dispongo a preparar el trabajo para el día siguiente.

Suspiro al pensar que a partir de ahora ya no veré al señor Akerman deambulando por el laboratorio.
Por suerte, logró encaminar su proyecto para descentralizar el departamento forense y a partir de mañana tendré a cargo a un grupo de estudiantes para prepararlos en la materia.

Me siento junto al ordenador con un montón de papeles y me dispongo a preparar la primer clase.

¿Comenzar estudiando las fases de la muerte estará bien?

Lo pienso unos minutos y decido que sería genial. Tener claro esos datos les servirá para determinar el tiempo que un cuerpo lleva fallecido.

Paso la tarde preparando la clase hasta que oscurece y me doy cuenta que estoy agotada.

Pienso en llamar a Mayra para contarle todos los pormenores de la boda pero al final desisto.
¡Mejor se lo cuento mañana durante el almuerzo!

No tengo apetito así que tras apagar el ordenador y tomarme un té me voy a la cama a mirar televisión hasta que me llega el sueño y caigo rendida.

No tengo apetito así que tras apagar el ordenador y tomarme un té me voy a la cama a mirar televisión hasta que me llega el sueño y caigo rendida

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Dulce LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora