Capítulo 1

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—¡Cuidado!

Me aparté como pude hacia la derecha, tratando de alejarme de la mirada recelosa de la chica a la que había empujado. Sin embargo solo sirvió para que me llevase por delante a otra persona. No era de extrañar que eso sucediera, ya que me sentía como una pelota. Estaba en el medio de una gran multitud, empujada por todos lados, golpeándome con los demás mientras la música sonaba alta y estridente.

¿Cómo me había dejado convencer de ir a aquel festival?

—¡Vamos, Emma! ¡Baila!

La mano de Katy agarró la mía y me obligó a levantarla con ella hacia lo alto, haciendo que mi cuerpo botase por cada salto que ella daba. Katy, mi mejor amiga, era la razón de que yo estaba pasando mi último fin de semana antes de que el curso comenzara en un festival lleno de gente, de música y de alcohol.

Además de ser el último fin de semana de libertad, también era su cumpleaños. Después de mucho rogar había conseguido que su madre le comprara dos billetes para ir el día que tocaba su grupo favorito (lo cual sucedió hará unas dos horas) y llevase a una amiga. Yo fui la única sin excusa. Chloe no regresaba de las vacaciones con sus padres hasta una semana después de que empezaran las clases y a Theresa sus abuelos no le dejaban porque sabían que habría alcohol. Aunque técnicamente no se vendiese a menores, todos sabían que si querías beber siempre había formas de conseguirlo.

—¡Esto es genial! —Escuché que gritó mi amiga, acercándose a mí y zarandeándose como si tuviera un ataque epiléptico.

No es que no me gustara la música, o los festivales, o estar con otras personas. Pero aquel era un conocido festival de música tecno, y yo prefería el pop rock. Entre las luces parpadeantes, la deshidratación porque el precio de un simple refresco estaba por las nubes y el dolor de cabeza que la música me estaba provocando, no veía el momento de salir de allí.

Eché un vistazo a mi teléfono móvil mientras Katy lo daba todo bailando ella sola. Eran las once de la noche, y aunque el festival durase hasta bien entrada la madrugada, su madre nos había hecho prometer que estaríamos en la salida a las doce. Y sobrias. Ella nos iba a recoger y no quería que tardásemos ni un minuto más de la cuenta. Al igual que yo, valoraba mucho la puntualidad.

—¡Vayamos más al frente, Em!

Guardé el teléfono de vuelta en el bolsillo de mis vaqueros y seguí obligada a Katy. Su mano agarraba la mía mientras nos abría paso hacia la parte más cercana al escenario. Cuanto más avanzábamos, peor era la situación. Las personas se encontraban más aglomeradas, reduciendo al mínimo mi espacio personal. Notaba el suelo húmedo bajo mis pisadas, probablemente por la bebida derramada. El festival se celebraba al aire libre y sabía que llegaría a casa con la suela llena de barro.

Me encogí de dolor cuando en medio de nuestra misión de avance alguien se tropezó y se agarró a mi camisa para no caerse, haciendo que el cuello me ahogara momentáneamente.

Tenía demasiadas ganas de salir de allí.

—Es mejor que paremos aquí —chillé por encima de la música resonante—. Se ve bastante bien.

Como Katy parecía no haberme escuchado, di un tirón de mi mano. Lejos de resultar beneficioso, eso solo consiguió que nuestra alianza se soltara. Abrí mis ojos con espanto cuando observé su mano alejarse de la mía y, tan solo milésimas de segundo después, todo su cuerpo desapareció delante de mi, tragado entre la multitud.

Tardé muy poco en reaccionar, pero en un festival en pleno apogeo el significado de poco tiempo es inexistente. Intenté recuperar a mi amiga abriéndome paso por mí misma a codazos hacia la parte delantera, pero por más que avanzaba y me disculpaba, ella no aparecía.

Besos desde la LunaWhere stories live. Discover now