Capitulo 20

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Maratón 1/3

Sesshomaru

Mientras más me acercaba, su olor era cada vez más fuerte, ¿Cómo era que nunca se habia dado cuenta de su escencia? ¿Habia estado tan preocupado que incluso su capacidad de oler se habia cegado por la desesperación?

Negó rapidamente, lo único que importaba ahora era verla, entonces a lo lejos, vio un castillo, no tan grande como el que él habia construido para su imperio, pero el lugar estaba plagado de su olor y eso lo hizo enfurecer, sin querer sus ojos se habian vuelto rojos y sus garras iniciaban a tirar veneno, de alguna manera estaba muy furioso y cualquiera que se interpusiera en su camino sufriria toda su ira.

Destruyó la puerta sin compasión y mato a varios guardias que iniciaban a lanzarle flechas y lanzas, saco a Bakusaiga de su funda y de un tajo hizo pedazos el suelo, los guardias iniciaron a correr por el lugar hasta rodearlo, enfundo la espada y tras tronarse los dedos de ambas manos los mato con el veneno verde que salia de sus garras y siguio avanzando, su objetivo era buscar a Rin y luego asesinar a todos, y si ella no queria irse con él...

Tambien la aniquilaria.

Rin

La dicha de su corazón la hicieron correr más rápido, esquivaba a los guardias como si se trataran de simples rocas y siguio su camino hasta chocar con alguien de frente, al levantarse vio que era Yukari y se sobaba levemente la frente.

-¡Yukari! -exclamo Rin, la tomo de la mano y la obligo a levantarse para correr a la salida.

-¡No! ¿Qué estas haciendo? -grito Yukari al borde de la histeria mientras la detenia- hay un demonio destruyendo el lugar, Rin, debemos de huir.

Rin negó inmediatamente, intento jalar a Yukari de nuevo, pero ella no cedio y corrio en dirección opuesta, Rin sabia que no tenia el tiempo de ir por ella así que salio por la puerta y vio lo que tanto tiempo estuvo anhelando.

El Señor Sesshomaru se encontraba a la mitad del lugar erguido y fuerte como lo recordaba, demostrando aquel porte estoico que admiraba tanto, al parecer no la habia visto y ella preferia que asi fuera porque queria sorprenderlo, hasta que un dolor le recorrio la espina dorsal y fue a dar al lado en su hombro, giro la cabeza lentamente para ver que una flecha estaba clavada exactamente en su hombro, se tiro al piso gritando del dolor y fue en ese momento en que los bellos ojos ambar del Señor Sesshomaru se posaron en ella.

Sesshomaru

Su belleza lo dejo turbado unos segundos, no reconocío a primera vista que aquella mujer tirada a unos pasos de él era Rin, cuando ella levanto la vista vio reflejado en sus bellos iris que era la misma niña inocente que habia salvado hace tiempo, pero ella volvio a bajar la vista e hizo una mueca de dolor, fue cuando Sesshomaru se percato de la flecha y su pecho se ensancho de furia.

La habían herido.

Habían herido a su mujer.

Su enojo lo hizo cambiar a su forma demoniaca, y se acerco de un salto a donde estaba Rin, ella lo miro entre sorprendida y dolorida.

-S-señor... Sesshomaru -dijo debilmente- estoy feliz de que haya venido por mi...

Sesshomaru se enternecio al escucharlo y todos los pensamientos de duda acerca de ella se borraron de su mente; estaba claro que Rin era fiel a él y aunque él habia pensado en dejarla para no provocarle dolor se dio cuenta de que le habia dado más problemas al no estar ahí para cuidarla. Estaba tan enojado, pero no con ella, sino consigo mismo por la estúpida decisión de dejarla y se prometio esta vez que no habria poder en el mundo que lo hiciera apartarse de ella de nuevo, acabaría con cada uno de ellos y regresaria con Rin a su imperio, no habia otra opción y aunque la hubiera no la elegiria si no estaba con Rin.

Cuando estaba preparado para azotar contra todo unas delicadas manos se posaron en sus patas, bajo la cabeza para ver que Rin se habia levantado con dificultad apoyandose de él, su tacto lo hizo sentir algo que no conprendia, se sentía completo, como si aquel vacío que habia sentido durante tanto tiempo se estuviera disipando para siempre. Rin caminó frente a él y le extendio algo que saco de su kimono, al verlo mejor se dio cuenta de que era la Piedra Meido y su figura demoniaca regreso a la humana para comprobarlo.

-S-señor Sesshoma...ru -dijo débilmente- lo encontré en el castillo... se lo regreso...

Lo extendio, Sesshomaru aun atónito recibio la joya entre sus manos rozando levemente sus delicados dedos, sí, estaba en lo cierto, era la Piedra que mi padre le habia dejado como recuerdo a mi madre, levanto la mirada indeleble hacia ella cuando ella grito de nuevo y antes de que pudiera caerse la tomo entre sus brazos tomandola por sorpresa, sin embargo él la mantuvo firme a su pecho recordando esa vez en la que habia ido por ella al inframundo.

-Rin -dijo- no te volveré a perder, te lo juro.

Ella al oir sus palabras se estremecio y se sintio plena pues después de tanto tiempo al fin estaba con la persona que habia anhelado por mucho tiempo, miro al Señor Sesshomaru a los ojos y dejo escapar una lagrima, él extendio una mano y la paso por su mejilla sin importarle que prontamente estarian rodeados de un montón de guardias que estaban apuntando sus armas hacia ellos.

-Rin -susurro roncamente y eso la hizo estremecer- agachate.

Ella hizo lo que le pidio justo en el momento en que el Señor Sesshomaru extendia la mano con su látigo y asesinaba despiadadamente a todos los soldados, un poco de sangre ensucio su kimono mientras ella agachaba la cabeza y cerraba los ojos para no ver, cuando el Señor Sesshomaru la levantó se sintio tan débil que tuvo que sujetarse a sus manos.

Miro su hombro y se dio cuenta que habia estado sangrando por la flecha que le habia dado en el hombro y que estaba a punto de quedarse inconsciente por la pérdida de sangre cuando su vista se poso más atras del hombro del Señor Sesshomaru: era el emperador que los miraba fijamente con la misma mujer que habia visto en el pasillo a su lado.

-Así que... es él -dijo el emperador.

Sesshomaru no se dio la vuelta ni siquiera para mirarlo, la levanto del suelo y camino en dirección opuesta.

-¿Cómo te atreves a llevartela? -dijo esta vez un poco máss fuerte- ¡ELLA ES MIA!

Sesshomaru al escuchar esto aparecio frente a él con ella aún en sus brazos mirandolo tan friamente que Rin pensó que el emperador se congelaria, sin embargo, él solo solto una risita.

-Sesshomaru Taisho, ¿no es así? -preguntó aunque la respuesta estaba muy clara- el demonio más fuerte... cautivado por una humana, ¿Quién lo diria?

Sesshomaru no se inmutó pero apreto un poco el agarre a sus piernas, ella lo interpreto como una señal de que estaba a punto de hacerlo trizas, la mujer a su lado tambien se llevo una mano a la boca mientras se reia por lo bajo.

-Y nada menos que de una simple campesina -resoplo.

Pero Sesshomaru dirigiendose a ella le contesto secamente:

-Ella vale más de lo que tú en mucho tiempo.

La mujer que ahora que recordaba se llamaba Saya apreto el entrecejo y se cruzó de brazos, tal vez no estaba muy acostumbrada a que le dijeran algo parecido y Rin se sonrojo al saber que el Señor Sesshomaru la estaba defendiendo.
Él dio la espalda y camino de nuevo aunque el emperador siguio hablando:

-He escuchado mucho acerca de tu padre, tambien un demonio muy fuerte que su unica estupidez fue haberse enamorado de una humana, con la que segun sé tuvo un hijo, ¿no es así? Su nombre... ¿cuál era su nombre?

Rin sabia lo que estaba intentando y no supo en realidad si lo que estaba haciendo era muy estupido o valiente de su parte, sin embargo, Sesshomaru siguio avanzando haciendo caso omiso de lo que le decia.

-¡NO ME PUEDES IGNORAR! -pero él nisiquiera se inmuto- Maldito...

Y algo se estrelló en la espalda del Señor Sesshomaru que detuvo su andar, Rin noto el filo de la flecha, justo como ella en su espalda. Y ahí fue que se dio cuenta de que el emperador estaba en un grave peligro.

Detrás del rostro frío ◆Sesshomaru y Rin◆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora