Capítulo 6: Dr. Kongruenz

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"Espero que te encuentres capaz de huir de mi pequeño laberinto en el cual fui vilmente encerrado"

Y después solo oscuridad. Pocos instantes después de comenzar a recuperarme del golpe mi vista empezó a enfocar de nuevo y, a la par que me empezaba a incorporar, veía como esa sombra se disipaba. Una vez más volvía a escaparse dejándome con cada vez más preguntas, bueno esta vez me dejaba con dolor en mi cabeza, aunque, extrañamente ahora no sentía nada...Me toco la cabeza en busca de alguna brecha, herida o algún tipo de dolor, pero no logro sentir nada, lo que me parece sumamente extraño.

¿Qué quería decir esa sombra? ¿Era acaso un paciente que me está persiguiendo por mi periplo? Lo que lleva a preguntarme, ¿es realmente una persona lo que me sigue?

No, imposible, un ser humano no se desvanecería de esa manera, porque estoy seguro que se desvaneció ¿no? ¿Será esa sombra producto de mi mente? No, no puede ser, ese síntoma no lo he experimentado aún, ¿y si... la enfermedad evoluciona? ¿Cómo puedo saber si realmente esa sombra esta en mi cabeza? Pero no, no está en mi cabeza, no puede estarlo, tiene que ser una persona. ¿Cómo ha sobrevivido aquí esa persona? ¿Hay más gente en este tétrico lugar? ¿Por qué quiere hablar conmigo? ¿Qué intenta comunicarme?

Dijo algo sobre un laberinto... De cualquier modo, si alguien contacta conmigo de esta forma estoy seguro que tenemos alguna relación, probablemente el ser encerrados aquí.

Me aventuro a continuar explorando el edificio que era mi prisión. Salgo hacia las escaleras con la intención de utilizar la llave del misterioso llavero marcada con el número 2, esperando poder abrir el acceso a la segunda planta.

Al igual que con la llave número 3, la llave me da paso a la segunda planta, lo cual confirma que es un llavero que podía abrir y cerrar las plantas a su antojo. ¿Quién querría cerrar el acceso entre las plantas? ¿Querían contener algo? Aun así, debería de haber un llavero con copias de estas llaves en todas las plantas, parece que no querían dejar huella de aquello y dejar lo que había dentro encerrado, aunque, alguien olvidó coger esta mano de llaves que poseo.

No me extraña pues todo el complejo parece haber sido abandonado con prisa y sin cuidado. La segunda planta, parece igual de fría, lúgubre y abandonada que todas y cada una de las demás. La única diferencia es una sala junto a la puerta de las escaleras, llena de estanterías repletas de informes y expedientes médicos esparcidos por el suelo, como si alguien hubiera buscado algo nerviosamente y con rapidez.

Apartando a un lado los expedientes de otros pacientes e informes de los doctores, tomo un libro sin portada, vacío y polvoriento. Era extraño pues, a excepción de los otros libros del mismo estilo este, además de reflejar su deterioro parece haber sido usado por alguien, pues tiene marcas de haber sido abierto frecuentemente, marca de la que carece la mayoría de libros que he leído hasta ahora.

Creo que es la primera vez que pude aplicar el no juzgar el libro por la portada, aunque esta forma en sentido literal. A excepción de su portada al ojear el libro pude verlo hasta arriba de apuntes. Estaba escrito a mano, contenía decenas de páginas de información sobre enfermedades neurológicas estudiadas recientemente. Aunque los manuscritos que contenían no eran nada nuevo a lo que había visto antes, por la forma externa del libro parecía que estaba hecho para pasar desapercibido, como si el autor no quisiera que nadie lo leyese.

Busco alguna firma o algún nombre para conocer el autor de este libro. A medida que paso las páginas estas, se van oscureciendo, como si hubieran estado expuestas a humo.

Finalmente, en las últimas páginas puedo encontrar el horroroso nombre de esta enfermedad que lleva conmigo una vida entera, la Dyscordia. Estaba situado en la mitad superior de una hoja, puesto con letras mayúsculas, como si el autor quisiera darle importancia y separarla del resto de contenido.

DYSCORDIAWhere stories live. Discover now