Una mudanza y... algo más (Parte 2)

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- Claro jefa – le guiño un ojo.

A las 13.30 me encuentro instalando el televisor de Anastasia. He leído unas quince veces las instrucciones para armar la puta base del maldito LED, sin embargo es inútil, pero no desisto de mi labor. Esto no puede ganarme, soy un puto genio en hacer millones por hora, un simple manual de instrucción no puede vencerme.

Observo a Anastasia, que mueve sus caderas al ritmo de Kings of Leon. Estas últimas horas con ellas han sido perfectas. Es una mujer exquisitamente excepcional, todo de ella me atrae. La manera que tiene fruncir sus cejas cuando lee algo o las muecas que hace cuando carga algo pesado. Es perfecta.

Dejo la base del televisor sobre el mueble, al sentir mi celular vibrar en mi bolsillo trasero. Me sorprendo al ver el nombre de Elena en mi pantalla, sin embargo decido ignorar la llamada. Ahora estoy muy concentrado en ver a Anastasia moverse con esa sensual naturalidad propia de ella.

De pronto suena el teléfono de su timbre, salta entre las cosas del suelo y corre a contestar.

- Oh perfecto. Ya bajo. Gracias – cuelga – Christian debo bajar. Vuelvo enseguida.

- Claro – lo miro confundido. Los tipos de la mudanza se fueron hace un rato y no creo que esté esperando a alguien más para ayudar. Luego de unos minutos sube con unas bolsas, que desprenden un olor agradable.

- Muy bien señor Grey. Su almuerzo ha llegado – ¿Qué? Pensaba invitarla a almorzar afuera. No puedo evitar sonreír, esta mujer se ha preocupado por alimentarme – Espero que te guste la comida italiana. He oído de un excelente lugar cerca de aquí que prepara los mejores canelones. Muero por probarlos – dice, concentrada mientras saca unos recipientes de la bolsa. Si bien no soy un ferviente de la comida a domicilio, debo reconocer que eso huele como la mierda de bueno – Lo siento no poder preparar algo, pero ya ves que no es el mejor momento para cocina – me sonríe disculpándose. Oh es tan dulce.

- Para mí está bien – voy hasta la barra de la cocina, donde Anastasia ha puesto unos cubiertos e improvisado con una tazas una copas para el vino.

- Bien señor Grey, por favor siéntase en la libertad de servirse – veo canelones, bollos de espinaca y una salsa boloñesa que luce realmente buena – Este vino le encantará. Lo compré en un viaje que realice mientras estudiaba en Londres, fue una escapada a Italia, a un pueblito cerca de Toscana.

- Por favor – me paro del taburete – Permítame abrirlo.

- Seguro – me entrega la botella y aprovecho de acariciar sus nudillos. No he perdido la oportunidad de tocarla en todo este rato que he estado acá. Estoy siendo un maldito obsesionado con ella, pero a estas alturas ya no me importa. Tras servir un poco de vino en las tazas, levanto mi taza – Por su nuevo logro señorita Steele.

- Por mi nuevo logro – sonríe orgullosa. Otro aspecto que me fascina de ella. Su superación por sí misma, por lograr sus propios objetivos, eso la hace mucho más atractiva.

- Hiciste una buena elección para vivir Anastasia.

- Elliot me ayudo – dice escogiéndose de hombros – Buscaba un lugar simple y creo que este es perfecto – y no está lejos del Escala. Sonrió tenue.

- Nuevamente muchas gracias por su ayuda. Siento mucho que haya tenido que cancelar algunos de sus compromisos.

- Quiero estar acá Anastasia – tomo un poco de vino – Además no tenía nada importante el día de hoy – noto un deje de tristeza en su cara. Mierda la he cagado – Y si fuera importante, aun así hubiera estado acá ayudándola.

- Gracias.

Mi móvil nuevamente vibra y decido volver a ignorar la llamada de Elena. Si que suele ser irritante a veces.

Ya en la tarde luego que Anastasia terminara de armar la base para su televisor y ayudarla ha armar algunos muebles del apartamento, nos encontramos sentados sobre su alfombra, apoyados en su sofá. Me sorprendo, al compartir una situación tan normal como lo es conversar con Anastasia, ha picado algo de fruta para comer. Me gusta como de cierta forma se preocupa por mi bienestar, atenta y desinteresada.

- Hay algo más que pueda ayudarle. Aun no terminas tu dormitorio – miro en dirección donde está su habitación.

- No es necesario. Puedo encargarme de eso. Ya creo que he abusado mucho de su solidaridad – dice amable.

- En ese caso déjeme invitar la cena. Y no acepto un no como respuesta – me levanto del suelo, tendiendo mi mano para ayudarla a pararse – Por favor Anastasia, déjeme hacer eso por usted.

- No lo creo... - niega.

- Si lo creo. Ya le dije que no es ningún problema para mí.

- ¿Y su contrato de confidencialidad? Qué pasaría si lo ven conmigo.

¿Se avergüenza de ella misma? Claro que no me importa que me vean con ella. Es más, me gustaría, para que todos los hijos de putas que pudieran estar detrás de ella estén al tanto que tienen competencia.

- No hay problema. Ese documento cubre básicamente que todo lo que converse con usted no sea difundido a terceros – aclaro – ¿Qué dice?

- ¿No desistirá cierto?

- Creo que ya está aprendiendo a conocerme señorita Steele – suelta mi mano, la cual no me había dado cuenta que aun la sostenía – Paso por usted a las 19.30

- Lo estaré esperando señor Grey.


Me adelante! Aquí esta el capitulo que había prometido para mañana. 

Nos vemos prontito. 

Kss4U!

Nachi

Doctora Steele Where stories live. Discover now