― ¿Quién eres?―volvió a preguntar más calmado, después de respirar hondo para calmar sus risas―. Intuyo que militar de Ryu, pero necesito hacerte unas preguntas.

―Lo mismo digo―mascullé con odio, con el orgullo herido.

Nos quedamos mirando a los ojos con tensión y finalmente sacó una pequeña cápsula de su bolsillo. Al pulsarla apareció una tableta digital.

―Estoy infiltrado así que no podré concederte una gran entrevista―dijo tecleando en la pantalla.

―Yo también estoy infiltrada.

Me miró y frunció el ceño.

―Nos habían dicho que seríamos los únicos militares infiltrados de la zona.

―Llegamos ayer―dije y yo también empecé a buscar en la tableta digital que me había dado Sairu.

Se acercó a mí y di un paso hacia atrás instintivamente. Alzó las manos en son de paz y me relajé.

― ¿I-112-03-X?―preguntó mirando a su pantalla.

Miré a la mía y busqué el código de misión.

―Coinciden―asentí y volví a mirarle. Estaba tan cerca y mi pelo tan ridículo que me avergoncé―. ¿Por qué?

Él suspiró y se tocó el moflete dolorido.

―Menudo derechazo tienes―se rió y extendió su mano hacia mí―. Ritto, Ritto Daklan.

Le devolví el apretón de manos y no pude evitar sonreír.

―Menos mal que no te llamas Bartolo.

Ritto empezó a reír y sus ojos dorados se camuflaron con el cielo anaranjado del atardecer.

―Mi larga distancia insiste en usar nombres ridículos para las infiltraciones. Realmente la idea era llamarme "Bartolomeo".

Iba peinándome con los dedos sin mucho resultado ya que notaba los pelos volver a dispararse hacia mil direcciones. Entonces recuperé mi gorro y me lo volví a colocar.

― ¿Por qué coinciden los códigos? ¿Qué está pasando?―insistí.

―Debe de ser un error―se encogió de hombros―. Mi Tridente apenas lleva aquí tres días.

―Nos hicieron personarnos, ¿cómo han podido cometer un error en una misión de este calibre?

―Nosotros también nos personamos.

Le miré incrédula y miré de reojo el chat de la pantalla. Tenía un mensaje nuevo parpadeando: otra ronda de "Despejado".

―Lo mejor será que reunamos a los Tridentes y contactemos con Asistencia―dijo Ritto finalmente―. Dame tus coordenadas, reuniré a mi equipo e iremos allí.

Desplegué las anotaciones del código de misión y encontré la dirección. Nada más decírsela se fue corriendo con una sonrisa. Se despidió con el saludo militar sin dejar de moverse. Me quedé unos segundos inmóvil hasta que el dolor de estómago volvió a mí en forma de contusión latente.

Les envié un mensaje de "Volved al apartamento. Inmediato" aunque quizás ya estaban allí puesto que la jornada estudiantil ya debería haber acabado. Entre las sugerencias bajo la dirección había una línea de transporte subterráneo que en pocos minutos me trasladó de nuevo a aquel hogar. Coloqué el dedo índice sobre el lector y la puerta se deslizó para dejar ver a una Sairu inquieta justo detrás.

― ¿Qué ha pasado?―preguntó con voz aguda.

― ¿Estás bien?―se adelantó Hila al ver mi ropa sucia de la breve pelea del parque.

Ryu; Llegada (1)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum