La semana se me va a hacer insufriblemente larga hasta el viernes.

~***~

No, no... Así no... Froto la toallita contra mi párpado y borro de nuevo la raya negra que acabo de hacer. Me he maquillado de mil formas distintas pero ninguna me convence, suspiro para mis adentros y me observo en el espejo del lavabo.

Lo único a lo que he podido aspirar es a disimular las cicatrices con un poco de base de maquillaje, nada más... A pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos y esta vez quiero parecer suficientemente decente como para, al menos, rozar la belleza. Al final me decanto por un poco de rímel y brillo en los labios. Demasiado sencilla quizás, pero está bien así.

Me he puesto el último modelo que me había comprado y el abrigo más calentito que tengo aunque no me favorezca mucho. Llevo toda la semana esperando este momento, Rodri dijo que hoy me recogería a las cinco y media y que después iríamos a por su amigo. Hubiera preferido que hubiésemos estado solos esta tarde como hacíamos antes de que todo cambiase, pero algo es algo, no me puedo quejar. Recojo mi bolso y meto en él todo lo necesario: dinero, las llaves, el gloss labial... ¿Algo más? Falta el móvil, lo cojo y paro la canción que estaba sonando mientras me arreglaba.

Never opened myself this way;

 (Nunca me abrí de esta manera;)  

life is ours, we live it our way

(la vida es nuestra, la vivimos a nuestro modo) 

all these words I don't just say

(todas estas palabras que no me limito a decir) 

and nothing else matters.

(y nada más importa.) 

Trust I seek and I find in you

(Busco confianza y la encuentro en ti)

every day for us something new.

(cada día hay algo nuevo para nosotros.)

Open mind for a different view

(Abrir la mente para una visión diferente) 

and nothing else matters...

(y nada más importa...) 

Nothing Else Matters de Metallica.

Sé que el heavy no va mucho conmigo, aunque esta canción sea un clásico. Solo la escucho porque Rodrigo puso el título como estado de WhatsApp, nada más. Voy hasta el recibidor de la entrada y espero a que Rodri me dé un toque para avisarme. Me miro y me remiro una y otra vez en el espejo de la pared, espero estar medianamente guapa. Son ya y media. Los minutos pasan y no recibo ninguna llamada, ¿debería esperarle en el portal? No, aún hace mucho frío fuera. Compruebo mi móvil de nuevo por si no tiene cobertura o si está en silencio. Son ya menos veinte. ¿Por qué tarda tanto? Se me hace demasiado cansado esperar, cada minuto perdido es un minuto que no podremos estar juntos... Jopé.

Menos cuarto y sin señales de Rodrigo, ¿se habrá olvidado? No, no es propio de él. ¿Y si ha sido una broma? ¿Por vengaza? Uff...

En ese momento, mi móvil comienza a vibrar en mis manos, del susto, casi se me cae de entre los dedos. Veo el número de la llamada y... ¡es él! ¡Sí, es Rodrigo! Y unos segundos después y el sonido de la llamada cesa. ¡Está aquí! Por fin ha venido.

Me retoco una última vez ante el espejo y salgo disparada hacia el exterior. A través del cristal de la puerta del portal observo a Rodrigo antes de dejarme ver. Va con su típica sudadera roja con finas rayas grises, chándal y deportivas (me pregunto si algún día podré verle vestido de otra forma distinta) lleva unos cascos blancos que le aplastan un poco su voluminoso cabello rizado, sus labios siguen igual de rosados...

DespertarWhere stories live. Discover now