→25 [narrado]

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Mía.

Llevaba unos 10 minutos en la puerta de ese club esperando ver a Zayn pronto. La verdad es que estaba algo nerviosa. La última vez que lo vi, nos besamos y luego salió corriendo, no me quiero ni imaginar lo que pueda suceder ahora.

Justo frente a mi, paró un coche negro, bastante lujoso. Una de las ventanillas fue bajada y dentro sonó una voz diciendo que subiera al coche. Obedecí de inmediato. Conduciendo el coche, con unos jeans y una camiseta blanca básica, se encontraba el hombre que con una sola mirada podía hacer que me derritiera.

Sin decir nada, puso el coche en marcha y pronto perdí de vista el club. Reinaba el silencio allí dentro, pero tuve que romperlo.

—Gracias por recogerme— susurré.

—No te preocupes, Mía— habló con una voz más ronca de lo habitual.

Entonces, las casas de alrededor empezaron a parecer más lujosas y grandes de lo habitual. Nunca había estado en esta parte de la ciudad y era bastante obvio que por aquí no vivía Kelly, mi mejor amiga.

—Zayn, por aquí no está la casa de mi amiga— volvía a hablar.

—Ya lo sé, ¿piensas que son horas de molestar a más personas?— preguntó con un tono bastante irónico.—No querida, te voy a llevar a mi casa— sentenció de una vez.

¡¿Qué?! ¡Su casa! No me lo podía creer. Desde el primer momento en que le vi, soñé con este momento, pero ahora me temblaban las piernas y tenía la boca seca.

Volví a posar la vista en él. Por el amor de Dios, era perfecto. Sus ojos, su pelo, su nariz, su boca, incluso su barba, todo de él me gusta. Aunque no pareciera muy contento, yo estaba emocionada de volver a tenerle cerca.

El coche se detuvo frente a una gran puerta color caoba, y esta se abrió dándonos paso al garaje.

Al bajar del coche mis piernas temblaban. Pude darme cuenta durante el trayecto que Zayn no era un tipo muy hablador, aunque yo no me quejo.

Pasamos dentro y aluciné con su casa, aparte de ser enorme, era la casa que toda persona deseaba tener.

—Aquí podrás dormir— dijo abriendo la puerta de una de las habitaciones.—Iré a apagar la luz de fuera, ahora regreso— informó desapareciendo de allí en menos de dos segundos.

Quité mi chaqueta negra quedándome en shorts y una camiseta de tirantes blanca. Dejé la chaqueta en la cama y pude mirarme en uno de los espejos.

Era mi oportunidad de poder hacer algo con él, pero él no se mostraba para nada receptivo. Tenía que hacer algo, llevaba bastante tiempo queriendo estar en esta situación como para desperdiciarla.

A través del espejo, pude ver que volvía a estar en la puerta de la habitación. Me miraba de pies a cabeza mientras mordía el labio. Esa fue mi señal. Fingí no haberle visto y empecé a acariciar mi pelo. Luego mis manos retiraron el pelo para dejar a la vista mi cuello. La sonrisa de mi cara no desaparecía, me estaba divirtiendo. Mis manos comenzaron a masajear un poco mi cuello para después dirigirse hacia abajo, pero un fuerte carraspeo hizo que me detuviera y me girará en su dirección.

Me gustó lo que vi. En sus ojos podía ver deseo, por lo que lentamente me acerqué a él. Cuando ya estuve a pocos centímetros, mis brazos se dejaron caer en sus hombros.

—Te agradezco muchísimo lo que has hecho por mi— susurré cada vez más cerca.

—Mía, ¿qué intentas hacer?— preguntó tragando en seco.

Una de mis manos agarró su cuello, y con mi dedo rocé sus labios mientras sonreía. Pero lo que más me motivó a seguir así fue sentir su erección chocar contra mi.

—Solo quiero agradecerte lo que has hecho por mi— le dije seductoramente.

Sus fuertes y grandes manos se posaron en mis caderas, mientras que yo corté toda la distancia entre nosotros uniendo nuestros labios.

No creo que sea posible expresar todas y cada una de las sensaciones que este hombre me hacía sentir con solo besarme. Pero lo que si estaba claro es que yo era fuego entre sus brazos. Hacía que todo mi ser ardiera.

Una de mis manos comenzó a bajar hasta su pantalón, desabroché el botón de sus jeans y metí la mano dentro de sus boxers. Agarré su erección y empecé a mover mi mano arriba y abajo sobre ella.

Lo oía gemir y sentía como mi parte baja empezaba a mojarse. No paró de besarme en ningún momento y a ciegas nos llevo hasta la cama. Ahí, sus labios se despegaron de los míos, yo lo veía con una sonrisa traviesa y sin dejar se tocarle.

—Dios, Mía. Esto es tan bueno— dijo entre gemidos.

Lo próximo que supe fue que nuestra ropa había desaparecido. Mi mano soltó su gran erección y me empujó a la cama.

—Te gusta jugar, ¿no?— dijo colocándose sobre mi.

—Me encanta, sobretodo contigo— dije mordiéndome el labio.

El soltó una carcajada y sin más preámbulos entro en mi. Solté un gemido al sentirlo por completo dentro. Dios esto era demasiado bueno. Empezó moverse sobre mi.

—Ohhh Mía, estás tan estrecha— decía mientras aumentaba el ritmo.

Yo no podía ni hablar, estaba completamente borracha de placer. Pero entonces, empezó a masajear mi clitoris y ahí no me pude contener. Mis gemidos ligados con los de él eran mi nueva melodía favorita.

Sentía el orgasmos venir y lo agarré del cuello para besarle.

Cuando pudimos volver a respirar con normalidad, este habló.

—¿Cansada?— me preguntó con una sonrisa en esos perfectos labios.

—Para nada, pero esta vez, me toca a mi arriba— digo guiñándole un ojo.

Un par de orgasmos después caí rendida en su pecho. Intentaba regular mi respiración, aunque sentía que no iba a ser fácil.

—Eres buena, pequeña— dijo mientras su mano vagaba por mi espalda.

—Tu eres genial— dije robándole un beso.

Su sonrisa, pasó a ser una media sonrisa. Supe que diría algo que quizás no me gustara.

—Mía— llamó mi atención— Nada de sentimientos, por favor. Lo nuestro es solo diversión.

—¿Quién habló de sentimientos?— contraataqué yo.

—Así me gusta, nena— dijo antes de que yo me quedara dormida.

Bueno, un regalito para los que tienen la mente tan sucia como yo 😂😂
Espero que les haya gustado y no teman en hacer alguna crítica, nadie es perfecto y me puedo equivocar.
Toda crítica constructiva será bien recibida.😘😘

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