Se rascó la nuca incómodo al mismo tiempo que intentaba evitar mi intensa mirada. Creí que él no me fallaría.

– No, no era sobre ti, era sobre Harry – dijo bajando la voz y arrastrándome hasta una esquina de la habitación –. Antes del accidente, él era un chico 'popular' en el instituto, por así decirlo. Y con popular me refiero a que no era precisamente un santo en lo que se refiere a... – hizo un gesto raro con sus manos – a las chicas, no sé si me entiendes.

– Creo que sí – bajé la vista sintiéndome algo triste –. Todas ellas han sido sus novias, ¿verdad?

– No exactamente. Él es, bueno – se corrigió –, él era más de rollos de una noche. Pero parece que eso ha cambiado – me sonrió encogiéndose de hombros, intentando que no me sintiera mal.

– ¿Tú de verdad crees que ha cambiado? – le pregunté por su opinión. Me interesaba saberla, ya que era una de las pocas personas que era objetiva conmigo.

– No es que yo lo conociera mucho antes, Ruth sí porque ella estaba en su clase, pero tan sólo te puedo decir que ahora es muy distinto a como era. No sé si es por el accidente, o si es por ti, pero ha cambiado... a mejor – me dio una sonrisa de medio lado.

– Ups – un chica castaña se tropezó con nosotros de repente –. Perdonad, no fue mi intención.

– Tranquila – Liam la sujetó de los brazos preocupado examinándola –. ¿Te encuentras bien?

– Sí, sí, gracias – ninguno de los dos se quitaba la vista de encima –. Me llamo...

– ¡Sara! – Valentina, una compañera nuestra de clase la agarró de la mano arrastrándola hasta su lado – Te estaba buscando. Hola – saludó alegre al girarse hacia nosotros –. Disculpad a mi hermana, es un poco patosa.

– No importa. Yo soy Liam, encantado – este le tendió la mano a la tímida chica a la que había sujetado momentos antes.

– Chicos, iré a ver a Harry – le guiñé un ojo a Liam, acercándome a su oído –. Me gusta esta chica para ti.

Después de susurrarle estas palabras, me alejé de allí viéndolo sonrojarse.

Antes de aparecer en el salón, decidí echar un vistazo a escondidas para ver lo que me iba a encontrar. Pero para mi sorpresa, la sala ya estaba casi despejada, y todo gracias a Ruth.

– Venga, venga, que ya es hora de que os vayáis a vuestras casitas – decía ella como si estuviera tratando con niñas pequeñas –, que aquí ya estáis molestando. Bueno, mejor dicho, ya molestabais desde hace un buen rato.

Me acerqué caminando lentamente hasta el centro del salón y, sin que Harry me viera, le pasé las manos por detrás rodeando su pecho. Él dio un brinco asustado, pero al ver que era yo me abrazó con fuerza por las caderas.

– Dios, ¿dónde has estado? – preguntó escondiendo su cabeza en mi vientre – Me has hecho mucha falta.

– Ya, bueno, te vi muy bien acompañado, así que decidí dejarte – miré hacia la puerta dónde Ruth aún forcejeaba con la última chica.

– Ha sido horroroso – gimoteó falsamente –. No me han dejado ni un minuto tranquilo. Aún sigo teniendo hambre – se quejó.

– ¡Adiós! – gritó Ruth bruscamente cerrando de un portazo –. Por Dios, que pesadez – se tiró en el sofá suspirando –. De verdad, no sé como has sido capaz de aguantar a esas guarras durante toda tu vida, y menos meterlas en tu cama... ¡son tan exasperantes!

Harry me miró de repente examinando mi expresión preocupado. Yo intenté sonreírle intentando que no se diera cuenta de que ya sabía algo sobre su vida amorosa pasada, pero me dio la impresión de que no funcionó.

Vuelo 1227Where stories live. Discover now