Sentimientos encontrados

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- ¿Un poco? Más bien mucho ¿No es así? – Dijo la señora Pomfrey, luego miró a Madeline – Señorita Wilson no quiero ser grosera pero será mejor que lo deje descansar, ya todos están cenando en el gran comedor, debería ir usted también.

- Gracias por cuidarlo cielo – Añadió Eileen dirigiéndole una sonrisa afable.

- Nos vemos mañana Reg – Se despidió Madeline.

- Está bien, que tengas buen provecho.

- Tú igual – Respondió la chica antes de marcharse de la enfermería.

Rose no quería ir a su sala común pues allí evidentemente estaría Tom, pero tampoco le apetecía ir al gran comedor, así que habiendo tomado la capa invisible de la enfermería, se la echó encima y se dirigió hacia el aula de Pociones (desde luego vacía) quería un lugar apartado, todavía se sentía sumamente confundida, asustada y terriblemente culpable, en su interior podía escuchar claramente las voces de sus padres y amigos diciéndole que Ryddle no era de fiar, pero por otra parte estaban ese par de ojos verdes, tan vivos, tan brillantes y tan atractivos, esa piel lozana, esos labios suaves y esa zalamería propia de Ryddle que tanto le atraía, así como sus gestos nobles, su caballerosidad y el hecho de que se preocupara por ella, recordaba bien que en un principio, él hasta había estado dispuesto a renunciar a ella sólo por no convertirse en motivo de disgusto entre ella y su familia, entonces ¿Por qué había reaccionado de esa manera? ¿Por qué si era tan caballero, durante los últimos días le había estado insistiendo en que ella le demostrara su amor de manera más profunda y contundente? Rose no era una tonta, sabía perfectamente a qué se refería el muchacho, pero aunque sentía que lo amaba también sentía que no podía fallarle a sus padres y mucho menos a sí misma.

La confusión se apoderaba de ella, porque mientras estuvo allí en el pasillo de las mazmorras, acorralada e indefensa, sintió miedo, Tom parecía otra persona, no era el mismo de siempre, había algo distinto en él, algo siniestro, algo malvado, en sus manos inquietas no había determinación sino rabia y odio; ella había pensado que no se detendría, pero posteriormente, el muchacho pareció un tanto asustado de sí mismo, como si hubiese caído en la cuenta de lo que estaba haciendo o lo que pretendía hacer, en ese breve instante volvió a ser el mismo de siempre pero luego, cuando apareció Regulus increpándolo, Tom volvió a tornarse siniestro, frio y cruel, no dudó ni un instante en levantar su varita para conjurar aquel terrible sortilegio, Regulus estaría bien pero por su culpa yacía en la enfermería sufriendo.

Rose había llegado ya a las mazmorras, se dirigió al aula de su padre, abrió la puerta y después de pasar la cerró corriendo el cerrojo, también se despojó de la capa invisible que tantas veces ocultó a su hermano durante su época en Hogwarts y se dejó caer sobre una silla.

- ¿Por qué? – Se preguntó a sí misma en voz alta mientras las lágrimas salían de sus ojos.

Una mezcla de sentimientos pugnaba en su interior; miedo, por lo que pudiera hacer su padre si se enteraba de cuál había sido el motivo de la pelea entre Regulus y Tom, rabia con este último por haber hecho lo que hizo, decepción por haber pensado que era un buen chico y hasta haber subestimado su propia inteligencia al creerle cuando le dijo en aquella ocasión que ese libro no estaba allí por su causa, frustración al no poder hacer nada, culpa por no haber escuchado a Ted y a Regulus cuando intentaron prevenirla respecto al libro. Ted había visto a Tom leyendo ese ejemplar de magia oscura y finalmente y la más desconcertante de todos las emociones que sentía en su interior era... ¡No! no podía ser posible ¿acaso eran... celos? ¿Por qué le molestaba tanto ver a Regulus junto a Madeline Wilson? Al principio pensó que serían sólo celos de amiga, pero ¿Por qué no le molestaba en absoluto ver a Ted junto a Victoire? Al contrario, le agradaba verlos juntos.

Rose Eileen Snape y su tercera generaciónWhere stories live. Discover now