TWO

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Yoongi abrió lentamente sus ojos, el dolor en su cuello aún seguía presente, parpadeo un par de veces, la luz era demasiado tenue, pero le permitió ver con claridad la jaula en la que se encontraba, era demasiado pequeña, lo suficientemente alta para permanecer sentado, pero nada más. A sus pies se encontraba un tazón abollado de metal.

Lentamente abrazó sus piernas y escondió su rostro en sus rodillas, sin poder evitar llorar. Sintió un toque delicado en su brazo derecho que lo hizo callar y congelarse de inmediato. Cuando alzó la vista se encontró con un pequeño niño en su misma jaula, su piel era demasiado blanca, y a pesar de verse extremadamente delgado sus mejillas permanecían abultadas, su cabello castaño caía alborotado por su frente, y sus pequeños ojos, llorosos, temblorosos, y tan inocentes que calmaron su temor, no dejaban de mirarlo.

-Por favor, no hagas ruido. - dijo aquel niño escondido en la esquina contraria de la jaula en un pequeño susurro que fue apenas audible para Yoongi. - si haces ruido él vendrá a inyectarnos, y yo no quiero, me duele cuando me inyectan, y cuando despierto duele aún más.

Lentamente, con intención de no asustar a aquel pequeño niño Yoongi se acercó y se sentó a su lado, guardando una distancia de apenas diez centímetros, pues la jaula no permitía más.

-¿Cómo te llamas?- Habló Yoongi, susurrando al mismo volumen que aquel niño, intentando calmar su nerviosismo y temor.

-Soy Park Jimin, tengo 10 años, soy de Busan Corea del Sur, mi madre se llama Park Sun Hee y mi padre Park Baekwha. No tengo hermanos, tampoco mascotas, siempre he querido tener un gatito; papá y mamá prometieron comprarme uno para mi cumpleaños, será pronto, el 13 de Octubre, faltan 43 días. Llevo aquí dos semanas.

Yoongi notó que aquel niño, quien dijo llamarse Jimin jamás lo miró mientras hablaba, mas bien recitando sus palabras como tratando de no olvidar quien era. Un dolor se incrustó en el pecho del mayor cuando notó como las manitas de Jimin apretaban con fuerza la camisita azul cielo que portaba. Sus pies descalzos se frotaban uno contra el otro en busca del calor que no había dentro de esa jaula.

Como pudo en ese pequeño espacio se quitó su sudadera y calcetines y se los tendió a Jimin, quien por primera vez lo vio, mordiéndose su boquita con labios rotos por la resequedad que tenían.

Pidiendo permiso con la mirada y recibiendo un leve asentimiento de cabeza como respuesta, Yoongi tomó al pequeño niño, poniendo primero los calcetines, que si bien le quedaban grandes le daban gran alivio a sus pequeños pies, después suavemente jaló a Jimin hasta posicionarlo frente a él y colocarle la sudadera, en la que éste rápidamente se envolvió y acomodó, envolviéndose en la tibieza que esta le proporcionaba. Sin poder evitarlo al ver a aquel niño tan frágil, Yoongi lo atrajo hacia su pecho y lo abrazó, haciendo que éste último se tensara e intentara separarse, pero logró tranquilizarlo proporcionándole lentas y suaves caricias en su alborotado cabellito, y golpeando suavemente su espalda, como quien arrulla a un bebé.

Después de todo no eran más que dos pequeños niños, solos, asustados, privados de la felicidad que deberían tener, todo por la putrefacta ambición de un hombre que no debería tener derecho siquiera a estar vivo.

Jimin no pudo evitarlo, el abrazo que ese hyung le daba se sentía bien, como cuando se caía y lastimaba y su mamá lo cargaba entre sus brazos hasta hacerlo dormir, cálidas lágrimas descendieron de sus mejillas hasta perderse en el pecho del contrario, cubierto por una vieja y rota camisa verde a rayas.

-Yo me llamo Yoongi- habló después de un rato, sin dejar de acariciarlo- puedes decirme hyung, tengo 15 años, soy de Daegu, Corea del Sur, llevo aquí un día, y yo... no tengo papás.- dijo para después esconder su nariz en el cabello de aquel niño, detectando un extraño pero encantador olor a vainilla.

-Vamos a estar bien Yoongi hyung, sé que nos sacarán de aquí y lo llevaré a vivir conmigo y andaremos en bici y le enseñaré mi colección de canicas, tengo muchas.. ¿Cuál es su color favorito hyung?, el mío es el azul, azul como el cielo, no como la noche, la noche es fea, los monstruos viven en la noche, no me gusta.

Yoongi diría fácilmente que su color favorito era el negro, como la noche, el jamás había imaginado la noche color azul.

- El rosado, me gusta el color rosa. - las palabras salieron solas de su boca, al estar abrazando a Jimin, era como tener a un pequeño y frágil angelito, que su vida obscura comenzó lentamente a adquirir tonalidades rosas, hasta convertirse en un rosa tan suave y tierno que lo hacían sonreír inconscientemente.

Sin embargo la paz no puede ser eterna.

Ambos niños se tensaron al escuchar el rechinido de una puerta, para después cerrar sus ojos escuchando lentas y firmes pisadas dirigirse hacia ellos.

Jimin se apretó más al abrazo de su Hyung, con el más puro deseo de esconderse bajo sus brazos y no ser descubierto nunca.

--Buen día mis angelitos. --Dijo Bang Sihyuk, aquel hombre que Yoongi había conocido ayer y cuya cara y aroma jamás serán olvidados- Hora de su medicina.

Dijo para retirarse segundos después, dejando una estela de aquel repugnante aroma a Sangre, sudor y tabaco. Yoongi vió como éste indicaba a sus guardias que los sacasen de la jaula y los llevasen al "cuarto de pruebas".

Se sintió desfallecer en el momento en el que aquel pequeño cuerpo fue desprendido bruscamente de él. Intentó ayudarlo y retenerlo consigo, sin embargo supo que todo estaba perdido cuando fue sujetado de igual forma y llevado a la que posteriormente sería su peor pesadilla.






Capítulo corto pero aquí estoy. ♡

Sé que son pocos los que aún continúan aquí... pero igual quisiera llamar a mis lectores de algun4a forma...

Sugerencias? 🌴💙💙

--beautyaroha.


¡OH MY CAT!  ☆Yoonmin☆   Where stories live. Discover now