Comiéndote a besos

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Jirou lo pasó mal aquella noche pensando en como comenzar con esa conversación que el día anterior había querido evitar.

Porque si, había malgastado un día entero de sus maravillosos catorce días en huir del rubio por miedo a afrontar la conversación que debían haber tenido en un principio: ¿qué era lo que de verdad sentía él como para presionarla a comenzar algo? Pero, aquí venía la pega que era nada más ni nada menos que el rubio soltaría la misma pregunta referida a ella y Jirou quería evitar hablar de sus sentimientos a toda costa porque no le gustaba Kaminari, ¿no? Ya estaba perdida en sus propios sentimientos de nuevo por culpa de unas mariposas asesinas que parecían acuchillar su estómago cada vez que el chico le rozaba. ¡Imagina cada vez que se besaban! La guerra se desataba en escasos instantes.

Ella misma había decidido dejar de ignorarle y afrentar la situación de cara con unas hermosas ojeras, el pelo despeinado y un hermoso pijama que realzaba perfectamente su figura.

Sólo deseaba que, a esas horas de la mañana, Kaminari no se molestaría, pero conociendo al rubio sería de su agrado tal visita.

Tragó saliva antes de llamar a la puerta con cuidado y abrirla rezando en no ver nada no deseado.

—Denki. —Le llamó sin intentar levantar mucho la voz.

Él soltó un gruñido mientras se tapaba el rostro con las sábanas. Jirou dudó en entrar más o salir de ahí corriendo.

Decidió hacer lo primero, cerrando la puerta tras ella y encendiendo la luz como pudo, golpeando numerosas veces la pared en busca del interruptor.

— ¿Por qué? —dijo con una voz ronca, retorciéndose entre las sábanas.

—No podía dormir —murmuró enredando sus dedos en las extensiones de sus orejas.

— ¿Qué hora es? —murmuró apoyando la espalda en la pared.

—Las tres.

—Una buena hora para asaltar mi cama. —Se cubrió con las sábanas.

—N-No venía a asaltar tu cama. —El sonrojo de la chica era notable—. S-sólo quiero hablar contigo.

—A las tres de la mañana —murmuró.

—Me voy, ha sido un fallo venir ahora .—Apretó los labios mientras volvía hacia la puerta.

—No, no, quédate. Por lo menos compensará el que me hayas evitado todo el día.

—Es culpa de Yaomomo —musitó.

— ¿Vas a sentarte?

—No estás durmiendo desnudo, ¿verdad? —Levantó una ceja.

—En ropa inter-

—P-Ponte algo. —Se tapó el rostro con ambas manos, girándose para darle la espalda.

— ¿Para que si voy a acabar así?

El tono de voz y la sonrisa cínica del chico hicieron que Jirou se girase para darle un golpe en la mejilla, sonrojada completamente. Le temblaba la mano y el labio inferior sin entender el por qué.

El sonido de un rayo; KamijirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora