Cualquier otra parte

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—¡Sí, claro!—Mintió descaradamente, haciendo que la chica pusiera los ojos en blanco—. Pero esa será la razón de tu amor por la música.

—Un poco. —Sonrió ella levemente.

— ¡Kyouka! —Un hombre movió la mano desde una mesa, llamando la atención de ambos jóvenes.

— ¡Padre!

Kaminari miró a la chica, quién avanzaba hacia el hombre, y luego a su padre. No estaba mentalmente preparado para conocer a su suegro sin previo aviso. ¡Él se esperaba que en ese lugar sólo se conocieran ellos dos! No podía creerse lo ingenuo que había sido.

— ¡Denki! —Jirou le hizo una gesto para que se acercara.

El rubio, más nervioso de lo que él querría, obedeció acercándose al padre y a la hija, obviando el hecho de que le había llamado por su nombre de pila.

—Kaminari, él es mi padre y, bueno, papa, él es un compañero de clase.

—E-Encantado. —El rubio notaba como le sudaban las manos.

—Así que eres uno de los compañeros de clase de mi Kyouka.

—B-Bueno, compañeros... —Dudó haciendo que Jirou le diera un golpe en el hombro disimuladamente.

— ¿Sucede algo? —El padre se cruzó de brazos.

—No, no —dijeron la pareja a la vez.

—Kyouka, ya sabes que puedes contarme todo.

—S-Soy su novio. —La chica miró a Kaminari procesando de cuantas maneras distintas iba a matarlo al llegar a la residencia mientras que el otro sonreía como si nada, sabiendo que había metido la pata por los nervios. Sólo esperaba que ella no le odiara.

— ¿Eh? —El padre miró a su hija sorprendida—. ¿Eso es verdad, Kyouka?

La de cabellos morados soltó un suspiro y comenzó a asentir avergonzada. Kaminari sintió un gran alivio al ver que ella no decía que mentía o algún derivado que le llevara a quedar mal enfrente a su padre.

— ¿Y por qué no me lo has dicho antes?

La sorpresa en el rostro de la pareja fue notoria. El padre parecía más feliz de lo que ella nunca hubiera imaginado que sucedería.

—Pues porque llevamos poco y me parecía un poco precipitado decirlo. —Se defendió, marcando el "poco" exageradamente.

—Kyouka tiene razón. —Le apoyó su novio.

—Comprendo, comprendo, ¡pero puedes confiar en mí y lo sabes!

—Lo sé, papá —murmuró notando que sus mejillas iban a explotar.

—Bueno, Kaminari. —El padre le colocó una mano encima de su hombro—. No quiero molestar, así que, voy a dejarme lo de conocerte para otra ocasión y os voy a dejar solos.

—Gracias —murmuró él esbozando una sonrisa.

—Solo por hoy, eh, que es mi pequeña Kyouka y no quiero que le pase algo malo —El tono serio del padre asustó al chico.

— ¡Papá! —Ella intervino.

—No te preocupes, Kaminari. —El hombre soltó una carcajada, cruzándose de brazos—. Voy a confiar en ti y más ahora que os puedo echar un vistazo.

—Me consuela, supongo. —Miró de reojo a la chica.

—Pedir algo en la barra y decir que vais de mi parte, yo volveré a la mesa. —Sonrió—. Nos vemos luego.

—Adiós —dijeron al unísono.

Cuando el padre de ella se giró, Jirou se dedicó a golpear a Kaminari con sus extensiones en todos los lados posibles.

—Idiota —murmuró entre dientes, agarrándole de la manga para acercarle—. ¿Qué haces abriendo la boca?

—Lo siento, lo siento —murmuró mientras avanzaban a la barra—. Estaba nervioso.

— ¿Y no te puedes callar? Asientes y punto —bufó.

— ¿Y le ibas a mentir a tu padre?

—Denki, no le iba a mentir —Puso los ojos en blanco.

— ¿Por qué no le contamos a todos que estamos juntos? —Sugirió haciendo que ella se parara en seco y frunciera el ceño.

— ¿Han pasado las dos semanas? —Negó—. ¿Entonces?

—Me gustaría contárselo a Kirishima o a Minet-

—A Mineta no, todos menos a ese. 

— ¿Tu no quieres contárselo a Yaomomo?

—No —dijo rápidamente.

—Per-

—No.

— ¿Te avergüenza? —Kaminari puso una mueca de fastidio que ya sabía que funcionaba con ella.

—No es eso, es que no quiero darle la razón aún —murmuró.

—Ayer no te importaba nada, eh. —Canturreó haciendo que se sonrojara.

— ¡Ca-Cállate! —Cerró las manos en un puño.

—Yo pensaba que después de lo de ayer ya éramos novios oficialmente. —Puso ambas manos en la nuca.

— ¿Oficialmente? —Comenzó a negar.

—Pues ya me confesaré la semana que viene. —Concluyó dirigiéndose al fin a la barra, sorprendiendo a la chica ante su actuación.

—No puede ser —murmuró ella, cubriéndose la cara con la manos para esconder el sonrojo.

El chico le sonrió desde la barra y ella decidió marcharse a una mesa vacía, mentalizándose de lo que se le venía encima y si debía hablar definitivamente con Yaoyorozu, tragándose su orgullo.

Porque ¿iba a aceptar seguir con él o no?


El sonido de un rayo; KamijirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora