Capítulo 5: Fiestas

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El teléfono sonaba en todos los rincones del taller, sin embargo, Gray, que dormía en el sofá, no parecía percatarse de él o más bien... creyó que si lo dejaba sonar, finalmente dejaría de sonar, pero empezaba una y otra vez. A la tercera vez consecutiva que insistían en la llamada, se levantó cabreado y cogió el teléfono. Tan sólo había dormido un par de horas, se había pasado la noche trabajando en los retoques de su última escultura.

- ¿Dígame? – preguntó Gray contestando el teléfono y evitando que siguiera taladrándole la cabeza aquel estruendoso ruido.

- ¿Gray Fullbuster? La compañía Magnolia se congratula de invitarle a la fiesta de esta noche en el museo Edo – Tokyo en conmemoración del nuevo CD del mayor representante de la discográfica, Natsu Dragneel...

- No me interesa – dijo sin más Gray al escuchar aquel nombre y cómo querían que él asistiera a una estúpida fiesta que no le interesaba.

Volvió a caminar hacia el sofá y se tiró en él una vez más tratando de dormir un rato más. Hasta sus guardaespaldas sabían que pocas veces era capaz de dormir por las noches, las pesadillas acudían a él y solía despertarse entre gritos y bañado en un sudor frío. Su mayor miedo desde los dieciocho años... era quedarse solo, tal y como se había quedado en aquel parque en pleno invierno, esperando a que Natsu apareciera, pero nadie lo hizo... le abandonó allí y no le importó que se congelase de frío durante horas, no le importaron las lágrimas que derramó y que se congelaron en el suelo de ese parque, no le importó destrozar su corazón.

Apenas cerraba los ojos cuando otro molesto ruido apareció. Presionó su rostro contra el cojín y gritó sabiendo que ese mullido objeto detendría el ruido y entonces... se levantó para ir a la maldita puerta. Estaba claro que hoy no le dejarían dormir ni una mísera hora.

Abrió la puerta encontrándose con el cartero, traía un paquete expreso para él. Aquello sí era toda una sorpresa, porque él no había pedido nada a domicilio. Tenía todo lo necesario en su taller, ni siquiera había encargado material para sus obras, tenía todo.

- Tiene que firmar aquí – comentó el repartidor indicándole con un bolígrafo el lugar donde tenía que poner su firma.

Sin más dilación, Gray cogió el bolígrafo y colocó su firma en el lugar indicado, recibiendo así la gran caja de cartón que le entregaba el chico. No se esperaba nada, pero estaba claro que alguien le enviaba ese paquete o puede... que se hubieran confundido de dirección, lo sabría al abrirlo.

Cerró la puerta y se dirigió hacia la gran mesa del salón, dejando la caja en ella y abriéndola para descubrir un impecable traje de Armani que debía costar un dineral. Alguien le mandaba eso y una cosa tenía clara... no era su guardaespaldas y era con el único con el que tenía una relación más allá de los límites profesionales. El resto de personas no tendrían por qué hacerle un regalo tan caro y su guardaespaldas no se podría permitir algo así.

- Vaya – dijo Gray con una sonrisa al ver la carta donde venía un "Para Gray".

Cogió la carta y la abrió. No pudo evitar que una sonrisa de incredulidad surgiera en su rostro al ver que firmaba precisamente Natsu Dragneel. Estaba claro que él sí tenía dinero y lo podía derrochar en algo como eso.

- "Te espero esta noche en la fiesta, no me falles, tengo algo que te interesará recuperar" – leyó Gray y entonces, observó la fotografía detrás de uno de sus cinceles.

- Será cabrón – sonrió Gray al ver que ese chico le había quitado uno de sus instrumentos para esculpir.

No le quedaba más remedio que ir a por él si quería mañana empezar a esculpir en serio la maldita figura de Natsu para su concierto.

El precio de la fama (Fairy Tail: Natsu-Gray-Natsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora