CAPITULO 4

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—Si lo dice de esa forma me hace sentir mal, Lady Dunne —dijo Frederick defendiéndose, sin embargo, estaba encantado de tenerla al lado. ¿Por qué? No quería saberlo.

—Pues hace bien en sentirse mal, milord.

—Solo ayudaba un poco a su padre, él no quería irse, y bueno, así disfruto un poco más de su compañía ya que no me dedicó un baile más. —Ella lo miró como si se hubiera vuelto loco.

  —Sabe lo que significaría compartir dos bailes, milord, dígame. ¿Acaso tiene ustedalgún interés en mí? —Él se quedó en completo silencio, no sabía cómo responder a eso, sesuponía que no, pero por alguna razón no pudo decirlo. La duquesa casi saltó en medio delcarruaje, le encantaba esa joven, era directa, no temía decir lo que quería decir, sin duda esoera lo que necesitaba su hijo y ella se encargaría de darles un empujoncito, solo uno,pequeño, pero con la suficiente fuerza como para asegurarse nietos. 

Estuvieron un par de minutos más en silencio, cada uno inmerso en sus propiospensamientos, hasta que la fija mirada de Frederick empezó a poner nerviosa a Amberlyhaciendo que sus manos se movieran inquitas sobre su regazo. 

—¡Ya basta! ¿Podría dejar de mirarme así? —dijo ella ya incapaz de soportarlo,siempre había odiado esas miradas con las que parecían poder ver hasta sus más oscurossecretos. 

—Yo solo disfruto de la vista, milady —respondió él con un tono seductor; laverdad era que empezaba a encontrarle el gusto a verla exasperada. Las mejillas de la jovense pusieron rosadas, sus ojos se agrandaron y permitieron una mejor visión del oscuro azulde sus ojos y sus labios hacían un extraño puchero que la hacían ver terriblemente tierna. 

—Pero resulta que no me gusta, así que si es tan amable, mire hacia otro lugar. —Soltó un suave bufido y se giró para ver por la pequeña ventana. 

—Siento saber eso, pero prefiero seguir disfrutando de la vista mientras pueda. —Ella estuvo tentada a girarse y decirle todo lo que pasaba por su cabeza en ese momento, pero se contuvo, la duquesa podía despertarse o escuchar algo y no quería dar una malaimpresión; en cambio, se giró y puso su mejor sonrisa, que contrastaba a la perfección conesa mirada de odio y rabia en sus ojos. 

—Ya sabía yo que algún defecto debía tener usted, ningún caballero es así deperfecto. —Su sonrisa se amplió al ver la seriedad en el rostro de Frederick. 

—Nadie es perfecto, Lady Dunne. 

—Exacto, así como usted no es el perfecto caballero del que todos hablan —dijo ellafuriosa. 

Sus palabras lo dejaron completamente estupefacto, nunca se lo había esperado,siempre intento ser muy correcto en su actuar, todo un caballero como su padre le habíaenseñado, lo único que le enseñó, por eso mantenía bien escondidas a sus compañeras parasus noches de placer, pero sí, claro que las tenía, era un hombre, solo que estabansuficientemente lejos de esa sociedad; intentaba siempre ser tan elegante como le eraposible, pero al escucharla sintió que fracasó. ¿Hasta qué punto había llegado para que nolo considerara un caballero? 

—¿Tanto la he importunado? —preguntó en un susurro, sus palabras crearon ciertovacío en su pecho, y cierta rabia en la duquesa que estuvo a punto de intervenir; aunque laspalabras de la joven fueron algo groseras, su hijo tampoco se estaba comportando comodebía hacerlo un caballero. 

La joven respiró profundo y poco a poco soltó el aire intentando calmarse tantocomo fuera posible. 

—Disculpe mi lord, no fue correcto decir eso, mis palabras fueron muy groseras, noera mi intención importunarlo, ese no es el debido comportamiento de una dama, supongo;y en cuanto a su pregunta, digamos que los momentos que hemos compartido no hanresultado completamente placenteros, más bien un poco problemáticos, sin embargo, notengo quejas de su educación. 

Perfectamente Imperfecta (Unidos por el amor #1) CAPÍTULOS DE MUESTRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora