XXIX

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IRIE RYUEN

Sostuve aquella carta entre mis manos y la miraba incrédulamente, tenía miedo y curiosidad de lo que pudiera contener, ahora recuerdo cuando la vi por primera vez, la tenía uno de mis hijos en su mochila cuando estuvo aquí, en mi época. Fue entonces que muchas cosas comenzaron a venir a mi mente con tan sólo darme cuenta de eso, Merak y Dubhe, los nombres de mis hijos. Sus rostros, piel blanca, ojos lilas, cabello rojizo, el vivo retrato de Beatriz, pero con el comportamiento más parecido al mío.

Di un largo suspiro y saqué la carta de su sobre, a medida que la iba leyendo me quedaba sorprendida, la carta empezaba con un amable saludo y mi yo del futuro sabía por lo que estaba pasando justo ahora y las palabras exactas para calmarme, pero no sólo eso... había instrucciones ahí escritas, a partir de ahora la cosa se ponía bastante seria y grave, porque nos habían borrado la mente no sólo a Beatriz y a mí, sino a todos los que nos conocían y sabían de esta situación con un único objetivo, ocultar las verdaderas intenciones por haber traído a los niños. Ellos eran de utilidad para Katia y por eso ella lo sabía todo desde un inicio, pero no era la mala del cuento, al contrario, ella se esforzaba por nosotros y nos protegía. Pero ella ahora necesita de su ayuda, así citaba la carta, Katia estaba en problemas.

El trato para recuperar la memoria, era que Triz y tú pudieran demostrar que los secretos que descubrieron ese día iban a estar verdaderamente a salvo con ustedes, que su silencio sería absoluto y originalmente se había pensado en no devolverles la memoria jamás. Pero todo se complicó, Katia sabía que ustedes recuperarían la memoria tarde o temprano y ha decidido ayudarlas en todo lo posible, eso mismo la ha metido en problemas. En estos momentos ella se encuentra en el portal de la casa de Leif, sacando a los niños de ahí y dándoles una oportunidad de volver a verlos, pero sólo una. Hagan hasta donde sus propias habilidades les permitan ayudarla, sabes que ella es mucho más poderosa que cualquiera y la vida que tendrá ahora sólo por revelarse y ayudarlas... ayudarnos, no será fácil. Traten de refugiarla a ella y a los niños lo mejor que puedan, eso les dará el tiempo suficiente para despedirse y estar en paz con sus recuerdos y la vida que tendrán ahora. Dicen que los momentos que ponen a prueba a una pareja son siempre cuando casi todo lo ven perdido, demuestren a todos que ustedes pueden, así como Triz y yo lo logramos.

Corran, el tiempo se acaba y a Katia dudo mucho que le queden fuerzas para seguir.

Isabel A.

Hice la carta a un lado y me quedé casi sin aliento, ¿cómo demonios iba yo a poder ayudar a mi amiga? A medida que recordaba cosas, todo lo que había ocurrido... Me di cuenta de que las personas (si es que así podría llamarlas) eran infinitamente más fuertes que yo, podían usar el agua, el fuego y todas sus habilidades a voluntad, nosotras teníamos sólo los puños (nada entrenados) para defendernos. Creo que comencé a asustarme tanto que respiraba rápidamente y entonces sentí la mano de Beatriz sobre la mía. Ella había leído la carta junto conmigo y estaba tan impactada como yo.

—Vámonos ya—fue lo único que me dijo

Entonces las dos nos levantamos y rápidamente cogimos nuestras sudaderas, ya era de noche cuando salimos furtivamente de mi casa, el viento soplaba con ferocidad, como si persiguiera algo y se creaban pequeños remolinos en las calles, los árboles se mecían de un lado a otro y se escuchaba un fuerte ulúlelo, no me costó trabajo creer que podrían ser aquellos seres que nos habían secuestrado a Triz, a mis hijos y a mí antes, los llamados Inus.

—¡Dios, esto es imposible de creer!—grito Triz con desesperación al subirse al auto

—¿Tienes miedo?

—No... bueno, un poco. ¡Pero los niños podrían estar en peligro!

—¡Lo sé! Y Katia está haciendo lo posible por ayudarnos

De niños del futuro y adolescentes del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora