Capítulo 1.

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                                                                                        Megan 

  Otro golpe más en mi cara, otro golpe que marcará de nuevo mi rostro. No sé si podré soportarlo más, no sé cuanto podré aguantar. Debo hacer algo pero no soy capaz de enfrentarle, sé que es más fuerte y seguro que yo acabaría muy mal. Ojalá alguien supiese lo que siento ... que él sintiese un poco de este dolor que siento por su culpa.

  Tenemos unos hijos preciosos, que al cer la relación que hay entre nosotros, se sienten mal y actúan de manera irresponsable.

   Morgan, nuesta hija, tiene 16 años y lo esta pasando muy mal. Antes era una niña encantadora que se pasaba el día con sus amigas; muchos chicos venían a buscarla y vestía con colores alegres y llamativos. Ahora es muy distinta ... apenas come nada, nunca sale de casa, a no ser que se sienta muy agobiada ... Sus notas han bajado mucho respecto al nivel que tenía antes y su forma de vestir también ha cambiado mucho. Ya sólo se compra cosas negras y apagadas. Su antigua ropa la guardó en unas cajas, que mas tarde llevó al sótano.

  Nuestro hijo de 17 años, Matt, hace días que se fue de casa y que no sé nada de él. Por lo visto se ha dejado el pelo largo y, según me han contado, ha estado vagando por la estación de tren con una pequeña mochila colgada en la espalda. Él era un chico muy estudioso y cuando estuvo a punto de terminar el bachillerato se fue del instituto repentinamente y no volvió más. Tenía una novia preciosa que le quería cómo a nadie, pero terminó dejándole por su cambio de actitud.

  Mi marido era abogado y un buen hombre. Nadie se imaginaba su forma de ser dentro de casa, su comportamiento era totalmente distinto.

  Yo tenía un trabajo cómo enfermera, pero debido al horario que debía seguir, mi marido Joshep no quería que trabajase más, y me dijo que él se encargaría de todo. Traería el dinero a casa y a cambio yo sólo tenía que ocuparme de las tareas domésticas.

  Salía al mercado a comprar, daba paseos mientras hablaba con mis amigas y, a veces, quedábamos para ir al parque. Después de unos años, todo esto cambió, Joshep no me dejaba salir, decía que debía salir menos y que debería pasar más tiempo con mis hijos. Ellos eran grandes y tampoco era necesario pasar tanto tiempo con ellos, aunque de vez en cuando no era malo.

  Ya apenas salía, me pasaba el día en casa y cuando Joshep llegaba, según su estado de humor, tocaba discutir o no. Cuando estaba sola en casa aprovechaba para descansar y llorar, para descargar toda la angustia que sentía. Era doloroso tener que aguantar todo eso y no poder contárselo a nadie.

  Esa noche llegó algo bebido y se enfado porque Morgan no se encontraba en casa. Yo sabía que esta noche llegaría así, le tocaba reunión de trabajo y como suele pasar siempre, después de cada reunión se iban a tomar algo por ahí.

  Morgan estaba en casa de una amiga, le dije que podía quedarse allí, que su padre y yo saldríamos y podía quedarse con su amiga para no estar sola en casa. Aunque ella ya se conocía ese cuento, pero prefería hacer un esfuerzo para tratar de mentirse a sí misma y creer que lo que yo le decía era verdad.

  Cuando entró por la puerta, me buscó en la cocina, me miró con cara de desprecio y me golpeó. Otro golpe más en mi rostro y otra noche más de sufrimiento a solas.

  La noche se me hizo larga y cuando él se durmió, me bajé al salón, me senté en el sofá rodeando mis piernas con los brazos y apoyé la cabeza en las rodillas. Me sentía despreciable, sola e insegura de mi misma.

  Echaba mucho de menos a Matt, quería volver a verlo pero mi marido me impedía salir y a él le impedía entrar. Matt se había revelado contra él, cosa que yo me veía incapaz de hacer. De echo, todos pensaban que Matt se había escapado de casa y que era la oveja negra de la familia.

  Todos los días aguantaba sus insultos, desprecios y palizas. Pasados unos años, me propinó tal paliza, que pensé que nunca volvería a contarlo. Me quedé tirada en el suelo con una gran herida en la frente y toda la cara llena de moratones.

  Lo último que recordaba, era estar en una habitación de hospital rodeada de enfermeras y por mis dos hijos.

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Hola bichitos, como ya imagino que puse en el "capítulo" anterior, este es uno de los relatos cortos que presenté al concurso del que hablo en mi bio. No termina aquí, esto es sólo el primer capítulo de cuatro, ya que es corto, como su nombre indica. Es una historia un tanto dura, pero que en mi casa no a ocurrido, vuelvo a repetir. Sé que habrá personas que se identifiquen con el relato y les doy todo mi apoyo y ánimo. Espero les  haya gustado, me dejen sus críticas y sus votos. Muaks.

Otro golpe más.Where stories live. Discover now