Capítulo 20 #OhQueHermosaMañana

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—Nop...

—Sí, si lo estás. ¿Casos exprés? —Cuestionó haciendo que el detective volteará a mirarle algo desconcertado—. Oí al tío John decir eso.

—Nada interesante, créeme —contestó retomando la vista y el teclear en su teléfono. Bell no le quedó de otra más que suspirar.

El resto del camino para la niña fue todo un festival en ver el tecleo del detective. En momentos pensó, si existiera un evento en el cual se premiará al teclador más veloz del planeta, sin dudas, Sherlock Holmes se llevaría el primer lugar.

—Hemos llegado —interrumpió el taxista. Bell observó por la ventana el lugar al que habían llegado—. Son cuatro libras, por favor.

—Págale —ordenó Sherlock sin despegar la vista del móvil. La niña y el taxista voltearon a mirarle sorprendidos. Al no obtener una respuesta el detective alzó los ojos para descubrir a un confundido taxista y luego observó a una curiosa Isabelle. Era la manía que tenía con John, él siempre pagaba los viajes.

Pagó el taxi, salieron del vehículo y la niña rápidamente se agarró del abrigo del detective.

—Sherlock, ¿por qué no te puedo acompañar a dónde vas? —preguntó algo triste.

—Porque a donde voy, solo va gente adulta, los niños no pueden acceder —respondió sin despegar la vista del móvil—. Es más, te aburrirías a donde voy, hasta yo ya me estoy aburriendo y ni siquiera he llegado —Bell alzó sus cejas y Sherlock le observó por el rabillo del ojo—. Te divertirás más con John y Mary —finalizó mostrando una muy fugaz sonrisa.

Ambos se detuvieron frente a la casa y Sherlock tocó el timbre, momentos después, John Watson abrió la puerta y sorprendido miró aquellos dos.

—¿Sherlock, Bell? —Preguntó atónito—. ¿Qué hacen aquí? Son casi las ocho de la mañana.

—Necesito un favor —dijo alzando rápido la vista y retomando al móvil—. ¿Podrías cuidar a Isabelle?

—¿Perdón?

—Lo que oíste —respondió haciendo una seña con la cabeza a la niña. Ella obediente se soltó de su abrigo y se acercó a John con una inocente sonrisa.

—Hola tío John. ¿Cómo está la bebé y la tía Mary?

John parpadeó constante hasta que sacudió con suavidad su cabeza.

—Bien, están bien. De hecho Mary está en reposo y la bebé dormida.

—Interesante —continuó Sherlock viéndose su falta de interés—. Isabelle tiene tarea de química e historia, ¿podrías revisarla? —John abrió la boca pero rápidamente le interrumpió—. Paso por ella a las cinco —dijo mientras alzaba la cabeza con una enorme sonrisa.

Sherlock se dio la media vuelta y borró su sonrisa. Bell alzó la mano para despedirse de él y la figura de Sherlock desapareció al doblar la esquina, John parecía volver en si y miró a la pequeña.

—Pasa —mencionó haciéndose a un lado. Bell agradeció y se adentró a la residencia Watson.

Dentro del hogar Mary iba llegando a la estancia, curiosa de saber quién tocaba tan temprano, cuando notó a la pequeña.

—¿Bell?

—¡Hola tía Mary! —Exclamó llena de alegría. Desde el día que nació la bebé no había visto a Mary y la extrañaba, se acercó a ella y le abrazó—. Te he extrañado.

—También yo, linda —mencionó mientras respondía a su abrazo—. ¿Y Sherlock?

—Se fue.

La Niña que llegó al 221B de Baker Street. 【E D I T A N D O】Where stories live. Discover now