Mardi Gras, je't aime

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POV Ian

Me siento tremendamente orgulloso de participar de forma activa en el Mardi Gras. NOLA es realmente importante para mi, familiarmente tiene un enorme significado, y además mirar a mi alrededor y ver a toda mi familia reunida, es hermoso. Mi padre y mi madre, pese a estar separados, quisieron estar a mi lado en este momento, en el homenaje que se nos hará a Norman Reedus y a mi durante el desfile, llevando nuestros propios carros alegóricos. Mis hermanos, mis cuñados, mis sobrinos, todos están acá! Por el trabajo y todo eso no había tenido opción, desde Acción de gracias del 2012, de estar todos reunidos. Y cuando digo todos, me refiero también a Michaela y Alex. Y si, estuvimos todos juntos en Acción de gracias el 2012, pero hoy falta alguien, en realidad, la única persona con la que me conformaría estar hoy, y no está: Nina.

El que Michaela y Alex estén con nosotros es por dos motivos: el primero, tengo una excelente relación con mi ex suegra, realmente la adoro, y creo que es recíproco; además, Alex es un gran amigo mío y se encuentra de cumpleaños. No he querido preguntar, para no manifestarme interesado, pero Michaela se ve feliz junto a su hijo aquí, con nosotros, pero Nina no ha querido formar parte de la celebración a su hermano. Entiendo que quiera mantener las distancias conmigo fuera del set, pero...tanto puede haber cambiado como para no importarle su familia? No es mi culpa que los Somerhalder y los Dobrev se lleven tan bien pese a que nosotros que no seamos nada...

Celebramos, reímos, cenamos y realmente lo he pasado bien. Me he sentido querido, por mi familia, por los Dobrev, por los fans, por la gente asistente al Festival, y este tipo de cosas son las que realmente te hacen valorar y encontrarle sentido a lo que haces: el trabajo actoral, el trabajo con la fundación, todo.

En la cena en el Hotel reímos desclasificando algunos de los secretos de Alex cuando va a Atlanta a ver a su hermana y se liga con alguna actriz secundaria o alguien de producción. Todos rien, y yo me tengo que callar porque en realidad hay cosas que su madre no necesita saber. Ellos siguen conversando, y me doy cuenta que realmente la buena relación va más allá de la relación que tuve con Nina. Michaela y mis padres realmente se llevan bien, se invitan a sus casas y comparten más allá de la vinculación familiar que podrían haber tenido. Me abstraigo tanto que decido ir a mi habitación, ya que al parecer el sueño me está afectando, o tal vez el alcohol, no sé, pero me estoy poniendo sensible y sobreanalítico.

Me paro de la mesa, me despido de todos, lanzo un par de bromas a Robyn y Bob, y tomo el ascensor que me lleva al último piso, donde está mi habitación. Al coordinar el alojamiento al Hotel, me conformaba con una habitación normal, con una cama, un baño y lo básico, pero en todo este trámite intervino la organización del Mardi Gras y me asignaron el PentHouse. No es de mi estilo todo esto del derroche, pero para evitar conflictos, y considerando que no estaría casi nada en la habitación, salvo en la noche y sólo para dormir, decidí aceptar. Camino con un andar reflexivo por el pasillo que conduce a la puerta de la habitación y la abro. Tengo una extraña sensación. Debe ser el alcohol, el día completo de actividades, y mi sobreanálisis de lo que he logrado en mis 35 años. Tengo todo lo que quiero: familia, fama, dinero, proyectos soñados en marcha, todo. Pero innegablemente me falta ella. Paso directamente al baño, dedicando un exagerado tiempo en todos los menesteres que se realizan allí, para pasar directo al bar del Penthouse. Si hay una mala costumbre que le he aprendido a Damon es el tomar bourbon. Claro que en el set es jugo, pero la dinámica la tengo internalizada, así que paso a tomarme una copa y miro por la ventana que tiene un vista maravillosa de Nueva Orleans. Después de toda la algarabía, aquí estoy solo. Pensativo y melancólico. Ya, es demasiado. Es hora de ir a la cama.

Doblo hacia la habitación casi mecánicamente, y cierro la puerta. Estoy casi a punto de lanzarme en caída libre hacia la cama, cuando siento a mis espaldas una respiración familiar. Cierro los ojos pensando en que el alcohol me las está cobrando y estoy alucinando, y si fuese así, sería la alucinación más maravillosa del mundo, pero pronto lo descarto. No, no, es imposible que esté acá. Tengo miedo de darme vuelta y asumir la realidad, sea o no sea lo que quiero que sea.

True Love PrevailsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora