Jump With Me

Una salida para un juego doloroso.

El sonido del reloj resonaba en el espacio. No se oía nada más que el molesto sonido incómodo. Hilary tenía los ojos hinchados y la cara roja aún, la cabeza le dolía y sentía unas inmensas ganas de devolver el almuerzo que había tomado en el hospital. En ese momento deseaba volver allí, lejos del dolor, la verdad era dura, y todavía no terminaba.

Éder se encontraba en la cocina sirviendo un vaso de agua para Hilary, quien después habérsela pasado llorando por un buen rato al fin había parado. Después de llenar el vaso y mientras buscaba en el cajón una pastilla para el dolor, se puso a pensar en lo que Hilary le había reclamado.
"¿Porque eres así de cruel?" No lo sabía, solo era así, siempre había sido de esa manera, nunca le había molestado el que el resto lo despreciase solo por ser como era, de hecho, se consideraba alguien seguro de sí mismo al sentirse bien con todo lo que hacía, bueno o malo.

Incluso andar con Vega y Charlotte no le había parecido algo malo, solo lo veía como una doble vida que creía nunca iban a terminar. Porque las dos le hacían feliz, y no podía evitar amarlas. Evitando recordar más de lo que debió, negó con la cabeza y tomó el caso piara después salir de la cocina.

— toma esto— le tendió la pastilla y el vaso. Hilary no lo miró, tan solo los tomó lentamente—. Te quitará el dolor entro de poco.

— no los tomare— dijo ella— al menos no ahora, supongo que aún no acabas de hablar, así que si voy a tomarme algo será después de que termines.

— estaba pensando que quizá ha sido suficiente por hoy— habló Éder— debería irme y dejarte descansar— se puso de cuclillas en busca de su mirada, y al encontrarla, se dio cuenta de la tristeza que había en ella— Estoy preocupado por ti, no debiste hacer esto, no ahora, no justo hoy que saliste del hospital. Si recaes podrías herirte—. Hilary negó con la cabeza y tomó las manos de Éder.

— solo quiero lastimarme una vez— le dijo con tristeza— Que sea hoy, mañana no quiero lastimarme más. Has eso por mí, Éder. Ya me has hecho pasar por mucho, ¿porque contenerte está vez?—. No había lágrimas en sus ojos, pero si piedad, Hilary le estaba rogando por algo y Éder no sabía qué hacer.

— no voy a hacerte daño dos veces— le aseguró él— te lo diré, te lo diré aunque me duela abrir estas heridas que me queman desde hace tanto—. Tiró de las manos de Hilary llevándolas en su dirección y las besó.

— Gracias— le dijo ella—. Por favor, sigue.

— Si. Bueno, ¿en que iba?

— Un pasatiempo, Vega era un pasatiempo.

— Ya, bueno, Fabián era un sobre protector con mi novia, pero con las otras chicas era un idiota. Al decirle eso pareció cambiar radicalmente, comenzó a reírse y me pregunto qué cuando la botaría. Me pareció tan cruel su modo de decirlo, que tarde mucho en dar mi respuesta. Creo que fue muy obvio que no planeaba dejarla, porque Fabián volvió a preguntármelo una vez más pero esa vez mucho más serio. Noté su modo de decirlo y comencé a preocuparme de inmediato. Le dije que muy pronto lo haría, tal vez antes de lo planeado. Aunque actúe algo nervioso y él pareció dudar, al final me dejo ir y no mencionamos más sobre el tema.
Yo veía a Charlotte y veía a alguien fuerte, segura de sí y con la autoestima por los cielos. No era muy distinta a Vega, tal vez es por eso que no podía dejar a ninguna, porque para mí eran el complemento que yo necesitaba. Cuando me di cuenta que podía sobrellevar las cosas a mi modo decidí seguir adelante con la farsa solo que con más precaución, no podía arriesgarme tanto, por lo que después de ello comencé a evitar a Fabián de una manera que no pareciera mala. Vega era mi mundo en la escuela, me hacía sentir feliz y mi familia lo notaba, Clara, estaba encantada con mi novia, al menos la que conocía. Te repito que con el incidente de Fabián fui más cuidadoso, así que evite a toda costa contarle a otros lo de mi segunda o primera novia, dependiendo de quién se tratara.