Capítulo 15 | Tarde.

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Paré mi trabajo después​ de leer la carta, me alisté traté de salir por la entrada pero alguien me cachó.

-¿A dónde vas?.- Más bien dos José y Angie.

-Iré a la ciudad, veré a un cliente.

-¿A qué hora volverás? ¿Porque no me dijiste?.- José estaba molesto y la estúpida mirada molesta de Angie no ayudaba.

-Perdón pero este cliente es muy importante.- José me lleva a la cocina.

-Recuerda de nuestra cena.- Se nota que José quería hacer esto más que nada.

-Te prometo llegar a tiempo, no te fallaré.- Le di un beso pequeño en los labios y me fui.

-Eres un idiota que sigas creyendo en ella.- Bufó Angie.

Pasé por la florería, no tenía mucho dinero porque olvidé mi cartera en la casa así que compré un pequeño ramo, sabía que tenía que ir a ver a Yayo a eso se refería​ en la carta.

Tenía tiempo que no visitaba su tumba, recuerdo que cuando su muerte fue reciente todos los viernes venía a visitarlo, cambiar las flores y limpiar. Pero después de la depresión José y Jux decidieron que lo mejor es que dejara de hacerlo por mi salud mental. Ya estaba cerca de donde estaba su tumba y a lo lejos ví a alguien estaba manipulando la tumba, eso no lo podía permitir.

-¡Hey Tú! ¡Qué estás haciendo! - El tipo se echó a correr dejando algo en la tumba, tiré el ramo por algún lado. La ira invadió todo mi cuerpo, traté de alcanzarlo pero el hijo de puta logró escapar.

Revisé si había dañado la lápida o su alrededor pero solo había dejado una carta al parecer ese idiota es el que las manda.

No había gran cosa, sólo una dirección y una hora exacta al parecer quería verme ¿Será que me dirá la verdad?

-Creo que tenías razón en algo, Yayo.- Traté de limpiar un poco, recogí el ramo y se las coloqué. Me recosté en el pasto, el sueño me invadio.

-Tienes que dejarme ir.- Escuché su voz entre sueños hasta quedarme profundamente dormida.

Después de un rato, abrí mis ojos...sin pensarlo tomé mis cosas y subí a mi auto. No miré el reloj, solo me enfoqué que volver a casa.

Estaba lloviendo, entré a la casa y estaba a oscuras. Entré a la sala y suspiré.

-Mierda, lo olvidé.- Pensé, había velas a punto de consumirse, la comida ya estaba más que fría y todo se veía desordenado. José se había esforzado tanto, debe de odiarme ahora mismo.

Subí a encerrarme a mi habitación pero él se encontraba en la puerta de mi cuarto fumando un cigarrillo.

-¿Dónde estabas?.- Expulsa el humor de su boca.

-Perdóname por llegar tarde no era mi intención...- Bruscamente José me acorrala enfrente de su puerta ¿Piensa en golpearme? No, él jamás se atrevería.

Al contrario sus manos se apoderaron de mi rostro y sus labios se pegaron con los de él, tan apasionadamente hasta que paro para dejarme respirar sin dejar sus manos de mi rostro y su cuerpo pegó al mío.

Perdón pero me había quedado dormida anoche pero aqui les traigo el maratón completo. Espero que les haya gustado el capítulo no olviden apoyarme con un favorito y comentar.

Llamas | José Salazar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora