Capítulo 3 | Demonios.

284 26 0
                                    


______.

Esa misma noche, nos dimos un baño juntos y nos acostamos para caer en un sueño profundo o algo parecido. Me desperté asustada, había soñado con eso otra vez...esta vez no era con Yayo.

Me levanté de la cama muy lentamente para no despertarlo, me senté en la sala esperando que el susto se fuera pero terminé llorando.

—¿Qué pasa?.— Escuché su voz y una de manos sobre mi hombro.

—Nada, sólo fue...—No podía hablar, el recuerdo de aquel mal sueño me hacía sentir débil.

—¿Soñaste con él, cierto?.— Negué con la cabeza.

—¿Puedo contarte algo?.— Sin pensarlo, José se sienta a un lado para escuchar.

—Desde que soy joven siempre he soñado con ese tipos de cosas, no puedes escapar de ellos, te persiguen, te acosan hasta dejarte sin vida.

—¿Ellos?.— Pregunta confundido.

— Mis demonios, esas malditas voces en mi cabeza, hacen que me despierten cada noche...

—Recuerdo que cuando nos estábamos conociendo, jamás quisiste contarme tu historia.

—Si, bueno jamás lo he hecho con alguien, Yayo era el único que sabía.

—Ahora que estamos casados...Puedes contármelo.

—¿Porqué quieres saberla?.— Sonreí nerviosa.

—Nunca me contaste cuando éramos amigos, ni novios, tuve que esperarme hasta casarnos y ahora que lo estamos, quiero que me lo digas.— rió

— Siempre fui una niña solitaria, siempre fui la niña rara bueno para las personas de la escuela. Me la pasaba dibujando en los mesa bancos y en mis cuadernos, escribiendo canciones en mis cuadernos, nunca fui sociable.

—Eso no es raro, eras artística amor.

—Para ellos si además mi apariencia no me favorecía mucho, las chicas se burlaban de mi cuerpo, me insultaban, me ponían en ridículo frente a toda la escuela hasta punto de ir a encerrarme al baño a llorar.— Desde ese momento José se quedó callado pero prestando mucha atención.

— Los intentos de suicidio, las lágrimas y las marcas que había hecho a mi cuerpo, se volvieron demonios para mí. Demonios que aparecen cada noche para atormentarme, con horribles pesadillas.— José me abraza.

—¿Cómo lo superas? ¿Cómo haces que ellos desaparezcan?.— Preguntó asustado.

—Tú haces que esos demonios desaparezcan.— José era el único que hacía que todos mis miedos se fueran como solo mirarlo, que parará de llorar y me diera fuerza para volver a caminar.

—Sabes que te amo tanto, no dejaré que nadie te haga daño.— De pronto nuestros labios se unieron apasionadamente hasta dejarnos sin aliento.

—No te preocupes mi amor, yo sé lo que sientes...Yo también tengo demonios pero se que tengo personas que me aman y eso hace que los olvide.

—Después de la muerte de Yayo, todo se agudizo​ por eso despertaba gritando y llorando.— No pude evitarlo y comencé a llorar sin darle importancia que era un hotel y era madrugada, podría despertar a alguien.

—¿Crees poder dormir, ahorita?.— Me preguntó tiernamente José.

Pepe me toma entre sus brazos, tenía que admitir que me sentía tan protegida nadie podía hacerme daño estando junto a él.

—Aqui estaré, mi amor.— Me deja en la cama, sólo fue unos minutos después cuando sentí que sus brazos se acorralan sobre mi cuerpo y llega la tranquilidad a todo mi ser.

Espero que les haya gustado este capítulo, chulas Perdón si no soy tan constante esta semana pero trate de hacerlo. 💓🔥

Llamas | José Salazar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora