— ¿Por qué? —Pregunté, arqueando una ceja mientras guardaba los libros de biología y química en mi mochila—. Deberías estar más tranquila. El primer ensayo con Luka fue bastante bien. —Recordé, sacando las partituras de Magnet antes de dejarlas a mi lado, sobre mi cama donde estaba sentada. Guardé la libreta en mi mochila antes de tirarla al suelo.

Había invitado a Miku y Luka a casa para poder ensayar la letra de Magnet con más tranquilidad y tiempo. Los veinticinco minutos que duraba el receso no daba para mucho y realmente moría por acabar la letra y ver cómo mi mejor amiga y Luka la transformaban en magia con sus voces. Además, tía Lily había salido a tomarse algo con sus amigas y Len saldría también, por lo que prácticamente tenía la casa para mí.

— Sí, porque duramos quince minutos. —Rodó sus ojos—. Vamos a estar casi toda la tarde juntas y tengo ganas de vomitar cada vez que lo pienso. —Me confesó, poniendo mala cara. No evité soltar una pequeña carcajada, tomando el IPad y las hojas.

— Se llama amor, querida.

— Pues es una puta mierda. —Murmuró, con una expresión decaída que me preocupó.

— ¿Por qué? ¿Qué ocurre?

Miku suspiró y se frotó el rostro antes de caer boca arriba sobre su cama.

— Rin, tengo miedo. —Me confesó—. ¿Qué pasa si Luka no es homosexual o bisexual y es hetero? ¿Y si también es homófoba? Me destrozaría. —Su voz tembló y cerró los ojos, evitando llorar. Me rompía el alma ver a mi mejor amiga tan triste y a la par, sentía rabia por la situación en la que se encontraba. No era justo para ella pasar por tanta mierda solo por ser homosexual.

— Tonta, no te pongas en lo peor. —La intenté animar cuando ella abrió sus ojos.

— Ha tenido decenas de novios, Rin. —Me contó, dando un fuerte suspiro de impotencia—. No quiero enamorarme y acabar herida. —Se alzó de la cama y frotó uno de sus ojos.

Me alcé también y me senté sobre el taburete del piano, dejando el IPad sobre éste y colocando las partituras en el atril del instrumento.

— No vas a salir dañada. Que haya tenido mil novios no significa que sea heterosexual. ¿Recuerdas cuando tú hacías lo mismo? —Ella me miró con tristeza antes de asentir levemente—. O, vete tú a saber, a lo mejor siquiera sabe su orientación sexual. —Abrí la tapa que cubría las majestuosas teclas del piano y volví los ojos hacia mi mejor amiga.

— Eso es una posibilidad entre un millón, no puedo ilusi...

— ¡Confía en esa posibilidad, Miku! —Exclamé, sorprendiéndola. Tomé aire y recogí parte de mi cabello tras mi oreja—. Y si pierdes arriesgando, no importa. Perseguiré a Luka por todo el país si hace falta para darle su merecido y después, te ayudaré a curarte. Ya ves tú, Luka no es el único pez en el mar. —Sonreí, transmitiendo la confianza y seguridad que le faltaba.

—Rin... —Murmuró, aunque finalmente sonrió.

— Así que en diez minutos quiero ver tu culo en mi casa. —Dije, señalándola e intentando poner una mueca de seriedad. Miku soltó una carcajada que me contagió.

— Sí, mi capitana. —Imitó el saludo militar y nos despedimos antes de colgar.

Suspiré y volví a cubrir mi IPad con la funda antes de lanzarlo sobre mi cama. Recogí mi flequillo y parte de mi cabello en un pequeño moño sobre mi cabeza y estiré mis brazos antes de ir a por las partituras. Sin embargo, la puerta de mi habitación se abrió estrepitosamente y tras ella apareció la figura de mi hermano.

— ¿Qué puñetas...?

— ¡Cargador! —Casi gritó, lanzándose sobre mi cama y también sobre mi creación, para alcanzar el cargador que tenía enchufado sobre mi mesita. Lo conectó a su móvil y suspiró aliviado antes de dejarlo sobre mi mesita. Pestañeé varias veces seguidas, observando que él estaba sobre mí cama atabiado solo con unos vaqueros.

SPICE! | RiLenWhere stories live. Discover now