UN CLICK EN TU CORAZÓN

IV. Extraviado

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Mi madre había explotado en casa, estaba hasta el tope de trabajo y el estrés la estrangula, decidí salirme de casa por un momento y visitar a mi tia pero una vez de regreso estaba esperando el camión para poder ir a casa cuando el celular vibro locamente.

—Hola—dije mientras el viento se colaba entre mi sudadera deportiva azul causándome que se erizara la piel.

—Hola, Wen—su voz me dejo pasmada

—¿Scott?—dije con el ceño fruncido.

—El mismísimo, solo quería saber cómo has estado, ¿llegaste bien a casa después de la fiesta?

—sigo viva que es lo que cuenta— se escucha una risa al otro lado de la línea y yo embozo una también.

— Quiero disculparme—dijo está vez más serio— por lo que sucedió, te dije que no debía beber.

—Fue mi culpa— dije con la mirada fija en el camino solitario.

—No lo fue Wen, me aproveché de la situación y no sabes cuánto lo siento, pero dime ¿no pasó nada más?— su tono ahora era preocupado.

—¿Crees que lo hicimos?— sonreí y negué con la cabeza, sabía que no podía verme pero era una reacción involuntaria— No pasó nada, podría estar borracha pero no lo hago con cualquiera.

—¿desde cuando soy cualquiera?

—Desde hace dos segundos— reí sonoramente, algunas personas que habían llegado a la estación de autobuses voltearon a verme.

—Bien, pues en ese caso me alegro de que no pasara— dijo serio.

—¿si?— pregunte con cierta desilusión

—Si, no quiero obligarte a nada.

—Está bien, te marco más tarde mi autobús está por llegar— colgué en cuanto las luces del transporte se aproximaban, me metí el celular en la bolsa trasera del pantalón y me subí al bus.
El camino a casa estaba muy solitario por ser ya muy tarde, en el camión solo viajábamos tres jóvenes y dos adultos mayores, un ¡Bling! Sonó y me lleve la mano al trasero con la sorpresa de que mi pequeño aparato no estaba, me solté de la barra y comencé a buscarlo en mi bolso, en la chaqueta pero no apareció. Entonces una idea se me vino a la mente, al meterlo en el pantalón se resbaló y lo he dejado tirado. Había extraviado el celular.

Abrí la puerta de la casa en silencio, no había nadie en la sala de estar, así que pase derecho y tome el teléfono, marque el número de Kitty.

—Hola— la voz le parecía adormilada.

—lamentó despertarte—dije en voz baja.

—¿como sabes que estaba durmiendo?¿que ha pasado?—bostezo

—He perdido el celular, avísale a las Chicas que no me marquen.

—¡Ya te habías tardado! Al menos no pierdes la cabeza.

—Vale, descansa—colgué y me dirigí a la ducha seguramente me vendría bien.

Me deshago de mis jeans y mi playera negra de oasis, y me quedo mirando frente al espejo, ¿desde cuando mis caderas parecían más anchas? en los últimos meses había adelgazado unos cuantos kilos, pero en unos días no podria haber ensanchado mis caderas y aumentado el busto. Era una sensación extraña, mis manos se dirigieron a la parte de mi pelvis y tocaron el borde del encaje erizando mi piel. Parpadeo muy rápido y agitó la cabeza, ¿que estaba haciendo? Retire el sostén y las bragas de mi cuerpo y encendí la ducha. El agua caliente se deslizó por mi nuca dándome una sensación extraordinaria, Scott, se me vino a la mente. Parecía un chico interesante, sus ojos marrones y su piel bronceada lo hacían bastante bueno, pero no era mi tipo, no me lío con hermanos de amigas.

—¡Weeen!— escucho a mi madre llamar desde afuera, cierro la llave de la ducha de repente y asomó la cabeza detrás de la cortina.

—¿Y ahora que?— preguntó desconcertada.

—Hay una chica y un chico en la puerta que te buscan — ¿pero que? Quien vendría a tan desconsideradas horas de la noche.

—Bajo en cinco— gritó como loca mientras enrollo una toalla a mi alrededor.

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