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-Faltan 5 minutos para que acabe la clase. Lo que les tenía que dar ya lo di, creo que lo mejor sería dejarlos salir. ¡Que tengan una buena tarde! Nos vemos la semana que viene y repasen esto que va para la prueba final –Dijo el profesor de programación avanzada.

Sentía un poco de satisfacción por dentro al saber que este largo día de clases había acabado, pero todo se desvaneció al recordar que mi único destino era mi casa.

Al salir del salón, hablé un rato con algunos compañeros de clases, no los consideraba amigos, no hablábamos constantemente, usualmente salían temas triviales de los cuales podíamos hablar por horas, pero sabía cosas muy básicas de ellos, nunca quedábamos para salir o hacer algo fuera de la universidad. Éramos solo eso, compañeros de clase.

Me monté en mi vieja bicicleta, vieja pero bien conservada, no hay que confundir eso. Con los audífonos puestos y escuchando un poco de electrónica suave, pedalee hasta mi casa.

Metí la bicicleta en el garaje junto al carro de mi padre y entré a la casa solo para ver lo cotidiano; mis padres discutiendo, pero de cierto modo era gracioso ver como discutían, ya que tenía los audífonos y solo veía bocas moverse acompañado de manotazos al aire por parte de los dos. Me limité a solo decir "Ya llegué", como sabía no serviría de nada y le harían caso o miso a mi llegada, menos mal era hijo único.

Me encerré en mi cuarto y encendí el ordenador para despegarme un rato del mundo y de aquel problema que tenían mis padres, pero era una ardua labor, los golpes de la discusión se sentían por toda la casa. Eso me estresaba y a la vez hacía que mi cuerpo se llenara de impotencia ¿Por qué impotencia? Porque en gran parte de mi adolescencia había intentado terminar esas peleas, solo para que empeoraran, así que ya no pierdo tiempo en eso, pero llega un momento en el que se vuelve totalmente molesto, como justo ahora.

Mi paciencia se acaba. Agarro mis llaves. Voy a ir a la biblioteca, creo que es el único lugar donde podré tener paz, y también para esperar que se cansen, en algún momento, a veces no lo hacen, pero esperaba mucho que no fuese así esta vez.

Esta pelea iba a acabar en la noche, se notaba porque los golpes a las paredes apenas comenzaban y eso solo significaba que la discusión tenía poco de tiempo de haber comenzado y no tenía pinta de que acabara en plazo corto de tiempo.

Saco mi bicicleta del garaje y me voy directo a la biblioteca.

Mis padres fueron de eso amores que al pasar los años, ese amor poco a poco se fue extinguiendo hasta solo quedar odio y resentimiento. Solo se veían los errores del otro, se sacaban las cosas en cara; como por ejemplo que mi mamá le fue infiel a mi padre, tres veces si somos exactos, ya la segunda y la tercera vez le dieron igual a mi papá y se encargó de pagarle con la misma moneda. Y mi padre, por su lado; había gastado el 35% de los ahorros de mi universidad a escondidas de mi mamá en alcohol y apuestas con sus amigos, razón más que valida para que mi mamá ya no pueda salir temprano de su trabajo y estemos ajustados todo el tiempo con las deudas.

Yo diría que esa dos son las peores de cada uno, solo como pareja, porque como padres los dos son igual de terribles, desde mi perspectiva. Solo disfruté jugar con mi padre en mi niñez y que mi madre me consintiera hasta los 14 años. Ella tuvo que empezar a trabajar gracias a que mi padre fue descendido en su trabajo y no ganaba lo suficiente para mantenernos. Los dos trabajan a morir, y si les queda tiempo extra para cualquier cosa, se lo gastan en todo menos en mí. Mi padre se va a beber con sus amigos y mi madre se encierra en el cuarto a solo ver televisión, la he oído llorar muchas veces, me rompe el corazón oír lo destruida que se siente por dentro. No me molesta que no me presten atención, desde que crecí ya no, con mi cuarto y mi ordenador basta y sobra para despegarme de todo, algún que otro juego de rol, YouTube, redes sociales, entre otras cosas. Pero mi vida básicamente es estudiar desde el día hasta tarde en la semana, llegar, ver a mis padres pelear, pasar de ello y encerrarme en mi cuarto y, los fines de semana trabajar para ganar un poco de dinero para mí. Pero había algo que solo usaba en ocasiones "especiales" como esta, y era ir a la biblioteca, desde que la descubrí, la uso como método de escape de todos esos problemas. Si piensan que voy a leer un libro están equivocados, voy es por la paz y la tranquilidad del lugar, me limito a escuchar un poco de música y recostarme en una mesa. Había intentado leer en varias ocasiones pero no me llamó la atención o no encontré el libro que me enamorara. En fin, la biblioteca Frank Hudson era lo que daba la paz que necesitaba, y en estos momentos necesitaba mucho de eso.

Entré en ella y ese típico olor a libro nuevo estaba en el aire, no creía que muchos de eso libros fueran nuevos, pero ese olor siempre estaba allí, lo que me hacía pensar que tiene que ser algún tipo de aromatizante olor "Libro nuevo" porque no hallaba otra explicación.

Era una inmensa biblioteca llena de pasillos con gigantescos estantes repletos de libros. Cada estante tenía solo un género literario; romance, aventura, terror, misterio, psicológico, thriller, ciencia ficción, fantasía, y pareciera que no acababan.

En el final de los pasillos estaban las mesas. Siempre me sentaba en la que estaba justo al final del pasillo de misterio, justo arriba de ella estaba una ventilación del aire acondicionado que hacía muy frío ese lugar en específico, amo el frío, y por eso siempre, desde que lo descubrí, me siento allí.

Caminaba por el largo pasillo y, casi al final, veía a la chica que se encargaba de asesorar y ordenar los libros de esa sección. Ya me conocía y yo a ella, la constancia nos había hecho algo más que solo conocidos.

-¡David! –Dice ella sorprendida disimulando su aparente emoción-. ¿Otra vez problemas en casa? –Me pregunta, aunque ya sabe que es exactamente por eso.

Tenía varios libros amontonados en una especia de caja de plástico, de seguro a la biblioteca le llegó un cargamento de libros y los están organizando o al parecer eso es lo que hacía Alice. Era una chica de estatura media, pelo castaño, ojos marrón claro y tez blanca. Era delgada, con curvas pero delgada, aunque tenía unos grandes cachetes que le daban un rostro adorable.

-Sí, Alice, mi casa hoy es un ring de boxeo –Le respondo y ella no puede evitar soltar una risa.

No me molestaba para nada, además, yo siempre hacía bromas de eso con ella porque la verdad me daba igual.

-Tienes tarea hoy por lo que veo –Le digo.

-Sí, terminaron de clasificar el cargamento de la semana pasada y ya nos mandaron a colocarlos donde corresponde –Responde ella enfocada en su trabajo.

-¿Quieres hablar después de que termines con eso? –Le pregunto y veo como se le iluminan los ojos.

No quería estar solo estaba vez. Amo la soledad, para eso vengo aquí, pero hoy quería hacer algo diferente, tal vez los astros se alinearon para que surgiera dentro de mí este sentimiento.

-Claro, David con gus...-Le interrumpe un fuerte grito que retumba por toda la biblioteca.

-¡Alice! -Era la encargada.

-Lo siento, David, al parecer me necesitan, tal vez en otra ocasión –Responde yéndose ella un poco apenada.

Al parecer la soledad me persigue.

Veo los libros que tiene ella en su caja y me llama mucho la atención un largo libro de tapa dura verde con letras doradas. Anuario de graduación Escuela GoldMoon 1989.

¿Un anuario escolar en la sección de misterio? Seguro hubo algún error. Algo de ese anuario despertaba la curiosidad en mí. Creo que voy a ojearlo un poco. 


El AnuarioWhere stories live. Discover now