Lana iba escuchando su música mientras subía las escaleras de su piso, no le importaba tanto que su ascensor estuviese averiado, ella era feliz por la misión.

Abrió la puerta de par en par y sonrío para sí misma mientras caminaba hacia el salón, esperando encontrarse a Bucky tirado en el sofá con su ordenador, cotilleando la Wikipedia o viendo series.

Pero ahí no había nadie.

Lana levantó las cejas mientras dejaba su mochila en el suelo del salón y abría la puerta del dormitorio de Bucky, pero tampoco había nadie. Y estaba bastante más ordenado de lo habitual.

El corazón de Lana dio un vuelco, y en dos segundos, se plantó delante del armario de su compañero, pero se calmó al ver que estaba lleno. No se había marchado. Estaría posiblemente fuera haciendo ejercicio, o algo.

La chica suspiró y se fue a tirar a su sofá, cogiendo el ordenador y llevándoselo al estómago, entrando a ver las noticias recientes.

Bucky subió corriendo las escaleras con las bolsas que llevaba en los brazos, había salido del piso justamente cuando Lana le había mandado un mensaje. Estaba ciertamente bastante contento, pero no sonreía, no dejaría que nadie viese que sonreía. Lana tenía que verlo.

Abrió la puerta con la llave que Lana le había dado y vio la cabeza de la chica en el sofá, con una luz que venía del ordenador iluminándole la cara. Pero Lana estaba roncando, posiblemente le había esperado, pero había caído rendida.

Bucky dejó las tres bolsas llenas de comida en el suelo de la cocina y se acercó a Lana en el salón, dejando su gorra en la mesa y su coletero en la muñeca derecha, soltándose el pelo. Podría córtalo un poco, pero no le apetecía.

Se sentó al lado de Lana y cerró el ordenador, quitándoselo de las manos y dejándolo en el suelo, luego, con su mano real, le tocó la mejilla.

- Pensaba que los vengadores no solían dormir. – Lana abrió un ojo lentamente y sonrío, girándose en el sofá con las manos en la mejilla, actuando de almohada, mirando fijamente a su amigo. – Ya sabes, por el hecho de que te llamaron a las dos de la mañana.

- Era una urgencia. – Lana río por lo bajo, cogiendo la mano de Bucky y poniéndola debajo de su cabeza. - ¿Estás contento?

- Mucho. – Pero Bucky también estaba contento por tenerla por ahí rondando, ahora podían estar juntos de nuevo, como antes de que Thor apareciese y las misiones de la Vengadora se activasen de nuevo. - ¿Ha ido todo bien?

- Sí, bueno, han disparado a Clint, pero está bien. – Lana abrió sus brazos y Bucky se levantó, intentando sentarse con Lana en el sofá.

Pero cabían a duras penas. Menos mal que se tenían confianza, porque estaban a dos centímetros como mucho, ambos abrazados en el sofá mirándose.

Bucky pensó que el antiguo Bucky hubiese hecho algo romántico en ese momento, como, por ejemplo, besarla, pero no podía. No quería asustarla.

Lo mismo pasaba por la cabeza de Lana, que tampoco quería asustar a su asesino amnésico favorito. Estaba empezando a pensar que era idiota en pensar que podría haber algo entre ellos que no fuese más que amistad.

- Te has quedado más callado de lo habitual. – Lana estaba abrazada al cuello de Bucky, y este la cogía por la cintura, con su cara de pocos amigos habitual. - ¿Estás bien?

- No sé qué hacer ahora. – Lana levantó una ceja, estaba confusa, él ahora solamente tenía que recordar, ver a Steve y vivir su vida. Ahora era libre. – Ahora que no hay Hydra, podría marcharme a Europa, no tendrías que cuidar de mí más.

- ¿Qué? – Lana sonaba incrédula, todavía tenía esa idea por la cabeza. Ese hombre tenía problemas varios. Y uno de ellos era que no entendía a Lana. – ¿Quieres marcharte?

- Será lo mejor, para ambos. – Lana juntó las cejas de nuevo, como si le hubiesen pegado una bofetada. – Allí nadie me conoce, podría trabajar. Y sin Hydra detrás de mí...

- ¿Te quieres ir sin mí? – Lana se subió encima de él para levantarse, y Bucky soltó aire, intentando no volverse medio loco y besarla. – No sé, llámame loca, pero no permitiría eso... no sabría cómo estás, y...

- Lana, escucha. – Bucky se levantó y se acercó a la chica que estaba cruzada de brazos en medio del salón, mirándolo fijamente. – Allí podría salir a la calle sin tener miedo de que alguien me vea y me reconozca, y Steve no estará. Además, podremos seguir hablando por teléfono.

- ¿Es lo que quieres? – Lana miró hacia arriba, y a Bucky le costó dejar de mirar la cara de pena que llevaba encima. Parecía que habían pisado a un cachorrito repetidas veces, y que además, lo habían abandonado en plena autopista. Bucky asintió, y Lana cerró los ojos, suspirando. – Entonces te ayudaré.

- No tienes por qué hacerlo, Lana, has hecho más por mí que cualquier otra persona viva. – Bucky pensó unos segundos. – Steve incluido.

Pero Lana no le sonrío, solamente se giró y se marchó hacia su dormitorio, mirando atrás una última vez antes de sonreír de lado y meterse dentro de su cuarto.

Y al día siguiente, Lana acompañó a Bucky al aeropuerto, dirección Europa. Le había sonreído mientras se despedía de él con la mano, como si se alegrara de que diese un paso más hacia su vida. La vida que le pertenecía.

¿Quién era Lana para negarle eso?

HEKATE [Bucky Barnes]Where stories live. Discover now