—No te quiero ofender pero yo no puedo hacer eso.

—Sí puedes.

—No puedo. —digo de vuelta enseguida.  Aún así ella me da la manga y la base para hacer la flor, hago lo que me dice pero sale un montón de betún sin forma. —Te lo dije. 

Escucho una risa no muy lejos, Louis está en el umbral de la puerta mirándonos atento. No sé desde qué momento está ahí pero parece bastante cómodo, probablemente tiene algo de tiempo escuchándonos, pero se me hace tan extraño no sentir su mirada para nada. 

—¿De qué te ríes? —digo, él me mira enseguida.

—Eres un asco, lo tienes que aceptar. 

—Ah mira quién lo dice ¿quieres intentarlo? —levanta los hombros.

—Tengo cosas qué hacer.

—Creo que pueden esperar. —murmuro mientras me acerco a él con cuidado de no tirar más betún. Le tiendo las cosas mientras me pone ambas manos en frente, pero negando a tomar las cosas.

—De verdad estoy ocupado.

—No lo creo, si tienes tiempo de espiar a la gente, tienes tiempo de hacer esto, ven. —me pongo ambas cosas en una de las manos y con la otra tomo a Louis de la mano para llevarlo a la cocina, enseguida le tiendo ambas cosas. —Hazlo. Diane, explícale.

—Pones la duya en la base, aprieta un poco, sube y baja, es como hacer una onda, simple.

—No es simple. —murmuro.

—Me voy a manchar el traje.

—Tienes cien trajes iguales. —digo, él frunce el ceño.

—Claro que no.

—Veinte. Revisé tu armario el otro día.

—Qué atrevimiento.

—Me dejas encerrado sin cosas qué hacer, en algo me debo entretener. —lo veo levantar las cejas.

—Ya pensaré en algo.

—Bueno, quiero ver esa rosa.

—En serio no quiero mancharme. —bufo, me quito el mandil que tengo para ponérselo, como tiene ambas manos ocupadas, lo hago yo, paso con cuidado mis manos por su cintura y le hago un nudo, su aroma me inunda enseguida, lo único que atino es a terminar el nudo como puedo ya que las manos me tiemblan. —¿Listo?

—Eh... Sí. —murmuro. Lo miro hacer un intento y sale una cosa peor que la mía. No puedo evitar reírme de él.

—Oye. Yo nunca he hecho esto.

—¡Yo tampoco! ¿Ves que no es fácil? —le enseñó la lengua, de repente me siento un niño, él se ríe conmigo mientras toma con su dedo pulgar un poco de betún y me lo pone en la nariz. —Ow, esto se queda pegajoso.

—Lo siento. —su mano toma la mía enseguida y me lleva hacia él, sus labios quitan con suavidad el betún de mi nariz a la vez que me regala un beso en ella. Me siento en las nubes cuando lo hace y ya no hay nada más al rededor.

Vendido | LarryΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα