Existir.

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Me encontraba en la maldita estación de tren, donde ya llevaba un tiempo que se había vuelto desesperante. Jugaba con mis manos nerviosamente mientras veía a las personas sentadas delante de mi con una expresión vacía y gris. Yo era el único que parecía responder. De repente, divisé a Peter, el hombre que mordió a Scott, papá de Malia y tío de Derek. Oh, Derek. Ojalá él estuviera aquí, abrazándome para tratar de calentarme, ya que sentía un frío que no desaparecía con nada. Aparté esos pensamientos y me encaminé a Peter.

- ¿Peter?- tenía la misma expresión que los demás- ¡¿Peter?! ¡Peter!

No respondía, así que lo tome del cuello y al momento que le iba a dar un puñetazo en su rostro, reaccionó. Sus ojos se avivaron y se pusieron azules, se estaba convirtiendo. Gruñó de manera potente y lo solté por temor a que me lastimara. Se empezó a controlar y puso sus manos en sus rodillas, mirando al suelo.

- Lo siento, Stiles. No quería asustarte.
- No te preocupes, Peter. ¿Sabes dónde estamos?
- Viejo, apenas y sé que existo. Estaba como en una fase de trance, no podía moverme. Gracias por hacerme reaccionar.
- Eso no importa. Hay que salir de aquí.
- Hey, tranquilo- dijo enderezándose- ¿Por que tanta prisa?
- Yo llevó mucho tiempo aquí, y no estaba en fase de trance. Siempre anuncian los siguientes trenes, pero nunca los he visto. Todos están como tú. Y, lo más espeluznante es que vienen los jinetes de la Cacería Salvaje a dejar una persona nueva aquí cada una hora más o menos.
- ¿Disculpa? ¿Cacería Salvaje?
- Sí. Es lo que nos trajo aquí. En Beacon Hills nadie nos recuerda. Fuimos borrados. Literalmente.
- ¿Yo? ¿Borrado? Ni en mis sueños. Como se olvidarán de mí si fui lo mejor que les pasó a todos- dijo con un tono de egocentrismo.

Yo rodeé los ojos y lo mire intensamente.

- Bien, bien. Soy lo peor que les ha pasado a todos- dijo corrigiendo y ladeando la cabeza.
- Bien, busquemos a salida- dije encaminándome hacia la otra área de la rara estación de trenes- ¿Ves ese altavoz? Por ahí es por donde anuncian los trenes. De alguna forma tiene que funcionar, ¿no? Tiene que tener una fuente de energía y alguien que hable por ella. Aunque, la voz no suena humana, suena como la modi...
- Pasajeros, el tren de Canaan llegará en 30 minutos. Favor de esperar su llegada- dijo una voz monótona, del mismo altavoz que inspeccionaba.
- Como te iba diciendo - dije ignorando el mensaje que había escuchado muchas veces como para saber que lo que decía no era cierto- Si escuchaste, se oye como la modificación de una voz humana, tiene muchos matices como para ser de un robot o algo pareci...
- Stiles- dijo Peter interrumpiéndome.
- ¿Que?
- ¿Sabes por qué nunca llegan los trenes?

Yo negué con la cabeza, eso no lo había pensado.

- Stiles, nunca ha existido una estación de trenes en Beacon Hills - dijo señalando la tabla de destinos- Ni en ninguno de los pueblos que allí se muestra- dijo asustado.
- Entonces, ¿Donde estamos? - dije también asustado.
- No estamos, Stiles. No estamos en ninguna parte, por qué como tú dijiste, fuimos borrados, no existimos. Entonces, algo que no existe no puede estar en un lugar.

Lo mire asombrado, tenía razón. No existimos, ni las personas que allí se encontraban. No existo. Mire a mi alrededor, buscando los cables del altavoz.

- Tenemos que salir de aquí- dije sin darle importancia a la preocupación que crecía rápidamente dentro de mí.

Empecé a seguir con la mirada los cables, y empecé a caminar hacia dónde se originaban. Escuchaba las pisadas de Peter detrás de mí. Terminé en frente de una puerta que nunca había divisado en todo el tiempo que había pasado ahí.
Puse mi mano en la manija vieja y desgastada.

- Claro que existo- dije en un susurro para mí mismo. Y por sorpresa, la puerta se abrió.

Te amo, maldito idiota.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora