War Underwater

CAPÍTULO 9

Nota: Deben leer todo este capítulo con la canción que coloque justo arriba, porfavor, si no no se siente bonito xd aunque tal vez les enfade.

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Niall Horan nunca creyó que pudiera existir un ser tan horrible como lo era aquel hombre.

Se sentía tan impotente, vulnerable, preso del miedo que aquel infierno le otorgaba, pero al ser su propio padre el creador de esas pesadillas no podía hacer nada más que callar y darle el respeto que no se merecía pero de igual manera conseguía.

Cuando cumplió 16 años de edad fue cuando sucedió, y eso es algo que recuerda como si aún fuera una herida abierta y que incluso le roba el sueño a veces, tratando de comprender que fue lo que hizo mal.
Pero lo único que recuerda, es haberles dado a conocer a sus padres la existencia de su primer amor.

El amor te destruye. Eso lo sabía más que nadie.

¿Pero como era posible? ¿Que no es el amor lo que vence todo? Al menos eso leía en los abundantes libros de la biblioteca de su casa.

El amor vence al final. El odio pierde.
Pero que tonto había sido...

Esa fría noche del 13 de Septiembre, cuando al fin cumplía 16 años y sus padres organizaron una cena en su honor, con toda la gente importante que conocían, porque al ser los Horan una familia de estándar elevado, tenían a los mejores residentes en aquella gran casa de costosos muebles y criados a su merced.

Ese debería haber sido su mejor cumpleaños.

Todos bailaban, festejando al niño que ahora se convertiría en hombre.
Aplausos al compás de la música inundaban sus oídos. La mesa de regalos estaba tan llena que tuvieron que colocar otra al lado para evitar ponerlos en el piso de madera. Los hombres más ricos que antes ni siquiera le dirigian una sola mirada se atrevían a palmear su hombro mientras decían unas falsas palabras de felicitaciones y le ofrecian sus tierras para cuando quisiera visitarlos.

Pero nada de eso importaba. Claro que no, él solo quería encontrar a la persona que llevaba toda la velada buscando.
Pero no fue hasta la hora de partir la tarta de cumpleaños que el timbre de la puerta sonó y Niall fue hasta esta disculpándose mientras pasaba entre la multitud que lo rodeaba.

Y ahí estaba. Más apuesto de como lo recordaba.

Calum Hood, un tímido pero atractivo moreno que había conocido en la escuela a la que asistía, era tan delicado que Niall se había dado a la tarea de proteger, tan bonito que le robaba constantes suspiros y tan entusiasta que las sonrisas más sinceras del rubio le eran entregadas. Se habían hecho mejores amigos y después de que sus sentimientos fueran correspondidos sabían que eran el uno para el otro... Niall sabía que ese chico sería el amor de su vida.

Sonrió ampliamente y lo invitó a pasar, atreviendose a tomarlo de la mano, lo guió hasta el salón principal donde se encontraban los invitados a la espera de que el festejado regresara y se aferró a él transmitiéndole confianza para que dejara de temblar. Aún con esa bonita sonrisa en el rostro, se acercó más al cuerpo del muchacho y entrelazo sus dedos, frios por la osada caminata que hizo bajo la noche, solo para visitar al rubio en su amado cumpleaños.

Pero Niall supo que algo no iba bien cuando los invitados se miraron unos a otros, confundidos por el único par de manos masculinas entrelazadas de toda la habitación. Su padre mostraba una sonrisa confundida en el rostro, tratando de calmar con esta los murmuros que comenzaban a surgir de entre la multitud.

La sonrisa de Niall se desvaneció.

-Niall, hijo, ¿quién es tu amigo? -preguntó y sonrió a su esposa, que miraba nerviosa toda la situación.