- Te quiero - dijo al fin.
- Y yo a ti - le respondí.
Volvimos a besarnos como niños pequeños; escondidos detrás de una columna.
- ¡Chicos, chicos, chicos! - exclamó una rubia por el micrófono captando la atención de todos. - El querido Justin se ha ofrecido a bailar un tango con su querida novia Selena.
Sentí una punzada en el pecho, de esas que quiere gritar y patalear.
- ¡Ese es mi chico! - gritó Robert aun abrazándome por detrás.
Una luz iluminó el centro de la pista, donde se encontraba Justin dándome la espalda y su novia morena delante de él en posición de inicio. La música de tango invadió toda la habitación y los movimientos de Justin y Selena también. Todos estaban cautivados ante la actuación de los dos. Tomé de la mano a Robert y la acaricié intentando ignorar mis celos.
- Bailan muy bien - admití para mí misma.
- Supongo que bailas mejor que ella. Ganaste el concurso de hace tres años en la secundaria, ¿no es así? - me preguntó Robert al oído.
- ¿Cómo lo supiste?
- Tu profesor de baile me lo dijo.
- ¿Conoces a Alex? - le pregunté más interesada.
- Me ayudó bastante para saber más de ti.
Sonreí pícaramente. Tomé a Robert de la nuca y lo acerqué a mí para darle un beso. Regresé mi vista a la pareja de bailarines y fruncí el ceño. Justin le daba de vueltas cuando su mirada se cruzó por accidente con la mía. Me di cuenta que me había visto cuando volvió a buscarme con la mirada. Su expresión era de confusión. Lo miré detenidamente y al parecer eso lo distrajo porque dejó que Selena cayera justo frente a él, haciendo que todos volteáramos a verla tendida en el suelo. Justin no dejaba de mirarme, pero me acerqué a ellos para ofrecerle ayuda a Selena, que todavía se encontraba tendida en el suelo.
- ¿Estás bien? - le pregunté mientras ayudaba a que se levantara. Miré a Justin por el rabillo del ojo y seguía mirándome con asombro.
Selena asintió y me sonrió dulcemente. La recargué en mi hombro y la encaminé al baño. Robert llegó por detrás y me ayudó a sentarla en una silla antes de que ambas cayéramos.
- ¿Puedes llevarla con Eleonor? - le pedí a Robert algo exhausta.
- Sí.
Me quedé sentada en un silla viendo cómo todos se iban detrás de Robert hacía la entrada del salón. Solté un suspiro, alcé la mirada y vi que ya tenía a Justin frente a mí. Ya no había nadie en el salón, solo él y yo.
- ¿Qué haces aquí? - me preguntó aún sorprendido.
- Oye, tu novia acaba de desmayarse, y eres el único a quien no le interesa.
- Fue tu culpa que ella haya caído.
- ¿Mi culpa? - exclamé ofendida.
- Sí. Tú te atravesaste en mi cabeza con esos ojos aguamarina.
- ¡Tú la dejaste caer!
- ¡Tú fuiste la razón por la que la dejé caer!
Me levanté y caminé hacia la entrada. Sentí la mano de Justin jalar mi brazo bruscamente de manera que pudiera verlo de frente.
- ¿Con quién viniste? - me preguntó.
- Con Robert, Justin.
- ¿Le conoces?
- Es mi novio.
- ¿Tu novio?
- Dijiste que era libre de salir quien quisiera. Decidí no hacerlo con Harry y hacerlo con él, ¿qué hay de malo en eso?
Lo dejé con la palabra en la boca y me fui hacia donde todos se fueron. Cuando llegué a la entrada pude localizar a William. No quería que me viera así que hice el menor ruido posible, pero no sirvió de nada.
- Hola, lindura - susurró acercándose a mí.
- ¿Qué tal William? - le sonreí fríamente.
- ¿Dónde está Robert? ¿Acaso te dejó sola? - empezó a acerarse todavía más a mí hasta que quedó pegado a mí.
Puso su mano en mi cintura y acercó su boca a mi cuello.
- ¿Puedes soltarme? - le pedí mientras empezaba a forcejear para soltarme de su agarre.
- Vamos, dulzura. Sé que necesitas esto tanto cómo yo.
Bajó su mano a mi trasero y tapó mi boca con la otra. Solté un grito que supe que nadie alcanzaría a escuchar gracias a la mano de William en mi boca. Me llevó a un rinconcito muy oscuro, casi invisible a simple vista. Seguí forcejeando y forcejeando. William me aplastó contra la pared acorralándome para que no me moviera. Con una mano, empezó a desabrochar su cinturón y a bajar la bragueta. Grité más y más. Las lágrimas se empezaron a apoderar de mí.
William subió mi vestido hasta el abdomen y bajó mis bragas. Acercó su miembro ya desnudo a mi entrada y empezó a acariciarla con su masculinidad. De repente se escuchó un grito de una mujer. William se dio vuelta y me dejó caer al suelo. Del salón salió Justin y agarró a William antes de que éste se fuera. Me había golpeado en la cabeza así que no escuchaba nada, solo veía borroso. La silueta de un hombre se acercó a mí, con delicadeza y cautela.
- Ese hijo de puta lo pagará, te lo juro.
5 votos y 3 comentarios y continuo:)
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Sex Instructor
FanfictionUna excelente novela de la cual no te podrás arrepentir de leer. LA NOVELA NO ES MÍA, de nada.
Capítulo veinticinco
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