Diagnóstico

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Y yo estoy aquí,
borracho y loco y mi corazón idiota,
Que siempre brillará.
-Enanitos Verdes-

4 años y medio antes.

Medio día. Clase de Matemáticas. Un hambre atroz. Es igual a un mal humor.

—Por favor, realicen los ejercicios de su libro yo iré por la videocasetera para ponerles una cinta sobre ecuaciones cuadraticas—El señor Smith salió por la puerta y en cuanto el sonido de la puerta cerrarse sono, todos los estudiantes soltaron un enorme suspiro. Comenzaron a hacer actividades muy variadas. Todo menos los ejercicios.


Lidia leía un libro.
Sheyla se maquillaba.
Jordan hacia bromas y gritaba.
Alice pedía los apuntes de la clase de historia.
Nash, hacia lo que mejor sabe hacer, hechizarme.
¿Y yo? Bueno yo, estaba contemplando a Nash, escribiendo garabatos, y sintiéndome mal. Llevaba semanas sintiéndome fatal.
Nash levantó la vista de su libro, y yo, nada disimulada giré mi cabeza a otro sitio. Nash lo notó, y cuando lo mire de reojo sonrió con dulzura. Me sentí torpe. Concentre mi total atención al cuaderno que tenía frente a mi, cuando alguien tocó la puerta, un estudiante normal, creería que el maestro ha vuelto. Pero no. Lastima que yo no estudiaba en una escuela toalmente normal. En el marco de la puerta apareció Alex. En la mano derecha llevaba el estuche del violín y en la otra un ramo gigante de rosas azules. Entró en el salón, buscandome con la mirada. Maldición. Alex me encontró rápidamente, y sonrió enormemente. Se acercó a mi asiento y puso frente a mi el enorme ramo, no dijo mi una sola palabra, se alejó y se puso frente a la pizarra, como si fuese  profesor. Cuando pensé que ya no se podía más espectáculo, apareció una manta color negra colgada, era del largo de toda la pizarra, tenía unas letras blancas, pero como soy más ciega que un topo, no alcance a leer nada, todo el grupo grito, cosas que no era posible entender. De pronto todo el mundo canturreo una melodía que acababan de inventar.

El fenómeno y la papa son novios.
El fenómeno y la papa.

A lo lejos podía escuchar varios comentarios de mis compañeros tales como.

—¡Tal para cual!
—Pero mira que tonto se ve eso


Sentía la mirada de todos sobre mi.
Me puse de pie y camine en dirección a la pizarra, el bullicio dentro del aula era cada vez mayor. Me puse las gafas y mire el significando de aquellas letras blancas.

Zoey ya te lo he demostrado más de una vez, te quiero mi vegetal andante.

Me era imposible articular palabra alguna. No era la primera vez que Alex me hacía pasar esta clase de humillaciones. Mi cuerpo reaccionó antes de que mi mente pensara en una idea. Di un paso al frente, dos, tres, cada vez estaba más cerca, me pasé de largo a Alex quien me miraba confundido, me conocía bien y sabía que haría algo, o rompía algo o golpeaba a alguien. Llegue hasta la manta, y en un acto de irá incontrolable, tire de la manta con todas mis fuerzas, esta cayó al piso, todos se quedaron callados, nadie decía ni un sólo insulto más. Una vez  que la manta cayó al piso, me giré hacía Alex quien miraba con cara de asombro.

—Alex, por favor, ya habíamos hablado de esto, te lo he dicho infinidad de veces—

—No me voy a rendir, ¿Lo sabes no?—Creo que tanto el como yo estábamos acostumbrados a este drama, todos los días había una discusión similar, y por lo menos una vez a la semana organizaba una declaración de amor, fallida por supuesto.

—Alex, hablando con franqueza, ¿Porque haces esto?, no lo entiendo, si ya sabes lo que te voy a responder ¿Para que perder el tiempo?—Replique divertida. El era mi mejor amigo, y a pesar de haberme confesado que sentía atracción hacia mí tratamos de continuar con todo normal, la verdad nos llevábamos muy bien, la pasaba de maravilla, y creo que el manejo la situación perfectamente, no mencionaba en el tema para nada, hasta que volvió Aleph, el le metió ideas sobre intentar llevar las cosas al siguiente nivel, fue ahí cuando empezaron las declaraciones de amor, y además de eso, seguimos siendo de amigos.

ZoeyWhere stories live. Discover now