Capitulo 21

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Tendría que haber adivinado que su estancia en el colegio iba a ser todo menos pacífica.

La mesa de Gryffindor rugió eufórica, mientras que aplausos más cordiales se escuchaban de Ravenclaw y Hufflepuff, y un silencio tenso se propagaba en Slytherin.

Camino hasta la mesa que la recibía con palmadas en la espalda. Entre la muchedumbre pudo identificar a los gemelos.

—¡Haz tardado una eternidad! —vociferó George.

—¡Debes de ser uno de los tiempos más largos! —clamó Fred.

Adhara sonrió, pero no tenía idea de que hablaban, para ella todo había parecido cuestión de segundos.

—No he tardado tanto —refutó.

—¡¿Que no?! —dijeron a la par con incredulidad.

—Haz tardado al menos quince minutos —le informó Fred.

—Empezábamos a temer que hubieras averiado al sombrero seleccionador —bromeó George.

—¡Adha! —exclamó una recién llegada voz— que alivio tenerte en Gryffindor.

—Gracias Charlie —agradeció tomando su mano.

—Una lástima que no seas un año mayor, pudimos haber formado el mejor equipo del siglo

Adhara rio.

—Pero eso no los va a detener de ganar este año ¿Cierto?

Charles Weasley soltó una sonora carcajada.

—Por supuesto que no —concordó—. Fred, George —llamo a sus hermanos con advertencia— no la metan tan rápido en problemas.

Ambos jadearon ofendidos.

—Nunca haríamos algo así —proclamaron dramáticamente.

Charlie se limitó a negar, estaba seguro que los gemelos ya habían planeado una jugarreta mucho antes de pisar los terrenos del colegio, y a pesar de sus palabras, poco creía en que fueran aguardar un par de semanas antes de inundar el colegio en caos.

Adhara recibió otra decena de felicitaciones de desconocidos antes de poder sentarse a ver el resto de la selección, para cuando terminó, el director Albus Dumbledore dijo unas cuantas palabras poco elocuentes y recordó por insistencia del celador, Argus Filch, las reglas a seguir durante su estancia en el colegio.

George y Fred parecían orgullosos, y entre susurros le explicaron Adhara que la mitad de las prohibiciones llevaban su nombre, el año anterior habían hecho un tormento la vida de Filch, y sin duda aquel no sería la excepción.

—Y tú vas ayudarnos —le dijo Fred.

—No tienen compasión —acusó entre risas Adhara.

—Oh créenos, la tenemos —asintió George.

—Solo que no por Filch —aclaró Fred— el hombre a estado detrás de nosotros desde la broma de las bombas fétidas.

—Y ni siquiera fue para él —contó George— pero le encanta castigar alumnos, incluso por las cosas más tontas.

—Así conocimos a Lee, le castigó junto a nosotros por reírse de él cuando encantamos sus botas para que rechinaran como un corcel cada que daba un paso.

—Si me lo preguntas ¡Se veía majestuoso! —exclamó Lee sentándose junto a ellos.

Los cuatro rieron.

Adhara BlackWhere stories live. Discover now