Conociendo a mi destino

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  Contado por Charlotte

     

Contado por Charlotte

Siempre correr atrás de lo que pienso, no era un pecado o ¿sí?, satisfacer lo que sentía era lo único que me importaba aunque eso me llevaba a perder amigos o hasta familiares. Pero empezaba a odiar esa sensación que recorría dentro de mi pecho, era como si poco a poco me ahogara, mi respiración no funcionara más y nadie estuviera para salvarme de mi propia destrucción; parar significado que no conocía, me sentía con una fuerza indetenible a punto de chocar contra un objeto inamovible, hasta que ella apareció como una luz en un cuarto oscuro. Parecía estar absorta en sus pensamientos tal vez pensando que se encontraría mas allá de los muros que le rodeaban o que aventuras deparaban a su llegada, no importa que fuera quería conocer a aquella muchacha que robo mi atención en tan solo un suspiro.

Vestía una camisa de evanescen y unos jeans un poco roto, un cabello tan largo y amarillo que el mismo sol lo envidiaba, y sus ojos - ¡Oh por Dios, que ojos! - parecían una laguna de lo claro que eran, pero como todo sueño, llego a su fin, era momento de irse, tomo sus cosas y se marcho.

Con una tranquilidad que no sentí desde que la vi recogí el bolso de mi derecha y los bocetos que ocupaban la mesa, el chocolate que queda tibio en aquel vaso de polietileno terminado en grandes sorbos y acomodando la camisa que había subido unos centímetros hice la caminata a la Universidad.

Las clases como siempre aburridas, las horas pasaban y pasaban sin dejar huellas mientras los profesores nos platicaban de nuestros futuros, una que otra vez escuchaba entre susurros escapados las voces de aquellos compañeros que jamás tome la molestia de conocer. Faltaba poco para terminar las clases, mis dedos tamborileaban en la mesa de madera mientras mi concentración era toma por un hilo que dañaba la bonita camisa de ese día cuando el ruido de sillas arrastradas me indicó el fin de la clase, quería volver a casa o ir por diversión pero una falta más en el taller de arte y no conseguirá esos puntos extras que necesitaba.
Quizás fuera gigantes la estructura de este lugar pero curiosamente todo por donde me movía estaba a simples zancadas, aunque realmente lo poco que llevaba en este país no me había ayudado al sentido de orientación por lo cual llegué retrasada y suspire sabiendo que se vendría una discusión con aquel profesor que digamos no me tenía entre sus favoritas.

-Pero miren quien llego, si no es más que nuestro prodigio Charlotte- Mientras sonreía burlona mente al ver que los estudiantes nos miraban-.

-Lo siento profesor es que no encontraba las ganas suficientes para ver su hermoso rostro- Mientras esa sonrisa desvanecía de aquel hombre tornándola en una mueca más seria-Bueno si no le importa me iré a mi lugar.

- No más bien espero que no le moleste compartir puesto con una novata, ya que con sus faltas pensamos que se retiraría y preferimos colocar a alguien que tal vez lo valore más- Volvió aquella pequeña mueca que ponía cuando creía a ver ganado. -¡Como lo odio!- Dije para mis adentros- No será ninguna molestia, me encanta compartir con nuevas personas- Me di la media vuelta y susurre-Joder maldita la suerte que tengo, ahora tendré que aguantar a una idiota.
Para mi sorpresa aquella joven me había escuchado y por si no fuera eso ya mucho, no era nada más que la chica de aquella cafetería. Sus pantalones estaban tintados por los colores de su cuadro, sus dedos y sus mejillas no solo eran acompañados por un gesto disgustados sino también por salpicaduras, era una imagen tremendamente encantadora; con la cabeza al piso me senté y mirando al lienzo que ella tenía vi un paisaje que robaría suspiros solo si sus árboles no parecieran los de un niño pequeño al mando de unas crayolas.

Esto no me podía estar pasando, en serio no importa que intentará para lograr entablar una conversación, ella me trataba como la propia cretina en la que me había comportado, suspire al termino de esas horas y sin más me resigne a su perdón y al termine la hora me marche a mi casa. La soledad de mi piso me recibió, aroma a naranjas y cuero me recordó que tenía que limpiar de nuevo, camine despacio entra la oscuridad que me otorgo el hecho de no querer prender la luz y siguiendo mis recuerdos llegue al baño donde tome una ducha fría, me vestí con un jean oscuro, una camisa blanca y la chaqueta que combinaba con el pantalón y los zapatos del mismo color. Hoy era mi turno en el bar, un trabajo que era tan agotador y tan satisfactorio por la cantidad de números que terminaban en mi teléfono, el quizás y esto me sacaba de la cabeza los sucesos de la tarde.
Llegue al bar y como todas las noches estaba abarrotado por hermosas mujeres, intente pasar entre ellas sin distraerme hasta que fui traicionada por mis instintos y comencé a hablar con una chica muy guapa-Esta me la llevo a la cama dentro de unos minutos-pensé. Me quede unos segundos más intentando adivinar el color de ropa interior que me facilitaría el número de celular de la chica en cuestión, su reto no el mío, hasta que Shane me encontró y empezó a espantarla para que fuera a trabajar no antes de escuchar uno de sus sermones. Atendí como todas las noches mientras filtraba con una que otra chica para conseguir que compraran mas tragos y como mi hora de turno ya terminaba me iba cambiar para regresar a mi casa, entre a un cuarto atrás del bar que usualmente se usaba para sexo o simplemente nos cambiábamos, no era ningún secreto para los pocos empleados de ahí, rápidamente ubique mis cosas y procedí a vestirme con la camisa de repuesto antes que alguien llegara.

-Epa bomboncito te irás sin despedirte- la voz de Shane resonó en aquel espacio, era la dueña de aquel lugar y con quien se podía decir tenía una amistad con beneficios.

-No te han dicho que es malo entrar sin tocar-respondí mientras me colocaba la chaqueta

-Porque no te quedas a dormir hoy en el bar- acercándose- juguemos un rato.

-Tengo que amanecer -sin darme cuenta que esta se había quitado la camisa- tal vez otro día guapa.

-Venga no ves que me la debes-me abrazo por detrás de la espalda y uno labios se movían por mi cuello.

-Vamos deja de jugar que no te debo nada-mientras que evitaba que sus manos desabrocharan mis jeans, pero era algo difícil cuando tu cuerpo te traicionaba.

-Claro que sí, no ves los celos que me haces pasar cada vez que te pones a ligar con cuanta chica se te atraviesa.

- No somos más que sexo-volteo y la empezó a besar, primero lento mordisqueando sus labios para luego pasar mi lengua como alivio de mis asaltos, me divertía escuchar como su respiración se exaltaba con cada segundo que pasaba; tomo mi camisa y sus manos exploraron lo que escondía debajo de esta, bordeando mis senos y tanteando el borde con carne suave que escapaba del sujetador para después exponer mi torso descubierto al escrutinio de una boca hambrienta.

-no seas brusca-murmuro.

- La besé - jamás lo he sido-respondí mientras la tiraba mientras que su cara enrojecida pedía que no parara, quite sus jeans y su ropa interior, baje entre lametones siendo alentada por unas manos desesperadas que al ubicarme en donde necesitaba me retuvo y yo con una sonrisa deje salir un suspiro caliente que logro que emitiera un gemido, como me encantaba hacerla sufrir ignore sus suplicas y volví a subir a su cuello, la bese hasta llegar a su oído y darle un pequeño mordisco que logro sacar otro gemido un poco más fuerte, mojada con una disposición a mis caricias fui recibida para que con un empuje mis dedos robaran el aliento de mi amante de esa noche quien tan salvaje como mis ganas no dudo en marcar mi espalda, pedí que se relajara y proseguí a moverme cada vez más rápido hasta que se vino por completo .

-Ahora te toca a ti- sabía que no abría esta noche otro round pero igual intentó probando su suerte, sus ojos brillaban junto con su piel y la respiración entre cortada delataba lo fuerte que había llegado.

- Lo siento bella, el juego termino es hora que me marche -colocando mi camisa en su lugar y abrochando los jeans retrocedí de la mujer que no se veía nada contenta.

- Espera aún no terminamos-intento tomar mi brazo, lo esquive y salí lo más rápido que podía mientras me despedía de las chicas de la barra y me marche.
Ya en mi casa me arregle para dormir luego de otra ducha pero no logré que el sueño llegara, así que me levante y me acerque a la ventana a contemplar la luna, no podía sacarme aquella chica que vi en la cafetería y que hora después se encontraba en mi clase de dibujo, una sensación extraña causo esa chica en mi, que incluso el sexo con Shane no me pareció tan divertido. Era algo insólito pues como podía ser esto, ella la chica con que todos soñaban se acostaba conmigo razón por la cual debía estar volviéndome loca y por otra parte aquella chica que ni su nombre conocía me creía una cretina, de lo cual no se equivocaba -sacudí mi cabeza evitando perderme en mis pensamientos- quizás solo sea algo de momento, mañana tendré su nombre y veremos qué pasa.

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