Capítulo 9- Te quiero y punto.

17.8K 597 7
                                    

Los días se me están empezando a escapar. El 29 de julio se está terminando ya. Miro mi reloj de muñeca blanco y dorado. Son las diez y cuarto de la noche. Me levanto del sofá donde me había sentado y anuncio en voz alta que me voy a mi habitación porque estoy muy cansada. Mis padres me dan las buenas noches y me informan que saldrán a dar una vuelta. A mí no me apetece, subo corriendo. Todavía llevo la ropa con la que he salido hoy. Un peto vaquero con una camiseta de color rosa y las converse a juego. Me siento en la cama sin cambiarme siquiera. Tampoco me apetece. Me acurruco, abrazando la almohada. Entonces, suena mi móvil, me lo quito del bolsillo. Es Jesús. 

-¿Hola? -Contesto. No puedo ponerle ánimo a mi voz porque no lo tengo. 

-¿Estás bien?

-Sí- Disimulo- Solo estoy cansada. ¿Por?

-Te iba a decir si bajabas, pero ya veo que no tienes mucha energía.

-No me apetece bajar pero... ¿No podrías venir tú? Entras por detrás y ya está, mis padres han salido a tomar algo.

-¿Me das permiso para saltar el muro entonces? -Intenta bromear él. 

-Sí, saltalo, porfa. -Suplico yo.

A los diez minutos Jesús está sentado a mi lado. 

-¿Qué te pasa? 

-Nada, pero estoy cansada- Repito.

-Venga, no me mientas por lo menos. 

-Bueno, también estoy un poco triste- Confieso finalmente.

-¿Por qué?

-Por que hoy es día 29. 

-¿Y?

-¿Cómo que y? -Me sorprendo yo- ¡Cada vez queda menos para que tenga que hacer la maleta!

Jesús me aparta el pelo de la cara y me da un beso en la mejilla. 

-¿Te preocupa que se te arruge la ropa en la maleta? -Bromea él.

Suelto una carcajada irónica mientras me incorporo.

-¡Eres imbécil! -Grito- ¡Me preocupa que te empiece a gustar otra mientras yo estoy a 600km de aquí!

-Te debería preocupar más lo de la ropa- Ríe Jesús, poniendose en pie y tendiendome la mano- Ven, anda. 

Y me levanto solo para abrazarlo con fuerza.

-Te quiero- Me dice él al oído- ¿Lo sabes no?

-Sí -Digo, mientras asiento con la cabeza- Y yo a ti. Pero...

-Eh, no hay peros que valgan. Te quiero y punto. Y tú a mí. No hay más que hablar. Ahora vamos a dar una vuelta. Dani está en casa de Sandra con Laura y estos. Venga.

Hago un puchero y él me da un beso. Y otro. Y otro. Me quedo quieta, esperando el cuarto, pero Jesús tira de mí hacia la calle. Yo me mantengo en mi posición y él acaba por cogerme en brazos y obligarme a salir de la habitación.

Al final acabo sonriendo y caminamos entre bromas y besos hasta la casa de Sandra, que está solo una calle más alla de la mía. 

-¡Te echo una carrera! -Grito yo de improviso. 

Jesús no se lo espera y tarda un segundo en reaccionar, lo que aprovecho para cogerle ventaja. Consigue agarrarme por la cintura antes de que yo entre en casa de Sandra.

-¡Que tramposa eres! 

-¡He ganado! -Río con ganas, girandome hasta quedar frente a él- ¿No hay premio?

-¡Ya me dirás que premio puedes querer teniendome a mí!

Y entonces le doy un beso y los dos sonreímos.

***

Estoy sentada con Sandra en el jardín. Nos hemos hecho muy amigas estas semanas. Dentro siguen los gemelos con Elena, Laura, David y Pablo. 

Sin que nos lo esperemos, Dani y Jesús salen corriendo y nos agarran para tirarnos a la piscina. Intento defenderme entre risas y veo como Sandra hace lo mismo, pero es complicado y al final acabamos los cuatro en el agua después de unos minutos de pelea en el borde. 

Voy a echar mucho de menos momentos como este.

-Joder- Ríe David, que sale al escuchar los gritos- Estais para foto. 

Soy la primera en salir del agua, pero vuelvo a meterme en seguida. Los otros cuatros observan la escena desde el cesped, entre risas. 

-Jo, que frío hace ahora fuera. -Protesto, quedandome en la piscina. 

Dani me salpica y yo intento ahogarlo. Él me agarra por la pierna, haciendo que me hunda de golpe y yo le pego un manotazo y le grito "capullo" en cuanto salgo a la superficie. Él vuelve a hundirme y Sandra intenta defenderme. Las dos peleamos contra Dani y Jesús sale en su defensa. Aquello es una guerra en los que todos intentamos salpicar la mayor agua posible mientras nos morimos de risa.

Diez minutos más tarde, entre más bromas y salpicaduras, acabamos todos en el agua.

***

Cuando se nos hace tarde, volvemos a casa, los tres empapados y entre risas. Mis converse hacen un ruidito caracteristico cada vez que doy un paso y eso me haace reírme aún más. Dani observa con lástima los cinco euros  que llevaba en el bolsillo cuando se cayó al agua y Jesús escurre su camiseta un par de veces. Pero el caso es que vamos por la calle riendonos como nunca. 

Cuando entro en mi casa, el 30 de julio está más que comenzado ya

-Repite eso- Jesús y Daniel (Gemelier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora