" Armadura de Guerra "

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Tomo un respiro, boqueo hasta sentir  el aire frío inundar sus pulmones, carraspeo y sin embargo, no se dio por vencido, retomo el trote echándole un vistazo al contador de kilómetros que llevaba en su brazo, le faltaba un tramo para concurrir su recorrido. Culmino en la cima  de la pendiente, desde allí se apreciaba el oleaje bravío del mar,  volcó la vista en el espectáculo y  relució una margarita en su mejilla izquierda, era algo digno de retener en la retina hasta el final de los tiempos. El mar imponente que todo trazaba como una línea sin final - un manto alucinante, como su amor por Helena -  en su cabeza se dilucidaba la misma interrogante

 - ¿Cómo dos corrientes tan distintas se mezclaban en una danza de espuma envolviéndose formando una nueva alianza, dando vida a una inquieta marejada que culmina rozando los granos de arena caliente? -  Simple dejaban de ser rivales, se convertían en presas para ser dominadas y volverse parte de la más fuerte, así moría la bravura de una para fundirse en la otra...Eso era él en los brazos de Helena, su valentía, su condición de ser independiente se perdía entres sus suspiros y las palabras de amor... Moría cada vez que la amaba y renacía cada vez al despertar a su lado. Echo un último vistazo al horizonte y se despidió en silencio, era tiempo de luchar por ser un hombre absolutamente libre.

Helena regreso a la habitación en busca de pantalón de chadal, las piernas descubiertas no eran lo más adecuado para una reunión de trabajo, sobre el centro de la cama vio un sobre con la letra de Andros, el corazón se desboco dentro de su pecho, el miedo la embargo por completo. Respiro hondo, necesitaba calmarse, asumir no es igual a conocer.... la única respuesta a sus interrogantes estaban al alcance de su mano.

A mi mujer:

Te sonara como el lenguaje de un enajenado mental,  utilizar un adjetivo posesivo y abrasivo para alguien tan frágil, sonaras tus alarmas internas y casi puedo ver tus dedos moverse por miedo, pero como no llamarte Mi Mujer si tu naces de mi costado, no de mi costilla, sino desde mi corazón.

 Helena cómo intentar ser de alguien, si  soy tuyo desde que existo. ¿Creíste que alguna vez fui de Dios?... sería mentirle a lo más sagrado de este mundo, Él conoce mis miserias, pero jamás he negado que mi corazón solo palpita bajo tu embrujo. Su casa fue mi refugio, su palabra fue mi guía,su doctrina mi razón de ser mejor, pero mis latidos sólo eran tuyos.

Estuve enfermo de amor tantos años que dude si  este sentimiento era más una locura que la razón, pero si te soy sincero no pretendo recuperar la cordura , prefiero morir creyendo que soy un loco feliz que respirar lejos de tus brazos. Recuerdo los años de exilio y aún veo al hombre que dibujaba tu nombre en la arena esperando como guardián que las olas no se llevarán los rastros de éste, que la espuma fuera benevolente  de apoco arrastrara  cada una de las letras permitiendo la pre valencia del recuerdo y la esperanza de retenerte en mi mente un poco más.  

Fui un naufrago, un errante, un hijo perdido, un miserable sin cura, pero a pesar de todos mis males, fui un hombre hecho de amor . Me sumergí en esta intrépida tarea de retenerte, de desviar ese ímpetu tuyo de ausentarse de esta realidad por miedo a mantenerte viva y alerta, como un caudal constante que confluye al mar.

Te dibuje en mis recuerdos....  Te hable de mis miedos en mis sueños.... Te hice mía antes siquiera de Tocarte .... Te amo Más Allá de Mis Letras


Teo se sujeto el puente de la nariz, para que no se le escapara el bufido de frustración que lo dominaba, se removió incomodo en el sillón de su escritorio,  el mensaje recibido por la mañana lo dejaba en ascuas , no eran desconcertantes las líneas que contenían sino la firma de quien las emitía. El abogado del prelado solicitaba  una cita con urgencia para informar la situación del Presbitero Andros Hertz, dedujo por la pulcritud en sus palabras que no era una visita cortes, sino, más bien, para informar del estado de guerra declarado  ante la petición de la despensa clerical , estaba convencido el conflicto se  daría sin treguas y que los damnificados no serían otros que Andros y Helena.

Se puso de pie y camino hacia el ventanal de su oficina; la pregunta recurrente circulaba otra vez en su cabeza - ¿Por qué ellos no tenían derecho a la felicidad?-  A caso era tan efímera, que se dibujaba como una simple promesa  que seguía rodando de mala manera para su hermana Helena o era tan codiciada que debían enfrentar siempre obstáculos cuesta arriba. "Si la armadura de su amor superaba el fuego del infierno , la eternidad seria de ellos" 

Ante él se presento la figura de un hombre pulcro y con muchas mañas, imponente y a la vez de un halo poderoso, no era menos esperar del episcolado enviar a su mejor carta para dar el parte de aviso, una carta blanca de tregua, antes de dejar ver las garras.

Tomaron asiento frente a frente y por un momento Teo sintió un nudo en la garganta, dando paso al miedo de sentir la tormenta desatada.

- Desde ya hace tiempo busco  a  Andros, he intentado contactarme con él, pero  no contesta los  email ni su teléfono, es imperioso que pueda localizarlo - El tono imparcial en sus palabras no era más que una simple estrategia, Teo manejaba el mismo tipo de juego y no se dejaría vencer con tanta facilidad.

Bebió otro sorbo de café y no perdió ni un momento la compostura ante las interrogantes que se le planteaban, como dar referencia de alguien que no había dado señales de vida. Entonces como un brillo dentro de la oscuridad, lo entendió, acudían a él porque sabían de la existencia de Helena... el cielo se caía a pedazos ante sus ojos.

- Lamento no poder ser útil, pero Andros no se ha contactado conmigo desde hace un tiempo - Su voz sonó sincera, más no era su respuesta absolutamente fidedigna.

- ¿Está seguro? , tal vez, ¿su hermana pueda dar razón de él ?-  Hizo una pausa que le pareció un ademán de tortura, los ademanes estudiados cavilaban su respuesta   - Estamos en conocimiento que la srta. Helena es muy importante para él -  La sorna en su mirada lo dejo atónito, la inquisición eclesiástica había desaparecido, pero los sabuesos de caza jamas dejarían de proteger a la Madre Iglesia de ser la comidilla del pueblo. 

El tiempo de las rosas se marchitaba, el camino de espinas comenzaba a ser trazado..


Más Allá de las LetrasWhere stories live. Discover now